Tengo
un lunes muy espeso y comparezco brevemente aquí para saludar y dejar
constancia de ese atasco mental. He cruzado el charco por segunda vez en quince
días y me he dado otra buena paliza, pues el miércoles viajé hasta Bucaramanga,
Colombia, y ayer por la noche ya estaba en casa de vuelta. Buena gente por
allá, actividad interesante y debates de los que me entretienen. Pero el cuerpo
ya protesta un poco y hasta el estómago se contagia de turbulencias. Son sitios
bien extraños los aeropuertos y hay épocas en que uno ve su casa como el lugar
donde se aguarda entre vuelo y vuelo. Y qué decir de los aviones mismos, en esos
vuelos transoceánicos que siempre empiezan con el rezo para que al lado no
caiga nadie ni muy gordo ni que huela mal ni parlanchín. Ni un bebé, por
supuesto.
Esta
vez, ayer a la venida, me convencí durante un buen rato de que a los niños más
pequeños habría que prohibirles volar o, si resulta demasiado drástica esa
medida, cobrarles bien caro el billete, qué demonios. Porque a ver, por qué
diantre tienen los papás que meter a un pobre enano que aún no habla en un
avión durante diez horas o más, qué falta les hace y por qué eso no se tiene
por abuso. ¿Para enseñarlo a los abuelos del otro lado? Pues que lo visiten
ellos, ya te digo. De los nervios me puso un pequeñín que a grito pelado
lloraba y lloraba desde que partió el avión de Bogotá. Me venía el sueñecillo compensatorio y a la primera cabezada el maldito volvía a bramar, llanto
desesperado. Así unas dos horas. Durante la primera fantaseaba yo con
prohibiciones, castigos, suplementos y tasas para esos padres desalmados. A la
segunda ya era mi mente una orgía de sangre y un canto a Herodes. Al fin el
pequeñín calló, no sé si agotado o muerto por mano de pasajero, y me fui
quedando plácidamente dormido. Ni un minuto pasé así, pues al cretino que
llevaba al lado me despertó de inmediato porque le vino la gana de ir al baño en
ese momento. Justo en ese momento, el jodido no tuvo tiempo mientras el niño nos
tenía despiertos. Con lo que reflexioné sobre lo sabia que es esa medida de no
dejarnos volar armados ni de cortauñas siquiera.
Pero
qué digo niños ni qué aviones. En el vecindario casero las cosas también están
para un par de revoluciones. Vivo en una urbanización cómoda y amable en la
que, por supuesto, a casi todos los niños les compran perro sus papás. Cómo vas
a negarle un chucho al chiquitín de tus entretelas. Vale, nada que objetar, por
mí como si les ponen una serpiente pitón a juego con más de un alma infantil.
Pero resulta que uno que hace cuatro o cinco meses era un lindo cachorrillo ha
crecido y ha descubierto que su más íntima vocación es el ladrido. Se gasta el
chucho un vozarrón de contratenor rabioso y pasa las horas a ladrido limpio, estratégicamente
colocado por sus dueños en la terraza para que todos podamos disfrutar de
sus arias a la luna, de noche, y al sol, todo el día. Reconozco que no me afecta mucho, pues con semejante
runrún canino me vienen como ecos de la infancia y me traslado en sueños a
Ruedes, pero tengo vecinos que están a punto de abrirse las venas o de
comprarse un fusil con mira telescópica.
¿Qué
se puede hacer con un maldito can que no deja dormir a la gente inocente? Cada poco
sale alguna sentencia judicial en la que se condena a familia con hijo que toca
el piano, pues tanto ensayo molestaba a algún vecino y hubo que indemnizarlo.
Pero me apuesto una merienda buena a que los perros y sus dueños de igual
camada están más protegidos que los pianistas y a que se fallaría que el animal
tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad a ladrido limpio.
