26 junio, 2013

(IN)FANTAsías hacendosas



             Vamos, anda. Se están pasando con nosotros día sí y día también. Si fuéramos todos de mi pueblo, ya les habríamos dicho algo. Cabe que hasta les hubiéramos hecho alguna cosa leve. El pilón allí está, esperando.

             Porque es que ahora y para salvar las posaderas reales y el honor de los de sin él, quieren que nos creamos que hay diez notarios por ahí que han perdido la fe notarial y se inventan los números de DNI de la gente en escrituras de compraventas inexistentes. Esto es como si me dicen que vieron un rector estudiando, el no va más de la inverosimilitud. Para el sistema jurídico y económico, y hasta político, sostener con toda esta frivolidad que los notarios no notan y que te plantan los datos a tontas y a locas y que puede haber diez o doce que coloquen un número de identidad cualquiera y al tuntún en las escrituras y demás documentos que pasen por sus manos es letal, fatídico, catastrófico. Más o menos como afirmar desde el Gobierno, ¡desde el Gobierno! que los guardias municipales andan todo el rato mirando a ver cuándo consiguen atropellar a unas viejecillas con la moto, o que hay profesores de Universidad que dan aprobado general nada más que por tener menos que trabajar y para salir mejor en las encuestas o porque hicieron un cursito pedagógico sobre cómo mantener erecto el yang. Bueno, esto último es verdad, lo del aprobado general que reparten algunos sinvergonzones con cátedra, pero lo de los notarios no cuela ni aunque lo declare ante notario la Virgen de Fátima. Que no, hombre, que no.

             Escueto resumen para lectores extranjeros, que también los tiene este blog, no piensen que no. Al esposo de la Infanta Cristina y a la Infanta misma los está investigando un juez con bemoles porque ya no le cabe duda ni al mayordomo de la Casa Real (supongo que a ese menos que a nadie) que el yernísimo es un amigo de lo ajeno de tomo y lomo, un pícaro con pintas, y que su real señora o es tonta de baba o es tan así como él o más. Pongámosle el “presuntos” delante, pero ya ni los monárquicos de más fe tienen dudas, aunque resten argucias legales que discutir o aun cuando nos perdamos en disquisiciones sobre si será mejor tener un Estado estable con una monarquía legalmente tan inestable o si no resultaría preferible un poco más de inestabilidad estatal, pero sin borbones poniendo el cazo y haciéndose los tontos y a mí es que me lo hace tó mi marío. Que hay que ver, toda una educación de Infanta para tener que acabar en que llega el macho y ella pierde el oremus y no sabe dónde firma. Van a acabar teniendo razón los viejos iusnaturalistas, al tiempo.

             Sigo y resumo de una vez. Investiga el juez los mil y un apaños económico-delictivos presuntos y se encuentra con que Hacienda manda un documento o certificación de unas doce operaciones inmobiliarias que ha hecho la Infanta en los años últimos y en lugares muy raros, con fincas que nadie sabía que eran suyas. Reacción inmediata de la Infanta y sus abogados fue explicar que jamás había ella comprado y vendido o similar cosa con tales inmuebles, lo mismo que declaran sus actuales propietarios, que juran que jamás la vieron y que de haberla visto la recordarían por lo del apellido y tal, y que, además, no ha habido compraventa ninguna de esas fincas en tales años. Pregunta: ¿Y entonces por qué dice Hacienda que había vendido la Infanta Cristina? Respuesta, porque Hacienda tiene constancia formal de dos cosas: de las operaciones en cuestión y del DNI de la Infanta como parte en ellas. Ah, pues será una confusión con lo del DNI. Sí, corazón, será, pero resulta que venimos de enterarnos de que el documento nacional de identidad de los miembros, miembras y membrillos de la Casa Real o de la reinante familia sólo tienen dos números y una letra, tipo 69G o así. Mientras que los de los españoles de sangre roja tirando a negra llevan siete u ocho dígitos y la letra en cuestión. O sea, que voy yo a comprar un prado al lado de mi pueblo, al hacer la escritura le entrego al notario mi DNI, que es el número diez millones y pico, y va él y se equivoca y me coloca el de la Infanta. ¿Increíble? Pues miren esto: pasó doce veces y dizque con diez o doce notarios distintos y de diferentes lugares. Sería como una pulsión notarial, vaya, como para que el Consejo de los Notarios fiche a un par de exorcistas que terminen con la posesión real de los señores y las señoras del Notariado. Pues va un notario tan tranquilo a poner toda su fe en un documento y, según está comprobando todo y con ayuda del personal de la notaría, empieza a echar espuma verde por los códigos y a girar la cabeza cual remolino y se le viene al número del DNI de doña Cristina y quién sabe si no tendrá visiones también de alguna talla íntima de la susodicha o si no quedará con ella esa noche para algún aquelarre virtua o para hacerles un campeonato del mundo de vela a los de Valladolid . Lo nunca visto.

