Hoy
voy a repetirme de pe a pa, pero con más énfasis aún y con adicionales
ejemplos. La conclusión, que en el título les adelanto, sí contiene alguna
novedad. Hasta hace nada venía un servidor sosteniendo aquí y donde quisieran
escucharlo que estábamos muy malitos, verdaderamente graves, al borde del
luctuoso final. Ahora ya estamos muertos. Eso que hemos avanzado. Es cuestión
de que nos desconecten los cuatro tubos y la ventilación mecánica. No sé si
estarán esperando que pase el cura para el último responso o para volver a
administrar los santos óleos, por si los del mes pasado estaban caducados o hay
en el Cielo un texto refundido sobre extremaunciones. Sea como sea, se trata de
unos trámites de nada. Creo que, además, está previsto que al país lo
incineren, pues ni los gusanos se quieren hacer cargo de esta bazofia.
La
famosa prima ha cerrado hoy a 511 puntos, récord de récords, titánica marca
digna de una gran nación como la nuestra. Campeones del mundo de lanzamiento de
prima. La bolsa, harta de andar por los suelos, ha empezado a perforar el
subsuelo y dice que oye voces allá abajo y que nota como una atracción fatal,
una llamada del abismo, pasión de azufre. A Bankia tiene el Estado que meterle más de veinte mil
millones de euros, que son billones de pesetas, pero no tiene ni tres el tal
Estado, ni un chavo, ni para tomarse un café. Luego vendrán otras cajas y
bancos con la misma historia y que les introduzca algo el arruinado Leviatán patético.
El sistema financiero se cae entero y solo falta el ataque de pánico que
estallará un día de estos por obra de algún malentendido muy bien entendido, y
que los ciudadanos salgan a toda pastilla hacia las sucursales bancarias y con
la cartilla de ahorros en las fauces
para sacar los euros restantes y guardarlos en el colchón o enterrarlos en un
zulo del jardincillo comunitario. Será cuando decretará el gobierno el
corralito leré que me dijo anoche leré que si quería, leré, viajar en coche,
leré. Y luego quién sabe. A lo mejor nos da por irnos a los cementerios a fornicar,
como cuando las grandes pestes medievales.
La
gente se va a enfadar y los que más los más zánganos y los principales
culpables. Todos pediremos chivos expiatorios y condenas al menos para un Rato,
pero no habrá tales, y cuando queramos ir a echarles el guante para lanzarlos
al Manzanares con una piedra filosofal al cuello, ya habrán tomado las de
Villadiego o estarán en Washington compartiendo vecindario y gimnasio con el
yernísimo, su santa inmaculada y su prole. Se esfumará el Estado entero
mientras andamos de manifestación contra los recortes de lo público o montamos
unas conferencias sobre si hará falta o no reorganizar territorialmente el
Estado, con algún padre de la Constitución –de los pocos que quedan- como
figura estelar y ponente imponente. Que vendrá a ser como si mientras el abuelo
expira, comatoso total y terminal del todo, nos ponemos a debatir en los
pasillos de la clínica sobre cómo haremos para que cambie su testamento y que por qué no lo quisimos más mientras estuvo sano. A
buenas horas mangas verdes.
Se
acabó lo que se daba, compañeros. Dio en abundancia, reconozcámoslo, pero no
fue buena idea ponerle liguero y exigirle mayor rendimiento a la gallina de los
huevos de oro. Tampoco estuvo bien blasfemar contra los dioses que nos mandaban
el maná por la cara y sin reparar en nuestros pecados. Ahora, con el culo al aire,
diremos que no nos merecíamos tan afrentosa suerte y que a ver quién nos echa
una mano. Quien no os conozca que os compre, nos gritarán los del Norte desde
el otro lado de la valla fronteriza y, todo lo más, nos arrojarán unos
cacahuetes por entre los barrotes o nos tomarán unas fotos mientras nos
descuartizamos al grito de viva la justicia social y arriba la memoria
histórica.
