(Publicado en el Mundo de León hoy, jueves 9)
Leo en El Mundo del lunes que el Gobierno anda engrasando un arma secreta para fulminar la crisis económica. No consiste en suprimir cargos inútiles por razón de género o especie, ni en convencer a los médicos para que no den bajas laborales a los enfermos imaginarios, ni en poner a trabajar a los liberados sindicales que llevan veinte años sin doblar el espinazo, ni en animar a los inspectores de Hacienda para que persigan a los defraudadores de tomo y lomo. Precisamente se trata de lo contrario de esto último. Nuestros ilustradísimos y muy progresistas gobernantes quieren poner señuelos para que los que se han forrado de dinero más negro que conciencia de concejal de urbanismo saquen del colchón esos fajos enormes de billetes de quinientos euros.
Por eso el ciudadano del montón no había visto ninguno. Al parecer, los padres de la patria enladrillada y otros potentados de buen vivir y mal actuar ocultan fuera de los bancos más de 54.000 millones de euros en tales papelitos. Fruslerías. Razón de más para convencernos de que esos sacrificados constructores y promotores merecen ayudas del Estado, ahora que se han quedado con los pisos compuestos y sin novios hipotecados que los compren. Dicen que si esos honrados caballeros llevan semejante capital a los bancos, se acaban los problemas de liquidez y vuelve a ser posible que los parroquianos obtengan préstamos para comprarles pisos a los mismos próceres. Es como la pescadilla que se muerde la cola; por no decir algo más políticamente incorrecto sobre contorsiones y autochupetadas.
Lo simpático será ver qué se inventa este gobierno progresista y muy moral para que esos cresos avispados aparezcan por las sucursales bancarias con unos porteadores que les lleven los sacos de billetes. No creo que baste prometerles amnistías fiscales, pues semejante tropa está amnistiada por definición y porque, si el Estado se pone chulo, se compran hasta el edificio de Hacienda y lo rehabilitan como burdel de lujo, más que nada para diversificar inversiones. Habrá que ofrecerles presentes que los tienten más, como desgravaciones vitalicias, medallas al mérito en el ahorro, enchufes en el Juicio Final y participaciones jugosas en los negocios públicos, tipo energía solar y así.
Es la historia de siempre. A la hora de la verdad y cuando pintan bastos, acudimos a los macarras del barrio para que nos saquen de los apuros con sus artimañas. Y, claro, el barrio cada vez se nos parece más a Sicilia.
A mí, modestamente, se me ocurren otras alternativas para dar con los dichosos billetes, pero no sé si serán bien vistas en estos tiempos de pacifismo fofo y de cogerse el alma con papel de fumar.
Por eso el ciudadano del montón no había visto ninguno. Al parecer, los padres de la patria enladrillada y otros potentados de buen vivir y mal actuar ocultan fuera de los bancos más de 54.000 millones de euros en tales papelitos. Fruslerías. Razón de más para convencernos de que esos sacrificados constructores y promotores merecen ayudas del Estado, ahora que se han quedado con los pisos compuestos y sin novios hipotecados que los compren. Dicen que si esos honrados caballeros llevan semejante capital a los bancos, se acaban los problemas de liquidez y vuelve a ser posible que los parroquianos obtengan préstamos para comprarles pisos a los mismos próceres. Es como la pescadilla que se muerde la cola; por no decir algo más políticamente incorrecto sobre contorsiones y autochupetadas.
Lo simpático será ver qué se inventa este gobierno progresista y muy moral para que esos cresos avispados aparezcan por las sucursales bancarias con unos porteadores que les lleven los sacos de billetes. No creo que baste prometerles amnistías fiscales, pues semejante tropa está amnistiada por definición y porque, si el Estado se pone chulo, se compran hasta el edificio de Hacienda y lo rehabilitan como burdel de lujo, más que nada para diversificar inversiones. Habrá que ofrecerles presentes que los tienten más, como desgravaciones vitalicias, medallas al mérito en el ahorro, enchufes en el Juicio Final y participaciones jugosas en los negocios públicos, tipo energía solar y así.
Es la historia de siempre. A la hora de la verdad y cuando pintan bastos, acudimos a los macarras del barrio para que nos saquen de los apuros con sus artimañas. Y, claro, el barrio cada vez se nos parece más a Sicilia.
A mí, modestamente, se me ocurren otras alternativas para dar con los dichosos billetes, pero no sé si serán bien vistas en estos tiempos de pacifismo fofo y de cogerse el alma con papel de fumar.
¿Y si lo que va a hacer el Gobierno es lo mismo que hizo en su día el Sr. Botín?. Imagínate que los famosos 50 mil millones del Sr ZP son los mismos que los de los "señores"(?) que tan bien describes en el post.
ResponderEliminarYa voy entendiendo la macroeconomía, veremos si puedo comer con mi microeconomía.
ResponderEliminarhttp://www.albertonoguera.com/2008/10/los-misterios-de-las-subprime.html#comentarios
Y el barrio se parece a Sicilia salvo que en lugar de mafia hay partidos políticos, en lugar de capos dirigentes políticos y en vez de pistoleros enchufados y recomendados (Corrupción del PSOE en Almería o PP en Baleares como ejemplos recientes que se destapan porque esto es diario como Cosa Nostra).
ResponderEliminarQuería comentarle, que el trabajo que nos presentó Paredes Castañón me pareció un salvoconducto que había escrito para caer bien en Vascongadas y que no le boicotearan las clases y tal. Pero después de ver las detenciones que se produjeron ayer en Alemania de mis camaradas neonazis, suscribo dicho salvoconducto, que se nos trate como combatientes, etc...que lo que valga para ETA valga para nosotros, en materia de Política Criminal.