             Pues esa es la cosa. Le piden al Ministro de Hacienda que explique qué pasó y se viene con todo y con que fueron más que nada errores de los notarios, porque errare notarium est. Si yo fuera notario, esposo de notaria (¡ay!) o pariente en primer grado de personal notarial, ahora mismo le mandaba al ministro a mis padrinos con el ruego de que se batiera conmigo a impuestazo limpio y de que no osara ponerme en cualquier papelejo el DNI de la Infanta Elena. ¿Se imaginan la impresión que sería ir a recoger en Hacienda un certificado de cualquier cosa y ver que le imputan a uno una compraventa de Infanta con su DNI y todo? Tiene su morbillo, es cierto, pero no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Si con todos esos subsecretarios y hasta inspectores no son capaces los de Hacienda de confesar con un par lo que pasó en verdad y les echan las culpas a los notarios, que ya hay que tener valor y ya los estarán esperando en la notaría cuando vayan para lo de las capitulaciones matrimoniales, pues que si para la Infanta ya no es posible saber qué pasó, digo, ponga que es un pirolas cualquera, como usted o yo, el que pide explicaciones y solicita enmienda. A usted y a mí nos pasarían una declaración complementaria haciéndonos tributar infantilmente y nos bombardearían con requerimientos en papel timbrado con muchos sellos y el escudo real.

             Del Ministro no espero nada porque ya me dirá usted qué vamos a esperar de este Gobierno que no sea una trola y un gatillazo en plan faltón, pero si en los próximos días no sale alguien de Hacienda, mismamente un honesto conserje, a explicarnos qué sucedió y aunque nos enfademos más al saberlo, yo me proclamo de inmediato defraudador mayor del Reino y cada vez que vea a un inspector de esa casa me  voy a reír en sus barbas y a decirle pringado y poquita cosa.

             Ah, pero hoy mismo ya hay en los periódicos periodista con seso que nos están dando pistas buenas. Que parece probable o poco menos que seguro que tanto las máquinas como las personas de Hacienda estén programadas para no ver nada de lo que lleve un DNI de esos de dos dígitos y la letrina, que parece que viene de hace varios gobiernos la orden y que la han mantenido todos hasta el momento, que por eso es imposible para Hacienda y, por extensión, para cualquier ciudadano amigo de la transparencia (¿no estaban haciendo estos días una ley de transparencias?) saber dónde están las cuentas de los de la familia real, qué hay en ellas y si tributan o nos ponen así para arriba el dedo corazón. Y parece probable, salvo que de inmediato lo desmientan el Gobierno o la Cada Real, en cuyo caso será seguro.

             Pero si eso es así, como se sospecha, tenemos explicación de por qué, utilizando la expresión tan vista estos días, no saltaron las alarmas de Hacienda ni es enteraron de aquellas supuestas operaciones las máquinas o los funcionarios, mas nos falta una hipótesis guapa para la parte más sustanciosa del enigma: ¿quién y para qué había pasado a Hacienda esa relación de operaciones inmobiliarias falsas y con el DNI de la Infanta enamorada? ¿Que se equivocaron unos notarios bajo el influjo de la luna llena o porque estaban comiendo unos caramelos de eucalipto? Eso ni de broma, que no, que no se puede creer, porque es mentira de las estrafalarias. O los notarios no vieron esos documentos y a Hacienda le estaban colando papeles falsos, o los notarios ponían el DNI que veían. Supongo que más bien lo primero, pero no sé. Lo que sí sé es cuándo tendremos la solución para estas preguntas: cuando de una maldita vez alguien nos confiese o averigüe y diga quién ganaba qué y si la Infanta sabía algo o eran cosas de su  marido es muy mandón, y ella sumisa, sumisa. ¿Blanqueo? Mmmmm..., may be.

