Leo ahora mismo, con la noche entrada, la edición digital de El País y veo que Zapatero ha visitado la T4 (¡una parte de la noticia que inventé ayer se hace realidad!; sólo una parte, pero bien está), después de pasarse tres días de vacaciones en Doñana, tras el viaje relámpago que hizo a Madrid, para su declaración, el día del atentado. Con un par de bemoles. Eso sí, ha suspendido (¡?) un viaje que tenía mañana a Murcia. Que no se diga.
Con la esperanza de que alguna luz, aun tenue, emane en momento así de su enigmático cerebro presuntamente vacío ("el gran vacuo" lo llama un buen amigo mío, socialista de toda la vida), sigo leyendo la noticia y veo sus declaraciones. Frases contundentes, de su estilo: “Desde el escenario de la violencia aseguro que la energía que tengo para alcanzar la paz es hoy aún mucho mayor”. Pero qué energía ni qué narices, ya estamos otra vez con las puñeteras palabras para la galería, el vacío de siempre. Este hombre es un agujero negro. Negro, negro, negro. Todo lo que cae en él deja de tener significado y se convierte en eslogan o viñeta del viejo Pulgarcito. Déjate de leches, colega, de energías y pijadas, lo que te pedimos son IDEAS, rediós, ideas; y que nos las cuentes de manera que podamos entenderlas, en lugar de las bobaditas de siempre. Que si energía, que si paz que si hostias. ¡IDEAS Y QUE TE LAS ENTENDAMOS, DIANTRE! Que sepamos de una dichosa vez a qué atenernos contigo, de qué vas, en qué te basas, qué te propones verdaderamente. Ay, qué pesadez de tío, qué lastre, qué cruz.
Sigo leyendo y ya no sé si reír o llorar. Escribo esto por hacer algo, yo qué sé. Pues resulta que, según El Pais, el jodido Forrest (no lo llama así el diario independiente, eso es mío; lo aclaro, no vaya a ser que alguno se confunda) ha asegurado que las instituciones judiciales actuarán contra los autores del atentado, porque "la Justicia es el camino hacia la paz". Tócate los cojones, esto sí que es una novedad: van a actuar los jueces contra los delincuentes y la paz va a caer de rebote. Oye, Zapa, ¿serías capaz de estarte una semanita sin pronunciar la dichosa palabrita? Paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz. Qué peste, carajo. Pero tú, riquín, qué más sabes decir. Esa paz tuya huele a rancio, sabe a humo, es viscosa y dulzona y tiene la fiabilidad de una mula borracha. Uff, ya está, ya lo dije. Ahora sigamos con el análisis.
Resulta que las instituciones judiciales actuarán contra los autores del atentado porque “la Justicia es el camino hacia la paz”. Vamos a ver, vamos a ver, despacito. ¿Pero es que alguien ha dudado aquí alguna vez de que los jueces actúan contra los autores de los atentados? ¿O acaso es que teme nuestro Presidente que se declaren en huelga de togas caídas (¡?) un día de estos, desmoralizados por los mensajes críticos y crípticos que estos meses recibieron -¿de quién, de dónde?- por su exceso de celo a la hora de perseguir y condenar a autores de atentados? ¿Le estará a Conde temblando el Pumpido, temeroso de que a Zapatero ahora se le ocurra dar caña en los tribunales y busque un tipo duro y así? Sorprendente, alucinante, flipante y lo que quieran, Forrest ha descubierto a los jueces, varita mágica con la que vamos a conseguir... ¿saben qué? ¿no lo adivinan? La paz, hombre, la paz, qué va a ser.