Bien,
repito todo esto, crecido como estoy por cuanto de certero tuvieron mis más
funestas predicciones anteriores, pero sigo igualmente insistiendo en que la gente
que yo trato a diario no se entera de nada. Nada de nada, cero, ni puta idea de
lo que está pasando y lo que ha de venir. Y no sólo los estudiantes, que esos
ya son como de mucha risa y autistas sin reparos. Será que me desempeño en una
burbuja, pero lo que se dice preocupación solo la veo a dos o tres colegas y
compañeros. Los demás siguen como siempre y a su bola. Por ejemplo, algunos
estuvieron el otro día manifestándose contra los recortes en general (y en
coronel) y están indignadísimos porque el Estado les meta dinero a los bancos.
Yo también me indigno, pero la diferencia es que ellos viven convencidos de que
esto de la crisis es una artimaña de la derecha para tener disculpas a fin dar
dinero a los bancos y que si no hubiera bancos, en lugar de recortar en
educación y sanidad podrían contratar en la uni más profes para que en lugar de
tres horitas semanales de promedio anual diéramos una. Oye, por justicia social
más que nada, ya te digo. Y porque como me decía el otro día uno que no tiene
un maldito tramo de investigación pero que ahora se mosquea grandemente porque
le han subido las horas de docencia por esa causa, “a ver cómo investigo yo
ahora, con todas esas clases”. Los que jamás investigaron andan todos
enfadadísimos porque este año les va a faltar tiempo para entregarse en cuerpo
y alma a laboratorios y bibliotecas. La reforma será mala, eso no lo discuto,
pero sobre todo porque no prevé poner de patitas en la calle a esta chusma
descarada y parásita.
Me
preocupa ese dato, ahora dicho más en serio: los que más ruido están haciendo
estos días son, por regla general, los más impresentables. Se erigen en
defensores de lo público y en adalides de los públicos servicios funcionarietes
que sistemáticamente se escaquean de su labor y que no dan puto palo al agua.
Si hablamos de la universidad, a título de ejemplo, los ves un día sí y otro
también pirando sus clases, dando aprobados generales para no tomarse la
molestia ni de corregir exámenes, poniendo a los chavales a comentar algún
cómic para no tener que explicarles temario ninguno…, y luego los oyes enardecidos
el día de la huelga general y gritando que no se puede consentir que se degrade
la enseñanza ni baje la calidad de las universidades. Pero cachocabrón, si la
universidad y la enseñanza hace tiempo que están hechas unos zorros y zorras por
la cantidad de zánganos como tú que por ahí pulula y porque no hay maldita
manera de poneros de patitas en la calle o de sacaros los colores, al menos. Lo
cual no es justificación de los tales recortes ni está dicho en apoyo de la
política de este gobierno ni de ninguno, ojo. A lo que voy es a que la gente
sigue en la inopia y a que los cretinos y cantamañanas se dedican únicamente a
defender sus chollos, privilegios e indecencias. Con las excepciones que sean del
caso, por supuesto.
Decía
hoy el amigo “un amigo” por aquí abajo, en un comentario, que la crisis nos va
a traer una buena ocasión para refundar el país, el Estado y las reglas del
juego. Sí, eso pensaba yo también hasta hace poco, pero empiezo a dudarlo. No
llegaremos a tiempo y, sobre todo, a ver qué se hace con los sinvergonzones que
nada más que se empecinan en mantener su vagancia bien retribuida. Refundar,
sí, pero antes que nada habrá que ponerse a currar en serio y que cantar las
cuarenta a esta sarta de parásitos que por todas partes nos rodea.
En
fin, puede que ya nada tenga importancia. Es como si en el autobús que se está
despeñando se pusiera el pasaje a debatir sobre en qué invertir la
indemnización que pagará el seguro. Son trescientos metros de caída, colegas, y
el trozo más pequeño que de nosotros va a quedar será como un escarabajo
patatero o menor. Lo que me jode por encima de todo es saber que cuando esté yo
mismo en la miseria total y comiendo unos mendrugos y poco más, seguirá algún tontaina dándome la matraca al
lado e invitándome a manifestarme contra el Fondo Monetario Internacional y en
pro de los derechos de los crustáceos, mientras subrepticiamente y con toda la
mala fe, me manga y se traga los cuatro cangrejos que había yo pescado para la
cena. No temo la muerte, pero hasta para ese instante detesto las malas
compañías.