11 comentarios:

  1. Yo prefiero que me robe la infanta "presuntamente" a no poder hablar, vea :
    El fundador del partido patriota francés Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, fue condenado hoy en firme a tres meses de prisión exentos de cumplimiento y a 10.000 euros de multa por declarar que la ocupación nazi de Francia no fue "especialmente inhumana".
    El Tribunal Supremo ha rechazado la última reclamación del ex político y padre de la actual líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, con lo que pone fin a un periplo judicial de cinco años.
    Una vez mas los demócratas nos muestran que la libertad de expresión ha de ser solo para ellos y que los demás debemos callar.

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  2. Le chemin vers toute grandeur passe par le silence.

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  3. Me ha dado por poner en el google "Roland Freisler" y me he quedado horrorizado ¿Como puede alguien adoptar el nombre de semejante hijo de puta? Con lo llena que está la red de páginas pederastas,yihadistas,nazietarras,filonazis...¿por qué no se va este tarado cantamañanas a dar la murga a cualquiera de ellas?

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  4. Hombre, anónimo, quizá no sea usted el mejor ejemplo para juzgar el contenido de un comentario por el nombre del autor...

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  5. Pues a mi me parece (y algo sé profesionalmente del asunto, aunque no todo, porque en este asunto pocos lo saben todo y no sueltan prenda) que el primer error de la cadena (el que podrían haber cometido algunas notarías o algún otro machaca rellenando formularios) si es verosímil y comprensible.
    Los datos no se meten solitos en el ordenador, sino que hay que meterlos, y en ese trance, y entre millones de líneas, no tiene nada de particular que algunos vayan mal.
    Tampoco es inverosímil que los que van mal tiendan a pegarse a los DNI TAN peculiares de la familia real, porque al tener solo dos dígitos, tiene lógica que algunos de los tipos de errores posibles vayan a estos DNI y no a otros. (por ejemplo el tabulador salta a la casilla de al lado cuando se rebasa el número de dígitos, o se mete cualquier porquería al azar porque no se tiene a mano el DNI para poder terminar el formlario, con eso tan bonito de "luego lo busco y lo corrijo"... etc.).

    Para mi lo que no tiene explicación lógica es todo lo que viene después, es decir:
    - Si los datos no se depuran, vamos aviados. ¿De verdad no se depuran? Ah, que sí se depuran... pero todos no, vaya por Dios. Qué raro.
    - Si los datos sirven para algo, será para poner la atención en los contribuyentes que cantan porque tienen imputadas troscientas transacciones. ¿Estos no cantaron? ¿Entonces los datos no valen para nada? Ah, que sí valen, pero estos no. Pues qué raro.
    - Si en su día saltaron pero no se hizo nada porque ya se sabía que eran datos-basura... ¿Cómo es que ahora se mandan al juez sin revisar nada? ¿Ahí se quedaron, sin más? ¿Ya sabían los que decidieron eso que a una Infanta de España nadie la iba a molestar por semejante plebeyez como los impuestos?
    ¿Y los inspectores que han enviado eso sin mirarlo, lo hacen así por costumbre, o en esta ocasión por tratarse de un juez? Y quien les ha nombrado para la delicada tarea, ¿tiene dos dedos de frente, o es hermana en espíritu de la hija de Fabra?

    Algunas de las últimas preguntas se ha respondido a sí mismas cuando hemos sabido que los DNI VIPS no se tratan como los demás, son de acceso restringido y tal y cual.

