Nos estamos pasando. Es sano echarse unas risas de vez en cuando y gastarse unas bromas con los amigos, pero no podemos andar todo el día de cachondeo, no hay cuerpo que lo aguante ni país que pueda mantenernos así. A ver si a ustedes, amigos, les pasa. A veces, en pleno ZaPeo, me quedo un rato en alguno de esos programas de monólogos graciosos que supuestamente nos tienen que hacer reír, pero que a mí me dejan por lo general de lo más serio, pues lo que dicen los monologuistas me parece clavadito a lo que a todas horas oigo en la calle, el trabajo o las casas. En cambio, cuando escucho a los políticos hablando en serio me entra una guasa que no se puede aguantar y es difícil convencerme de que ellos son en verdad así y se creen lo que cuentan. Que no, que no, que no puede ser, que seguro que van de vacile y rechifla para alegrarnos las plúmbeas rutinas.
Miren la última. Acabo de enterarme de que la próxima conferencia de Presidentes Autonómicos va a tener como punto del orden del día el cambio climático. En Kioto todos acojonados ya: nos robaron el título y las portadas, comentarán con pena. Y Bush diciéndose que ahora sí que va a tener que reducir las emisiones de CO2, que cualquiera se resiste a las medidas que pueden acordar todos esos señores cuyos nombres –salvo el catalán, el vasco, la madrileña y un par de ellos más- apenas conoce nadie, ni siquiera aquí, en la nación de naciones y me tiras de los pantalones. A ver, usted, enteradillo, dígame de una tirada los nombres de los presidentes de Murcia, Castilla-La Mancha y Asturias-. Menos mal que al que presidirá a los Presidentes reunidos para hablar del tiempo, don José Luis, sí lo conocen todos, incluso en el extranjero. Jopela, si hasta impartió una vez una conferencia en francés en el Parlamento gabacho y se quedaron todos admirados. El otro día oí que ya tiene Tele5 pensado un programa para cuando Zapatero deje la Presidencia y la política, allá por el 2025. Se llamará “Don de Lenguas” y será un concurso entre Aznar y ZP para ver quién de los dos se lo hace mejor, si el primero con el inglés o el segundo con el francés. Andan buscando para más idiomas, por ejemplo el griego. Dicen que para la comprensión pasiva vale cualquier ciudadano de los de ahora, pero que para la parte activa es mejor un político avezado. El PP y la Conferencia Episcopal han comenzado a hacer gestiones para que en el concurso haya también una prueba de latines y se rumorea que Acebes está ilusionadísimo. Jura Rajoy que el arameo lo quería para sí, pero se duda de que el programa llegue tan lejos con la lengua.
Retomemos el hilo, lo del cambio climático y que, hija, inviernos como éste yo no recuerdo, si hasta se me conserva el bronceado de los mofletes. Yo ya me imagino las valiosas aportaciones de cada Autonomía a esa reunión de los Presidentes y lo sustancioso y productivo de los debates entre ellos. Por de pronto, las diecisiete se van a poner como locas a recopilar información climática de todas y cada una de sus parroquias y pedanías. Cosa que, naturalmente, exigirá la creación de las correspondientes secciones administrativas, con sus cargos, sus secretarias de buen ver y malas pulgas y sus portafolios de Prada bien colocaditos encima de cada mesa de nogal. Como esos flamantes directores generales de ACACLIMx (Análisis de CAmbio CLIMático de x –en lugar de la x póngase la inicial de cada Comunidad Autónoma; por ejemplo, si se trata de Asturias quedará así de precioso: ACACLIMA) se quejarán, en sus reuniones con el respectivo y muy estresado consejero de la Presidencia, de que no tienen personal de plantilla bastante para la enormidad de trabajo, y como los doce o quince funcionarios asignados verdaderamente estarán en su mayoría o liberados o a punto de liberarse con un revolcón de no te menees, se hará imprescindible contratar unos becarios que hagan el trabajo de campo. A unos les tocará acercarse hasta el servicio meteorológico de cada provincia de la Comunidad para “recabar” (como dirían en el Telediario) los datos sobre las temperaturas, lluvias, vientos y nieves de los últimos veinticinco años; a otros les corresponderá pasear una muestra de aproximadamente cien pueblos de la rica y variada geografía histórica –hoy en día la geografía a palo seco se cotiza poco- para buscar abuelos no muy chochos aún y preguntarles aquello de “abuelo, ¿verdad que en su juventud hacía más frío?”. Con los datos así conseguidos a golpe de puro método científico, se compondrán ochenta y tres dossieres, divididos por comarcas y que se pasarán a los grupos del correspondiente parlamento regional para que se hagan observaciones, al tiempo que los servicios de traducción de la Cámara hacen las correspondientes versiones en los idiomas y hablas de esa nación de las naciones de la nación.
