Me repito, lo sé, pero insisto en que este Anónimo oficial tiene madera de literato. Así que, una vez más, paso a primera plana su narración de un evento amoroso que, por lo que se ve, lo tiene contento. Ah, y enhorabuena por tan sonado triunfo.
30 de junio 2006, fin de las fiestas de León. Paseo Papalaguinda, carpa dominicana y el Anónimo como de buitre. Suena el regetón y la salsa y el merengue y todo ese berreo : mi gataaaa perreaaaaa esta nocheeee entre travesuraaaaa. Ya salía por pies de allí dirección a la carpa Amigos de Rusia cuando la vi, apoyada en un árbol, con su vestido corto completamente rojo resaltando su piel criolla, parecía una rosa de carne que saliese del árbol. Me dirigí a ella mientras se recogía el pelo con una goma dejando libre su cara bonita, ¡quién fuese tu marido!, sonrió, ¿y cómo se llama ese marido mío?, Cecilio Salvarrosa contesté... Yo Maiglys, y sin dejarme respirar me pregunta: ¿dónde está tu esposa? Está en la cárcel, respondí, la pillaron comiéndole la pirula a un niño de 6 años detrás de una iglesia y tiene para rato.
Me invitó a un trago, una amiga suya llevaba la barra y ella se invitó a unas Ponderosas con Tequila. Cuando le empezaron a brillar los ojos la besé entre el carrillo y la comisura de los labios, me agarró la mano y me trepó hasta el corazón una añoranza de amor. Soy de Venezuela. ¿Estás de paso? Pretendo quedarme, allá la broma está muy jodida con Chávez. Me contó un poco su vida, que se había quedado preñada con 19 años, que si lo del futuro mejor... yo capeé sus preguntas, ese día me tocaba ser electricista de la empresa Lux-Electrolux, con domicilio social en Valladolid (una que se inventó Mª Angustias en su libro de prácticas).
Ya teníamos agarradas las dos manos, una música más romántica sonaba en esos instantes y le dije ¿no estás un poco cansada de hacer el gringo aquí?, déjame que te enseñe un poco esta ciudad tan clásica...Nos despedimos de su amiga. Fuimos al hostal Reino de León y me derramé sobre Maiglys como palpando, pero con los ojos bien abiertos, sintiendo que sus besos me cuidaban, y pensé que había llegado de su remota tierra para extender su belleza junto a mí. Estábamos en la soledad silenciosa, que pronto fue quebrada por una dicha que acabó con el silencio a golpes del corazón que ama. Fueron unas horas en que la hermosa de Venezuela arrojó sobre mí el Atlántico que tan sólo hacía dos meses nos separaba. Fui suavizado por las uñas de sus dedos, que recorrían tecleando mi columna vertebral descargando voltios que parecían llegar del cielo, hasta que en el estremecimiento más intenso parecía que me acariciaban un volcán de manos. Competimos en el goce y debimos de parecer un Leviathan de sólo dos ciudadanos unidos por un pacto momentáneo.
Tras ducharnos escogimos un tiempo de reposo sonriente, mezcla de ese llevarlo bien de los estoicos y del desvanecimiento de una hoja de roble. Y, al fin, en la pequeña habitación, mientras Maiglys se vestía para volver a ayudar a su amiga a recoger la carpa, quise decirle que quería tomar algo de su existencia de algún modo, para roerla poco a poco cuando ya no estuviese conmigo, pero me quede sin habla, como si me hubiese ahogado una bruma. ¿Qué habrá en ESPAÑA para mi amada de Venezuela? .... (¿Continuará?).
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