    Si solo el acceso es restringido, y las aplicaciones y los procesos se les aplican como al resto de los datos, la cosa sigue sin cuadrar. La Agencia Trbutaria identifica a los contribuyentes por el DNI más algunas letras del apellido, porque hay duplicados y errores. El apellido viene siempre en cualquier formulario cerca del DNI. Luego la clave de identificación completa en principio permite la depuración masiva de determinados errores, cuando las dos partes no casan. ¿Entonces esos DNI VIPS son especiales para más cosas que para acceso de consulta restringido? ¿También son restringidos para otros procesos internos?

    Todas estas preguntas tienen, evidentemente, contestación, aunque una contestación honrada tendría un punto de jerga técnica, porque las bases de datos de la AT son todo menos sencillas y su evolución en el tiempo daría para un culebrón.
    Esa contestación honrada yo desde luego no la he oído, ni pública ni privadamente.

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  6. Algunas apostillas:

    1. Tó er mundo sabe que la famosa letra del DNI responde a un algoritmo creado para controlar la corrección del número, de manera que si usted, al rellenar un impreso de Hacienda, pone su número de DNI pero cambia la letra, o se equivoca en un número, pero la letra es la correcta, la aplicación informática no le admitirá el dato, y el error "cantará" en uno de los controles de la base de datos de la Agencia Tributaria. Por tanto, no cuela el error casual, pues el sistema está diseñado para detectarlo.

    2. Cabe la posibilidad de que algún o algunos listillos (notarios, registradores, asesores fiscales, empleados de cualquiera de ellos, personal de hacienda, etc., yo no descartaría a nadie), conociendo que los números de los DNI regios tienen un tratamiento fiscal, digamos, "especial", los utilicen a sabiendas para conseguir la opacidad de determinadas transaciones. Por ejemplo, fulanito vende un inmueble, y al pasar los datos a Hacienda se pone el DNI de S.A.R., con lo que la venta desaparece en el agujero negro del sistema, y el fisco no se entera de la venta que hizo fulanito. Curiosamente, y que yo sepa, hasta ahora nadie ha aclarado si por las ventas en cuestión atribuidas a la Infanta se apoquinaron los impuestos correspondientes, o no se apoquinaron, que es lo que importa, creo. Al igual que nadie ha dicho con rotundidad y sin márgen de error quién o quienes pusieron el DNI de ella, y no el correcto, y dónde lo pusieron, cuestiones todas que no parece muy difícil comprobar.

    Así que una de dos: o nos toman el pelo para ocultar que la familia real (y no sabemos si alguien más) gozan del medieval privilegio de la exención fiscal gratis total, o nos toman el pelo para ocultar a una mafia de defraudadores que se ampara en tan "peculiar" tratamiento de los DNI de la regia familia para no pagar los impuestos que deben pagar. O para ocultar ambas cosas, claro.

    3. Que el tonto justiciero de turno mandara los datos al Juzgado, sin comprobar nada, no deja de ser una ironía deliciosa, vistas las consecuencias.

    Saludos.

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  7. No, lo de la letra del DNI no controla tanto como parece. Primero, porque antes solo formaba parte del NIF, pero no del DNI, y ha tardado un tantico en generalizarse en todos los sitios el uso de la letra en documentos en papel (y las escrituras son documentos en papel).
    Segundo, porque multitud de aplicaciones "listas" la calculan y la rellenan ellas solitas. Y aquí estamos hablando de datos que proceden de aplicaciones externas, cada una de su padre y su madre (no ahora, que según parece los notarios utilizan ya una aplicación uniforme para el menester, pero no sé desde qué año).
    Tampoco sé si es vox populi el extraño caso de los DNI corticos (haciendo juego, quizá). Siempre se supo que Franco tenía el DNI 1 (por peloteo del encargado, hay que suponer) pero no era tan conocida el resto de la circunstancia. Yo al menos nunca la supe, y he tratado con miles de DNIs en mi vida. El hecho mismo de que estén tan protegidos hace que no fuera común conocerlos.

    Y sí, la metedura de pata de quien envió tal cual los datos al juzgado es bastante irónica. Corren historias al respecto, como que los funcionarios inicialmente encargados no iban a ser los que al final fueron, pero estos eran más confiables... en algún sentido.
    Parece que en el de ser concienzudos, no.

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  8. Monsieur Garciaamado (souffrant d'eloquence ou de la faconde):
    Le chemin vers toute grandeur passe par le silence.