Así, informados hasta la saciedad y cubiertos de papel hasta las cejas (alguno hasta puede quedar tapado), se presentarán todos en la reunión de los Presidentes, dispuestos a dar lo mejor de sí para bien de glaciares y manglares. Comenzará el Presidente de la Conferencia de los Presidentes con un discurso de los suyos, templado, en el que insistirá en que, puesto que hay que mantener el talante y buscar el consenso, que nadie exagere ni lo del frío ni lo del calor y que si los del PP sudan que se jodan. Doña Espe saldrá corriendo a explicar a los cuatro vientos que el Presidente dice palabrotas, pero le faltará tiempo a Moraleda para aclarar que fue un lapsus y que no quiso decir que se jodan, sino que se hagan el amor unos a otros.
Comenzarán luego los discursos autónomos de los autonómicos, por orden alfabético, y cada Boss autonómico (don Hugo) insistirá en los siguientes puntos cruciales: a) Clima como el de mi tierra no lo hay en ningún lado, cosa mejor no se ha visto. b) Necesitamos que el Gobierno nos dé más dinero para invertirlo en I+D+I y conseguir, con unos científicos muy buenos que tenemos nosotros y que falan galego y todo, que el tiempo sea más mejor entoavía. c) Solicitamos formalmente que cada vez que se hable de cambio climático en el mundo se ponga una apostilla que diga que en tós los laos cambia pa peor menos en X (póngase en lugar de X el nombre de la Comunidad Autónoma cuyo sheriff esté hablando en ese momento), pues está claro que en nuestra tierra lo único que el clima cambia es para bien y que no nos vengan a perjudicá el turismo con esas propagandas que son toas cosas de la globalización y los de X (aquí, si el que habla es un catalán dirá que los X son los de Madrid; si habla un madrileño, que son los de Cataluña; etc., etc.).
Concluirá la reunión con un breve discurso de Zapatero, en el que agradecerá a cada uno su esfuerzo y lamentará que el PP no haya querido sumarse el consenso para proponer entre todos los partidos una Ley de Precipitaciones Moderadas, con la que frenar los excesos climatológicos con la misma eficacia con que se ha puesto coto por vía legal a la violencia doméstica. Explicará a la salida el Presidente de La Rioja, muy indignado, que el PP simplemente quería que le ley tuviese el lema “Por un clima popular”, mientras que el PSOE propone que la norma se llame “Ley de la Eterna Primavera y del Tiempo con Consenso”.
¿Qué me apuestan a que no va a ser muy distinto el resultado real de éste que les anticipo? ¿Y qué tal un maremoto controlado que se los lleve a todos a tomar por donde se asientan los vasos?
Miren la última. Acabo de enterarme de que la próxima conferencia de Presidentes Autonómicos va a tener como punto del orden del día el cambio climático. En Kioto todos acojonados ya: nos robaron el título y las portadas, comentarán con pena. Y Bush diciéndose que ahora sí que va a tener que reducir las emisiones de CO2, que cualquiera se resiste a las medidas que pueden acordar todos esos señores cuyos nombres –salvo el catalán, el vasco, la madrileña y un par de ellos más- apenas conoce nadie, ni siquiera aquí, en la nación de naciones y me tiras de los pantalones. A ver, usted, enteradillo, dígame de una tirada los nombres de los presidentes de Murcia, Castilla-La Mancha y Asturias-. Menos mal que al que presidirá a los Presidentes reunidos para hablar del tiempo, don José Luis, sí lo conocen todos, incluso en el extranjero. Jopela, si hasta impartió una vez una conferencia en francés en el Parlamento gabacho y se quedaron todos admirados. El otro día oí que ya tiene Tele5 pensado un programa para cuando Zapatero deje la Presidencia y la política, allá por el 2025. Se llamará “Don de Lenguas” y será un concurso entre Aznar y ZP para ver quién de los dos se lo hace mejor, si el primero con el inglés o el segundo con el francés. Andan buscando para más idiomas, por ejemplo el griego. Dicen que para la comprensión pasiva vale cualquier ciudadano de los de ahora, pero que para la parte activa es mejor un político avezado. El PP y la Conferencia Episcopal han comenzado a hacer gestiones para que en el concurso haya también una prueba de latines y se rumorea que Acebes está ilusionadísimo. Jura Rajoy que el arameo lo quería para sí, pero se duda de que el programa llegue tan lejos con la lengua.