En
fin. Y como mi mente naufraga en un mar de nieblas mañaneras, me pregunto si en
el País Vasco ganó la izquierda. Creo que sí, pues entre la izquierda hay
acuerdo en que el nacionalismo es de lo más progresista que tenemos. Con
Cataluña y lo que será aplastante victoria de CiU se consumará el éxito del
progresismo y tendremos que empezar a pensar que qué bien y que ahí van a por
todas los parias de la tierra que no sean gallegos. Si yo fuera militante del
PSOE me estaría preguntando quién, cuándo y cómo se la metió doblada (con
perdón) a ese partido. Tengo mis hipótesis, pero no las voy a compartir con
nadie. Que piensen ellos.
Totalmente de acuerdo con su queja de los libros y los perros. Por desgracia no creo que las sentencias condenatorias de pianistas sean tan habituales. En todo caso si se dictan son después de años de pleitos judiciales y de estar aguantando, aguantando… y no solo por dormir, también tenemos derecho a leer, a hablar o a mirar al cielo sin música de fondo. Como jurista yo le hago una pregunta ¿la inviolabilidad del domicilio no incluye a las ondas sonoras que son continuas y persistentes? O dicho de otra forma si mi vecino tiene un piano porque soy yo el que tiene el problema y no él.
ResponderEliminarPor cierto sobre el tema de los niños, se ha publicado hace poco el libro de Cómo ser una mamá cruasán de Pamela Druckerman, (trata de algo que ya observó usted sobre los niños franceses) que creo no estaría de más hacerle un poquito de publicidad de cara a los regalos Navideños.
Saludos.
Por dios,vaya entrada, quise decir su queja de los niños y los perros.
ResponderEliminar¡...ocho, nueve y diez! vencedor por KO en el 4º asalto Juan Antonio "Maravilla" García Amado.
ResponderEliminarEste es el veredicto que he considerado justo utilizando un símil boxístico tras leer el libro "Un debate sobre la ponderación" Palestra editores que presenta un debate académico entre Atienza y Garciamado.
Los dos catedráticos se tenían ganas, sin duda, aunque en las declaraciones y en las ruedas de prensa previas al combate se mostraban gran respeto y alta consideración a sus respectivas cualidades incluso se mencionaban como amigos,se vislumbraba que tenían atragantado algo el uno del otro más bien atravesado en la garganta.
En los últimos seminarios o conferencias en los que se encontraban el pique flotaba en el ambiente de tal modo que a sus respectivos promotores no les quedó más remedio que encerrarlos en el cuadrilátero ya que ninguno de los dos rehuye el combate y era el enfrentamiento más deseado, de hecho cuando en un cartel se anunciaba a Atienza rápidamente los asistentes miraban a ver si estaba invitado también Garciamado para frotarse las manos y en caso contrario la velada no iba a ser lo mismo.
Sus respectivos grupos de trabajo en Alicante y en León lo tenían también muy claro, los de León decían que haciendo su trabajo como siempre le iba a noquear no porque lo dijeran ellos sino porque lo decía su carrera y los de Alicante opinaban que de esta el se va y tu te quedas para siempre.
Y llegó el gran día,comienza el combate con la salida esperada de Atienza (A vueltas con la ponderación) un boxeo poco directo lleno de esquemas, premisas, racionalidades y ponderación a barullo.
La respuesta de Garciamado en el segundo asalto (Sobre ponderaciones debatiendo con Manuel Atienza) es suave con un ejemplo asequible para cualquier lector, luego "tortura" a Atienza con golpes precisos y Atienza se da cuenta que su "peso en la balanza" le costó darlo para subir al ring, le planta en la cara golpes que hacen aparecer una hinchazón en forma de "R" y le desarbola al final del asalto con párrafos excelentes(pgs 83 in fine y 84).