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  9. Al comentario de Aloe: bastaría solicitar de Hacienda TODAS las operaciones hechas sobre DNIs de dos dígitos... si su hipótesis es correcta (para tiempos previos a la introducción de la letra de control), los errores tendrán que estar distribuidos más o menos regularmente sobre todos esos DNIs...

    Salud,

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  10. Querido Toño:

    ¡HA DICHO JEHOVÁ!. Has dicho "Blanqueo".

    Y al leerlo me he dado cuenta de que "blanqueo" se dice poco.

    La gente está desorientada, como sonada ante la avalancha de información, pero no sabe bien de qué va la película.

    Los siguientes ejemplos los saco de conversaciones recientes con amigos y compañeros (algunos, incluso profesores de Derecho) que no pillaban cuál era el "quid" de algunos de los (millones de) escándalos que abarrotan los medios.

    1. La gente sabe que las insinuaciones acerca de lo de las famosas fincas suenan mal, pero no suele ser consciente de que, de tratarse de una operación ilícita y no de un rarísimo error, estaríamos hablamos de blanqueo.

    2. La gente sabe que lo que le imputan a Urdangarín es algo malo... pero al común de los mortales le suena a "robar", a meter la mano en el saco. Algo, en cualquier caso, que haría El Sr. U. él solito. Los medios no hablan con claridad de que la imputación es de una conspiración con distintos altos cargos españoles para defraudar patrimonialmente a ciertas instituciones, mediante convenios realizados a sabiendas de que el servicio prestado no se iba a pagar, o tenía un valor muy inferior al pactado, por ser él quien era.

    3. La gente oye que un miembro del PP ha recibido un préstamo de su partido y no lo ha declarado al fisco. Los periodistas gritan mucho "¡no lo ha declarado, no lo ha declarado!". Los supporters del político en cuestión contestan: "es que si lo hubiese declarado a Hacienda habría pagado más. ¿Es que le acusáis de pagar de más a Hacienda?". Y LOS PERIODISTAS SE QUEDAN AHÍ VARADOS. Flipensen, que decía Kierkegard.

    Y no se repregunta: ¿Por qué los mandamases de una entidad financiada en más de 9/10 con pasta pública se autootorgan préstamos a coste cero? Ni tampoco: Consta que lo recibió, pero no que lo devolviese, ergo... ¿era realmente un préstamo? Si los indicios se concretasen y si lo que parece feo fuese en realidad feo, no hablaríamos de fraude a Hacienda, sino de posibles delitos de apropiación indebida o administración desleal; así como de un flujo de dinero de origen ilícito (sobornos, cohecho impropio) tan conocido por parte de todos los intervinientes que no lo pueden declarar a Hacienda (por más que al no declararlo no puedan desgravárselo). Again: que será o no será, pero si hay una sospecha, sería en relación con esos delitos, y no con un "declarar / no declarar".

    - ¡Y Bárcenas! La confusión mediática es de aúpa (y obviamente hay quienes se benefician de ello). Las famosas cuentas suizas con cifras mareantes. Los diarios dan por supuesto que el dinero era suyo... cuando, obviamente, las fuentes de ingreso de las que hablamos no le pagaban a él como destinatario final (¿para orientar su voto como senador? Hipótesis absurda), sino como mero servidor de la posesión).

    Por ello, lo que se investiga es si en la recepción y gestión de esas astronómicas cantidades actuaba como fiduciario, "Treuhander" o testaferro del partido.

    Again y por última vez: que será, o no será, o será un poco, o sólo cuarto y mitad. Pero lo que se le imputa no es "robar" (un delito que cometería él solito), sino delitos más complejos, en los que habría muchos más imputados (todos los eslabones de la cadena: los que pagan, los que ayudan a gestionar, los que cobran el dinero ilegal, los que adoptan decisiones favorables a los que pagan...).

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  11. Acaban de decir la moderadora de una tertulia de TVE1 que Bárcenas "debe devolver el dinero que se ha embolsado".

    Como si le estuviésemos juzgando por haberse apropiado ÉL de dinero de otros.

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