Retomemos el hilo, lo del cambio climático y que, hija, inviernos como éste yo no recuerdo, si hasta se me conserva el bronceado de los mofletes. Yo ya me imagino las valiosas aportaciones de cada Autonomía a esa reunión de los Presidentes y lo sustancioso y productivo de los debates entre ellos. Por de pronto, las diecisiete se van a poner como locas a recopilar información climática de todas y cada una de sus parroquias y pedanías. Cosa que, naturalmente, exigirá la creación de las correspondientes secciones administrativas, con sus cargos, sus secretarias de buen ver y malas pulgas y sus portafolios de Prada bien colocaditos encima de cada mesa de nogal. Como esos flamantes directores generales de ACACLIMx (Análisis de CAmbio CLIMático de x –en lugar de la x póngase la inicial de cada Comunidad Autónoma; por ejemplo, si se trata de Asturias quedará así de precioso: ACACLIMA) se quejarán, en sus reuniones con el respectivo y muy estresado consejero de la Presidencia, de que no tienen personal de plantilla bastante para la enormidad de trabajo, y como los doce o quince funcionarios asignados verdaderamente estarán en su mayoría o liberados o a punto de liberarse con un revolcón de no te menees, se hará imprescindible contratar unos becarios que hagan el trabajo de campo. A unos les tocará acercarse hasta el servicio meteorológico de cada provincia de la Comunidad para “recabar” (como dirían en el Telediario) los datos sobre las temperaturas, lluvias, vientos y nieves de los últimos veinticinco años; a otros les corresponderá pasear una muestra de aproximadamente cien pueblos de la rica y variada geografía histórica –hoy en día la geografía a palo seco se cotiza poco- para buscar abuelos no muy chochos aún y preguntarles aquello de “abuelo, ¿verdad que en su juventud hacía más frío?”. Con los datos así conseguidos a golpe de puro método científico, se compondrán ochenta y tres dossieres, divididos por comarcas y que se pasarán a los grupos del correspondiente parlamento regional para que se hagan observaciones, al tiempo que los servicios de traducción de la Cámara hacen las correspondientes versiones en los idiomas y hablas de esa nación de las naciones de la nación.
Así, informados hasta la saciedad y cubiertos de papel hasta las cejas (alguno hasta puede quedar tapado), se presentarán todos en la reunión de los Presidentes, dispuestos a dar lo mejor de sí para bien de glaciares y manglares. Comenzará el Presidente de la Conferencia de los Presidentes con un discurso de los suyos, templado, en el que insistirá en que, puesto que hay que mantener el talante y buscar el consenso, que nadie exagere ni lo del frío ni lo del calor y que si los del PP sudan que se jodan. Doña Espe saldrá corriendo a explicar a los cuatro vientos que el Presidente dice palabrotas, pero le faltará tiempo a Moraleda para aclarar que fue un lapsus y que no quiso decir que se jodan, sino que se hagan el amor unos a otros.
Comenzarán luego los discursos autónomos de los autonómicos, por orden alfabético, y cada Boss autonómico (don Hugo) insistirá en los siguientes puntos cruciales: a) Clima como el de mi tierra no lo hay en ningún lado, cosa mejor no se ha visto. b) Necesitamos que el Gobierno nos dé más dinero para invertirlo en I+D+I y conseguir, con unos científicos muy buenos que tenemos nosotros y que falan galego y todo, que el tiempo sea más mejor entoavía. c) Solicitamos formalmente que cada vez que se hable de cambio climático en el mundo se ponga una apostilla que diga que en tós los laos cambia pa peor menos en X (póngase en lugar de X el nombre de la Comunidad Autónoma cuyo sheriff esté hablando en ese momento), pues está claro que en nuestra tierra lo único que el clima cambia es para bien y que no nos vengan a perjudicá el turismo con esas propagandas que son toas cosas de la globalización y los de X (aquí, si el que habla es un catalán dirá que los X son los de Madrid; si habla un madrileño, que son los de Cataluña; etc., etc.).
Concluirá la reunión con un breve discurso de Zapatero, en el que agradecerá a cada uno su esfuerzo y lamentará que el PP no haya querido sumarse el consenso para proponer entre todos los partidos una Ley de Precipitaciones Moderadas, con la que frenar los excesos climatológicos con la misma eficacia con que se ha puesto coto por vía legal a la violencia doméstica. Explicará a la salida el Presidente de La Rioja, muy indignado, que el PP simplemente quería que le ley tuviese el lema “Por un clima popular”, mientras que el PSOE propone que la norma se llame “Ley de la Eterna Primavera y del Tiempo con Consenso”.
¿Qué me apuestan a que no va a ser muy distinto el resultado real de éste que les anticipo? ¿Y qué tal un maremoto controlado que se los lleve a todos a tomar por donde se asientan los vasos?
¿Alguien sabe qué entienden los de la rosa por consenso?
ResponderEliminar¡Hacía tiempo que no me reía tan a gusto!
ResponderEliminarSin embargo, me veo obligado a declinar la apuesta: no tendría posibilidad alguna de ganarla.
Y en cuanto al maremoto, no se le ocurra controlarlo, y deje a la madre naturaleza que haga su trabajo.