Ahora bien, no crean que es la indignación lo único que me posee. Mayor es el susto, la profunda preocupación; me tiemblan las canillas y no siento los dedos de los pies. Pues vean qué más dijo nuestro Presidente en la T4: se va a conseguir el fin de la violencia (es otra manera que tiene él de llamar la paz, para no repetirse y tal) y "Para este objetivo voy a poner lo mejor de mí mismo". ¡Va a poner lo mejor de sí mismo! Dios nos coja confesados. Salgo pitando a buscar un billete de avión para donde sea y me tomo las de Villadiego. Como cuando, en tiempos de Aznar, los directores de cine y actores glamurosos decían la gilipollez aquella de que se iban a exiliar porque aquí no había libertad de expresión, ¿se acuerdan? Almodóvar, ¿estás ahí? Por favor, Pedrito, sálvanos.
Sigo leyendo y ya no sé si reír o llorar. Escribo esto por hacer algo, yo qué sé. Pues resulta que, según El Pais, el jodido Forrest (no lo llama así el diario independiente, eso es mío; lo aclaro, no vaya a ser que alguno se confunda) ha asegurado que las instituciones judiciales actuarán contra los autores del atentado, porque "la Justicia es el camino hacia la paz". Tócate los cojones, esto sí que es una novedad: van a actuar los jueces contra los delincuentes y la paz va a caer de rebote. Oye, Zapa, ¿serías capaz de estarte una semanita sin pronunciar la dichosa palabrita? Paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz. Qué peste, carajo. Pero tú, riquín, qué más sabes decir. Esa paz tuya huele a rancio, sabe a humo, es viscosa y dulzona y tiene la fiabilidad de una mula borracha. Uff, ya está, ya lo dije. Ahora sigamos con el análisis.
Resulta que las instituciones judiciales actuarán contra los autores del atentado porque “la Justicia es el camino hacia la paz”. Vamos a ver, vamos a ver, despacito. ¿Pero es que alguien ha dudado aquí alguna vez de que los jueces actúan contra los autores de los atentados? ¿O acaso es que teme nuestro Presidente que se declaren en huelga de togas caídas (¡?) un día de estos, desmoralizados por los mensajes críticos y crípticos que estos meses recibieron -¿de quién, de dónde?- por su exceso de celo a la hora de perseguir y condenar a autores de atentados? ¿Le estará a Conde temblando el Pumpido, temeroso de que a Zapatero ahora se le ocurra dar caña en los tribunales y busque un tipo duro y así? Sorprendente, alucinante, flipante y lo que quieran, Forrest ha descubierto a los jueces, varita mágica con la que vamos a conseguir... ¿saben qué? ¿no lo adivinan? La paz, hombre, la paz, qué va a ser.
Ahora bien, no crean que es la indignación lo único que me posee. Mayor es el susto, la profunda preocupación; me tiemblan las canillas y no siento los dedos de los pies. Pues vean qué más dijo nuestro Presidente en la T4: se va a conseguir el fin de la violencia (es otra manera que tiene él de llamar la paz, para no repetirse y tal) y "Para este objetivo voy a poner lo mejor de mí mismo". ¡Va a poner lo mejor de sí mismo! Dios nos coja confesados. Salgo pitando a buscar un billete de avión para donde sea y me tomo las de Villadiego. Como cuando, en tiempos de Aznar, los directores de cine y actores glamurosos decían la gilipollez aquella de que se iban a exiliar porque aquí no había libertad de expresión, ¿se acuerdan? Almodóvar, ¿estás ahí? Por favor, Pedrito, sálvanos.
Pero no se enfade con el tonto, ¿no era compañero suyo?
ResponderEliminarNo, no es ese payaso quien podría salvarnos. Lo que nos puede salvar de la alucinación colectiva que tiene la izquiuerda y la parálisis cerebral de la derecha, es la movilización ciudadana.
ResponderEliminarEste vácuo ignorante, este pelele absurdo e incompetente ...solo se le podrá echar mediante la conciencia colectiva, la honradez y la valentía de los ciudadanos.
Unicamente hay una salida; 1) la desobediencia civil, 2) el voto masivo a la derecha (si a la derecha, de momento), y 3) la investigación sobre la participación en el 11-M
¡No, por Dios! ¡Nada de movilizaciones!
ResponderEliminar¿Por qué se alteran tanto?