(El mismo salón. Meses después. Con indumentaria de otra estación. Están
sentados todos amistosamente, menos Fernando, que no está)
DEYSI.- Se echa de menos a
Fernando.
LUISA.- Yo no lo añoro tanto como
temía.
RUFINO.- Quizá se fue por mi
culpa. Aquel día me pasé con mis confesiones. ¡Cosas de mi cabeza!
EDUARDO.- Bah, no le des vueltas
a eso. Se le acabó la beca y ha vuelto a su país. Creo que más lo hirió la
historia de Luisa con Nieves. De su marcha sólo me preocupa un detalle.
RUFINO.- ¿Qué detalle?
EDUARDO.- Sospechamos que se
llevó a escondidas una caja de aquellas pastillas del demonio.
VÍCTOR.- Ay, las pastillas, las
pastillas. ¿En qué quedó el negocio al fin?
EDUARDO.- En nada. Se terminó ese
tema. Ningún laboratorio se animó a fabricarlas. Los políticos dijeron que
prohibirían la comercialización, las asociaciones médicas empezaron a sembrar
rumores sobre efectos secundarios. Hasta la Conferencia Episcopal puso el grito
en el cielo y dijo que los secretos de cada uno son nada más que suyos y de su
confesor y que para saberlo todo ya está Dios, y punto.
NIEVES.- Es mejor estar a uvas.
Fijaos en lo que nos pasó a nosotros.
RUFINO.- No fue tan grave lo que
nos ocurrió, si bien se mira ahora, a toro pasado.
CANDELA.- Aquí estamos, tan
campantes y tan frescos.
DEYSI.- Pero hemos sufrido, ya lo
creo que sí. Algunos días me acuerdo y me parece un mal sueño.
RUFINO.- Pero seguimos juntos,
todos, como antes. Incluso nosotros, mi Deysi.
NIEVES.- Quieres decir que no se
han roto las parejas, ninguna.
LUISA.- Se fue Fernando.
DEYSI.- Tampoco ibais de pareja
vosotros.
VÍCTOR.- Yo diría que no nos
queremos menos que antes de todo el incidente y de las revelaciones, si acaso
más.
EDUARDO.- ¿Te refieres a las
parejas? ¿A las parejas oficiales?
VÍCTOR.- A lo que sea, no sé, a
todo. Y a las parejas para empezar, claro.
CANDELA.- A nadie se le ocurrió
preguntar por el amor. Sexo, sexo, sexo, sólo nos importaba el sexo, la cama,
el tomate. Cada uno gestionando su sexo y la propiedad de los cuerpos ajenos
como si fueran fincas o acciones en bolsa.
DEYSI.- El sexo es importante.
RUFINO.- Sí, mucho. Pero no es lo
único, puede que ni siquiera lo más.
NIEVES.- ¿Estáis hablando de sexo
o de fidelidad sexual?
CANDELA.- Yo estaba hablando de
amor. De amor, de amor, meteos eso en la cabeza.
LUISA.- Sí, genial, estoy de
acuerdo. Viva el amor. Pero menos mal que en este grupo nadie tiene perro.
DEYSI.- ¿Perro?
LUISA.- Sí, porque alguno se
habría dado al bestialismo con el chucho, y sin que se enterara el dueño.
NIEVES.- Mujer, no te pases. Hace
unos meses me sé yo lo que te habría contestado. Pero ya no.
EDUARDO.- Bien, ciertamente, aquí
estamos los mismos, cada oveja con su pareja. Con la oficial. De lo otro nunca
más se supo.
VÍCTOR.- Sí, de lo otro quién
sabe.
LUISA.- El saber de lo otro se
fue por el desagüe, como las píldoras de la verdad. La verdad mata el encanto y
te desinfla tus propias ilusiones. Cada uno tiene que engañarse un poco a sí
mismo, para empezar. Lo demás viene por añadidura.
