Información
que aparecerá en El País el día 23 de noviembre de 2023.
Según
fuentes tanto del PP como del PSOE, marchan por buen camino las negociaciones
entre los dos grandes partidos para la renovación de los vocales del Consejo
General del Poder Judicial, tanto los doce que el Congreso y el Senado deben
elegir entre magistrados, como para las cuatro plazas reservadas a otros
juristas de reconocido prestigio. Sobre éstos últimos, los portavoces
parlamentarios de ambas fuerzas políticas han señalado que la idea de prestigio
es discutida y discutible y que, al fin y al cabo, para tener prestigio
reconocido basta que te reconozcan el prestigio los que te nombran y que, si
acaso, no te lo discutan en casa o en el colegio de los niños.
Diversos testimonios apuntan que el mayor obstáculo está en que esos partidos no se ponen
de acuerdo sobre quién debe presidir el Consejo. Durante la comparecencia
conjunta en rueda de prensa de los portavoces en el Congreso del Grupo
Socialista y del Grupo Popular sucedió una anécdota curiosa de la que se están
haciendo amplio eco las redes sociales. Resulta que, haciéndose pasar por
periodista, se coló en el acto un jubilado de ferrocarriles que responde al
nombre de Cándido Expósito. Levantó la mano el buen hombre y preguntó que cómo
era posible que los dos partidos tuvieran que pactar quién
presidiría el Consejo de nueva composición, si resulta que el artículo 586 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial dice que serán los vocales del Consejo los
que, en votación nominal, tendrán que elegirlo por mayoría de tres quintos o,
en segunda votación, por mayoría de votos entre los dos candidatos que en la
votación primera hubieran recibido más apoyos.
Se
hizo el silencio en la sala de prensa, los dos portavoces se miraron con una
sonrisa socarrona y tomó la palabra el portavoz popular, Hipólito Culete, que
no tuvo mejor ocurrencia que decir esto: “Pero tú eres gilipollas o que”. Se
revolvió el vejete y solicitó explicación más detallada, que le fue dada por
la portavoz socialista, Angelines Ribagorza i Ribagorza, en estos términos: “Vamos a ver,
buen hombre, en qué cabeza cabe que los vocales por nosotros propuestos no van
a votar a quien nosotros les mandemos. Tenga en cuenta que ambos partidos
estamos rigurosamente de acuerdo en que la independencia judicial es un valor
inquebrantable de nuestro Estado de Derecho, pero en modo alguno incompatible
con la disciplina, la sumisión y la lealtad al interés general. El voto de los
vocales del Consejo para ese menester es un voto libre, sí, pero voto debido.
No sé si me entiende”. El pobre jubilado se levantó y abandonó la sala
abochornado y entre los abucheos de los numerosos periodistas presentes, que lo
llamaron cagón, trepa, vendido y cantamañanas, entre otras lindezas por el
estilo. La Asociación de la Prensa emitió a las pocas horas un comunicado en el
que lamentaba la impostura del señor
Expósito y renovaba el compromiso de la prensa escrita con las libertades ciudadanas
y con los pilares esenciales del Estado de Derecho, al tiempo que se hacían
votos porque el Poder Judicial siguiera manteniendo la inmaculada independencia
que para él proclama nuestra Constitución y que viene siendo santo y seña de su hacer desde hace décadas.
Parece
ser que ya en las últimas semanas el Vicepresidente del Gobierno, Pascual
Melocotón, y la portavoz de Justicia del partido de la oposición, Evangelina
Sacramento, se han reunido en varias ocasiones y discretamente para tratar de acordar
el nombre del futuro presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo. En el sentir
del Gobierno el puesto debe ser para el magistrado Bonifacio Cueros, de la Sala
Civil del Tribunal Supremo, pues, en palabras del Vicepresidente, sabe preparar
unos callos con garbanzos que te chupas los dedos y es muy dispuesto para todo
lo que se le mande. Mismamente hace un par de meses se celebraba en Moncloa un
ágape en honor de los nuevos embajadores de varios Estados de la UE y fue a
ponerse en huelga, justo ese día, la empresa encargada del catering. Llamado de
urgencia el magistrado Cueros, acudió raudo y acompañado de su asistenta y de
una empleada ecuatoriana que cuida a sus nietos por las mañanas y, entre los
tres y en un pispás, prepararon unos pinchos a base de aceitunas, panceta,
queso de cabra, mejillones en escabeche, choricillos de Cantimpalo y caviar de
cangrejo (de lata, pero buenísimo), que hicieron las delicias de la
concurrencia y sacaron al Gobierno del apuro ante tan ilustres huéspedes, todo
ello regado con excelente tinto de Rioja que el propio magistrado trajo de la
bodega de un primo suyo que es mayorista de licores.
Si
embargo, la representante de la oposición, la diputada Sacramento, aun
reconociendo tan indudables valores jurídicos a ese candidato, está defendiendo
para el puesto de Presidente del Consejo a la magistrada doña Evelinda Canales y Canales,
Sala Militar del Tribunal Supremo, de los Canales de Villaviciosa de Odón, de
muy buena familia y dicen que limpia y hacendosa a carta cabal. La magistrada Canales
ingresó a la judicatura por oposición y con sólo veinticinco años, pero estuvo
en excedencia durante cuatro, después de contraer matrimonio con Euclides Lausana, promotor inmobiliario y que ha tenido presencia en los
consejos de administración de varias empresas del ladrillo. Esa situación de
excedencia no fue óbice para que esos años así transcurridos se le computaran
como de ejercicio profesional, pues se argumentó que la dedicación al hogar, y
más a un hogar con semejante trajín y vida social, tiene también una fuerte
connotación de buen hacer jurídico, amén de cuánto de discriminatorio puede
haber hacia la mujer ama de casa en el hecho de penalizar la laboriosa
dedicación a lo doméstico como si valiera menos que el rutinario poner
sentencias. Entre los méritos de la tal magistrada se está tomando muy en
consideración también el de haber mantenido incólume su amistad con un reciente
ministro de Fomento cuando éste se divorció, parece ser que por algún problema
de infidelidades conyugales, habiéndolo acompañado en diferentes eventos y viajes
posteriores a la traumática separación de su esposa.
En
cuanto a los futuros vocales de a pie en le CGPJ, se dice que se va a optar por
someter a los posibles candidatos a unas pruebas consistentes en que les den a
unos cuantos diputados y unas cuantas diputadas, debidamente seleccionados,
unas friegas en la espalda, con adecuado uso de variadas cremas y lociones, en
recorrer cien metros a buen paso con una cuchara en la boca cargada con un
huevo de gallina y en recitar en castellano, catalán, gallego y latín el
Jesusito de mi vida. Se ha decidido, en cambio, prescindir de la prueba de
genuflexión, inicialmente prevista, por el qué dirán y por las arrugas de los
trajes o la estrechez de las faldas de traje chaqueta.
La gente está muy contenta, con la excepción de los de siempre. Varios ciudadanos consultados por este medio han declarado que piensan seguir acudiendo a los tribunales e interponiendo demandas como si tal cosa. Curiosamente, unos cuantos de los así entrevistados le han preguntado a este periodista si ya se sabe algo de lo mío, o sea, de lo de ellos, y que con quién habrá que hablar. Hemos preferido tratar off the record esos asuntos, por ser estrictamente personales y de escaso interés para el lector.
Ese es el nivel actual del periodismo español, queda muy bien reflejado en el escrito.
ResponderEliminarSaludos, y encantado de leerte desde hace ya unos meses.