17 abril, 2013

Kelsen contra Hayek

El otro día, en Medellín, volví a explicar a una sorprendida audiencia que Hans Kelsen no sólo era un gran demócrata y un excelso teórico de la democracia, sino que, además, sus posiciones políticas no andaban muy lejos de las de la socialdemocracia europea. Al llegar a este punto siempre cuento el ataque de Kelsen a las tesis de Hayek sobre la incompatibilidad entre socialismo y democracia, y en cada ocasisón hay alguien del auditorio que, incrédulo por manipulado, se apresura a pedirme la referencia correspondiente.

Pues ahí va la referencia, junto con lo que sobre dicha polémica exponía yo, en nota a pie de página, en mi ya viejo libro "Hans Kelsen y la norma fundamental":




Es de sumo interés y de plena actualidad la polémica que Kelsen mantiene con Hayek en 1955 (Cfr. Demokratie und Sozialismus, especialmente pp. 176ss). Éste, F. Hayek, proclamaba la total incompatibilidad entre democracia y socialismo. Kelsen se pregunta si tal compatibilidad es posible o no. En primer lugar, afirma que las libertades positivas o políticas (libertades de participación de los gobernados en el gobierno) son plenamente compatibles con el socialismo. La duda es si también lo son las otras libertades esenciales a la democracia, las negativas, las que consisten en la exención de coacción, en la garantía de ciertos derechos humanos básicos. 
La duda proviene del hecho de que el socialismo, con su componente de planificación económica y centralización, es incompatible con la libertad económica. Ahora bien, hábilmente argumenta Kelsen que no puede ser esa libertad económica la clave para que exista democracia, pues de lo contrario habría que concluir que ya no hay democracia en el siglo XX, pues también en los países capitalistas se ha ido imponiendo la regulación jurídica de cada vez más aspectos de la vida económica. "Lo esencial para la democracia -dice Kelsen- no es la libertad económica, sino la libertad espiritual: libertad de ejercicio religioso, libertad científica y libertad de prensa" (ibid., p. 177). La cuestión crucial es, por tanto, si estas libertades son o no posibles en el socialismo. Y aquí hace uso Kelsen de un argumento sumamente perspicaz, pues dice que la afirmación de Hayek en el sentido de que tales libertades y la democracia sólo caben en cierto régimen económico, el capitalista, y no en el socialismo, manifiesta un determinismo económico muy próximo al del marxismo y hace uso del mismo esquema de estructura económica y superestructura política y jurídica determinada por aquélla. 
Por contra, Kelsen cree que no hay por qué identificar colectivismo con totalitarismo. Admite que en una economía centralizada la satisfacción de las necesidades no es libre y depende de los fines y decisiones de la autoridad, pero se pregunta si se puede sostener que tal satisfacción sí es libre en las sociedades capitalistas y responde que en ellas puede ejercer menos libertades y satisfacer menos necesidades quien no cuenta con medios económicos abundantes que quien sí los posee. 
La conclusión a la que llega Kelsen es que, diga lo que diga la experiencia histórica, ningún argumento teórico puede acreditar la incompatibilidad entre economía socialista y democracia con sus libertades positivas y negativas. Y también se ocupa de desacreditar los sucesivos intentos de mostrar que el derecho de propiedad privada es esencial a la democracia, por lo que no habría democracia donde rija la propiedad colectiva o centralizada (ibid., 186ss). La conclusión general es, pues, que "la democracia, como sistema político, no está necesariamente ligada con un determinado sistema económico" (ibid., p. 201).

La referencia completa del art. de Kelsen, publicado originariamente en 1955 es:
"Demokratie und Sozialismus", en H. Kelsen, Demokratie und Sozialismus. Ausgewählte Aufsätze, editado por N.Leser, Wien, Verlag der Wiener Volksbuchhandlung, 1967, pp. 170-201.

6 comentarios:

  1. Profesor, mi conocimiento de Hayek se limita a “Camino de servidumbre” y no recuerdo si en esa obra aborda específicamente el asunto de la incompatibilidad del socialismo con la democracia (sí recuerdo muy bien, sin embargo, su tesis sobre el parentesco del socialismo con el nacionalsocialismo y el fascismo). En cualquier caso, si Hayek hizo una afirmación tan categórica sobre la incompatibilidad del socialismo con la democracia (del estilo “Todos los atenienses son débiles”), no puede resultar muy difícil refutarla. No obstante, resultaría útil, por una cuestión de ecuanimidad, aportar algún argumento de los esgrimidos por Hayek sobre ese asunto.