No creo que sea cuestion de pesimismo u optimismo, es la pura realidad... Yo también lo veo tal cual lo escribes...
ResponderEliminarA pesar de lo que parezca, Reverte es un optimista incurable y cree que aun hay tiempo para arreglar esto:
ResponderEliminarhttp://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/684/adios-manolo/
Por una vez, y sin que sirva de precedente :) me encuentra bastante de acuerdo Reverte. Un matiz: no basta sólo contar con la diversidad, sino que hay que saber componerla. Y no contemos para ello con nuestras clases 'dirigentes' (¡jajaja!).
ResponderEliminar¿Pesimismo? ¿Optimismo? Yo hago mías, aún una vez más, las palabras de Horkheimer: me siento pesimista teórico y, al mismo tiempo, optimista práctico.
En este país hay mucha gente sencilla válida, y sino, miren los escritos de los indignados, que fueron denunciados con suficiencia como 'utópicos', 'desconectados de la realidad', y que sin embargo describen mucho mejor la situación nacional un año después, que los análisis del Banco de España, y de los más emperifollados gabinetes de análisis de bancas y sociedades de inversión españolas y extranjeras. En ciencia, 'ñores, 'ñoras, predecir con éxito es una buena parte del crédito epistemológico al que se puede aspirar. Y en política, 'ñores, 'ñoras, mentir y callar a sabiendas, como han hecho los payasos criminales que han pasado de los bancos de la oposición a los bancos del gobierno y viceversa en este jueguito corrupto de cambio de sillas que llamamos democracia española, anula para siempre ese mismo crédito epistemológico.
Sólo que estas gentes válidas han sido asqueadas, nauseadas hasta la médula, por las estructuras de poder, políticas, judiciales, empresariales, académicas, con firmeza, culturales. Se trata de barrerlas amablemente, exigiendo responsabilidades (no como Rajoycaba con Bankia), trayendo transparencia (no como Rubajoy con Bankia). Y volver a empezar, de la base.
Salud,
Denuncian a Dívar, ese puede ser el camino, ya veremos.
ResponderEliminarhttp://www.20minutos.es/noticia/1485057/0/carlos-divar/supremo-cgpj/denuncia-malversacion/
Un cordial saludo.
Y también habrá condena para Rato
ResponderEliminarUn juez de Madrid ha admitido la denuncia de Manos Limpias contra Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Rodrigo Rato y Miguel Blesa, como responsables de Caja Madrid y de Bankia. Miguel Bernal, secretario general de Manos Limpias, considera que estamos ante "uno de los mayores escándalos del sistema financiero español", que ha causado una "gran alarma social", porque "Bankia tiene 10 millones de impositores y los 23.500 millones de euros que se le han dado son fondos públicos", en lo que ve una "presunción más que razonable de imprudencia grave" en el caso de MAFO por ser el presidente del órgano supervisor de las entidades financieras, el Banco de España, al "no haber ejercido el control sobre las sociedades". "Él ya sabía que la situación de las cajas no transcurría por el cauce reglamentario y que había irregularidades, como se ha demostrado" y como muestra el hecho de que el propio gobernador del Banco de España dijera hace dos años que le "gustaría coger una bate de béisbol y liarse a golpes con las cajas".
"La primera denuncia la presentamos el 14 de mayo en el Juzgado de los Decanos de Madrid y el juez ya ve indicios y abre diligencias", ha explicado. Posteriormente también presentan denuncia contra Rato y Blesa, como máximos responsables de Bankia y Caja Madrid, respectivamente, "por presunto delito societario, por imprudencia grave en el control y concesión de créditos, por administración desleal, y lo que es más grave, por el tema de los balances", que no coinciden con los de Deloitte ni con los de la inspección del Banco de España.
El supremo no admite la denuncia, ta claro.
ResponderEliminarMuertosmataos, en quiebra, esperando rescate tic, tic, tic...
Un cordial saludo.