CANDELA.- A lo mejor han cambiado
cosas. Por aquí, digo. ¿A nadie le pica ya la curiosidad?
NIEVES.- O quizá no han cambiado
tantas.
RUFINO.- ¿No quedarán por ahí
unas pildoritas para que nos pongamos al día?
EDUARDO.- Menos bromas y vamos a
ir olvidando ya las jodidas píldoras.
DEYSI.- También hay que tener
secretos y cosas de cada uno.
LUISA.- O de cada dos… O los que
sean.
EDUARDO.- A veces me quedo
mirando a Candela y me hago un montón de preguntas.
CANDELA.- ¿Y luego?
EDUARDO.- Luego te sigo
queriendo.
CANDELA.- Me pasa lo mismo a mí
contigo, exactamente igual.
DEYSI.- Yo tengo un secretito
para compartir, de los que no necesitan droga mágica. Rufino ya está a tope de
bien.
RUFINO.- A mí me curó el hablar,
fue gracias a la píldora. Bien pensado, tuvo efectos colaterales positivos.
CANDELA.- Te recuerdo que cuando
empezaste a contar sobre lo tuyo, en tu vaso no había más que agua.
RUFINO.- Bendita agua. Joder, a
ver si lo de la pastilla de Eduardo era puro placebo.
EDUARDO.- Me alegro de que estéis
todos aquí y de que esta amistad perdure de esta manera.
VÍCTOR.- Es bien resistente, este
grupo aguanta cualquier cosa.
NIEVES.- Puede convivir con las
verdades y con los misterios. No está mal. ¿No habrá concursos de estas cosas?
CANDELA.- La verdad es mentira,
la mentira es mentira. La vida es para vivir, no para contar. Vivir es la única
verdad, vivir, vivir de verdad. Y querer aunque duela.
EDUARDO.- A la mierda la píldora
de la verdad.
RUFINO.- A lo mejor deberíamos
hacer un viaje juntos.
LUISA.- Y revueltos, en su caso.
NIEVES.- ¡Luisa! Es buena idea lo
del viaje. ¿Qué os parece a Turquía?
DEYSI.- Yo quiero bailar, beber
unos traguitos y deciros a gritos que os adoro.
VÍCTOR.- Eduardo, música.
LOS DEMÁS.- Música, música…
EDUARDO.- Sea. Va por nosotros y
por la vida, la hermosa vida. Y por el amor, la amistad y lo que os dé gana.
(Suena Frank Sinatra
cantando Strangers in the Night. Bailan en círculo cogidos
de la mano, cada uno con una mano en la de su pareja. Luego, poco a poco, van
formándose parejas que bailan lentamente: Víctor con Deysi, Eduardo con Nieves,
Rufino con Luisa. Candela, que ha salido un momento, vuelve, sonriente, con una
bandeja con siete copas. Cada uno toma una -mientras la canción de Sinatra
sigue sonando o vuelve a sonar - Brindan y beben, dejan la copa, se forman
nuevas parejas, ahora las “oficiales” (Eduardo-Candela, Víctor-Nieves,
Rufino-Deysi), bailan y comienzan todos a hipar, sonriendo).
(Cae el telón o se apagan las luces del escenario. Cuando sube el telón
de nuevo o se encienden las luces, suena Strangers in the Night, pero esta vez
en la versión de Los Manolos. Los actores saludan cogidos de la mano y
de inmediato se ponen a bailar esa rumba todos revueltos. Invitan al público a
subir al escenario a bailar. Un rato de baile con esa música, que se va
apagando...).
FIN
Juan Antonio Gª Amado
Verano de 2013.Mallorca.
Interesante... me gustaría verla representada. En Asturias, a ser posible.
ResponderEliminarNo se, me esperaba una gran crisis final. Quizás suena poco realista.
ResponderEliminarDe acuerdo con Anónimo aunque una gran crisis no, pero algo que justificase la grandeza de los actos anteriores.
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