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  2. Este Hayek. Otro combate interesante, contra Keynes:

    https://www.youtube.com/watch?v=IX_0mgW5Fus

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  3. Totalmente de acuerdo Dr. Garcia-Amado.

    Últimamente he estado leyendo muchas cosas sobre la Escuela Austriaca no solo sobre Hayek sino también de Von Mises (praxeologia) y Rothbard, donde destacan no tanto la importancia del Capitalismo como tal sino de ideas libertarias hacia el anarcocapitalismo en sentido amplio y restringido (como estado mínimo)pero que en muchos casos se muestran compatible con el libre mercado no con el capitalismo como tal, es mas lo rechazan. Ora otra cosa es como propone usted en el articulo y como lo propone Kelsen - nada tiene que ver las libertades negativas con el sistema económico adoptado, por que si bien vemos existen sociedades capitalistas que están garantías las coartan al no satisfacerla como deberían, lo mismo sucede con el socialismo, ahora la misma pregunta se harían los partidarios de la Escuela Austriaca, ¿ pasaría lo mismo con el libre mercado tal como lo propone esta escuela? - podría ser.

    Saludos desde Barranquilla- Colombia.

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  4. Este aporte no es tan divertido como el video, pero puede ayudar:
    http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=970
    El otro Kelsen.

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  5. Muy flojo Kelsen.

    Primero porque argumentar que las libertades positivas de participación políticas son plenamente compatibles con el socialismo es grotescamente falso y a la experiencia histórica hay que remitirse. En el socialismo la toma de decisiones está políticamente centralizada y responde a un esquema de "ordeno y mando". Todo el poder está en manos de una camarilla política y burocrática que pretende controlarlo todo, y que haya constituciones y declaraciones formales de derechos es mero papel mojado porque no hay instituciones intermedias ni garantías materiales. ¿Se respetan las libertades positivas en Corea del Norte o en Cuba, se respetaron en la China maoísta o en la URSS? En el socialismo el pueblo está sometido a una voluntad superior que se le impone. El individuo no tiene ninguna autonomía ni garantías efectivas frente a los abusos del poder, su función se limita a la de trabajar, obedecer y hacer cola del pan. Y obviar esto es grave porque en 1955 eso ya se sabía perfectamente.

    Segundo, reconocer que en el socialismo el individuo no satisface libremente sus necesidades ya debería poner sobre aviso a Kelsen. No en vano Hayek argumentó en "Camino de servidumbre" que la planificación económica genera un riesgo de ulterior pérdida de libertades porque, haciendo nuestro los argumentos kelsenianos, v.gr., si el Estado es el titular del papel disponible y quien decide quién su reparto, ¿cuánto tardará en decidir que determinadas ideas o posiciones no deben ser publicadas? ¿Cuánto tardará el Poder en establecer un sistema espurio que recompense a sus amigos y castigue a sus rivales? Demasiado arriesgado, por eso la lesión de las libertades negativas (derecho de propiedad) conduce a la pérdida de las libertades positivas (libertad de prensa). Y así con todo. Por eso el liberalismo es muy celoso en la defensa de todas las libertades y por eso una sólida economía de mercado es el mejor aliado de la democracia liberal.

    Tercero, que Kelsen hable de la falta de medios económicos abundantes para equiparar al socialismo con el capitalismo es también falaz, toda vez que han sido las sociedades capitalistas y de mercado las que han prosperado y más "medios económicos" han generado para todos. La regulación puede ser compatible con una sociedad capitalista y liberal, en cuyo caso hablaremos de grados de socialdemocracia, pero eso no significa que el socialismo sea una alternativa preferible o equiparable.

    Kelsen fue amigo de Ludwig von Mises, el maestro de Hayek, y de hecho fue uno de sus testigos de boda cuando Mises contrajo matrimonio en Ginebra. Pero este artículo tan interesante que glosa el profesor García Amado lo único que demuestra es que Kelsen no sabía mucho de economía.

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