En el tercer asalto (Carta sobre la ponderación) la esquina de Atienza sabe que está roto y trata de despistar al público bailando alrededor de Garciamado viendo a Garciamado en forma de "Falacia" presentado ya síntomas de estar grogi lo cual reconoce (pag 92 "No se sinceramente si es el mejor ejemplo posible para discutir sobre la ponderación..."; pero sin duda tira de la calidad que tiene un grande para intentar jugársela a cara o cruz (pag 104 "...si lo que quieres decir es que nunca sería legítimo entender que hay una laguna axiológica...en que supuestos cabría hacerlo."), pero termina el asalto dirigiéndose al rincón con la mirada perdida.
El cuarto asalto (Respuesta a la epístola de Manuel Atienza) es simplemente una ejecución, Garciamado se quita las falacias de encima y se lía a palos detrás de Atienza dibujando con los golpes una serie de "Tesis" que mandan a Atienza "más allá" completamente KO.
Desde el hospital cuando despierta Atienza , el árbitro le ha contado 10 pero se lo han tenido que llevar a observación (Contestación a la carta de Juan Antonio García Amado)y pide la revancha, que por desgracia para el tras este repaso ya muchos no queramos ver pues tenemos claro quién es el campeón.
La experiencia de cruzar el Atlántico en diagonal con un crío de dieciocho meses... es única también para el responsable. En 'mi única vez', el crío durmió plácidamente las horas de la soleada tarde. Apenas se entró en la noche, se despertó inmediatamente con grandísima curiosidad y actividad. Y cuando tras las zarandajas de la pseudocena se hizo oscuridad en la cabina, descubrió inmediatamente el botoncico del apoyabrazos que enciende la luz de lectura. "¡Tú!" (grito con entusiasmo). "Sí, luz" (respuesta en voz queda y calma, apagando). Tras seiscientos-setecientos ciclos de lo mismo, estábamos ambos razonablemente cansados. O mejor dicho - yo lo estaba de veras (aparte de atemorizado de que los vecinos de área nos echasen al mar, barbarie que no hubiera carecido de su puntito de razón), pero el crío sólo lo parecía; pronto empezó a descubrir nuevas cosas...
ResponderEliminarRespecto a lo del País Vasco en particular y lo del PSOE en general. Predeciblemente, el PSOE se esta yendo a la mierda a gran velocidad - se constituyó en copia mala del PP, y el votante de derechas prefiere lógicamente votar el original. El votante que piensa, en cambio, está comprendiendo, de forma igualmente predecible, que hay formas de intervención política mucho más interesantes que el voto.
En cuanto a lo de Bildu, tiene un poco más de miga. Recordemos una observación de Heisenberg que cito de memoria: lo contrario de una proposición simple verdadera es una proposición simple falsa, pero lo contrario de una verdad profunda puede ser otra verdad profunda. Con una pequeña transformación lógica, aquí tenemos este segundo caso. Se trata de una resonante derrota de la izquierda, por razones evidentes (y no ciertamente representadas por el batacazo del PSOE). Pero al mismo tiempo es una devastadora derrota de la derecha, y en concreto de su aberrante 'ley' de partidos. Agradézcasenla pues en partes iguales a Aznar y a Zapatero, los dos líderes de la derecha de los últimos años.
Salud,
jjajaja, curiosa esta entrada... que todos más o menos compartimos. Lo propio de un bebé es llorar y de un adulto gruñir, a mayor edad, mayores gruñidos... si es que en el avión uno se da cuenta de que la normalidad, si es que existe, se quedó en tierra..
ResponderEliminarLo de hacer callar al pianista con las sentencias viene a ser un Casablanca que se va.
ResponderEliminarLo otro, lo de Bildu, no deja de ser una victoria de la democracia. Ni siquiera Kelssen estaba de acuerdo en imponer la demócrata convivencia a quien no quisiera así con-vivir.
Pero lo de Galicia si impone una reflexión porque al final convertiremos a la democracia en un abuso de la estadística.
Ese niño llorón, esos años que van pesando...
Un saludo.