25 septiembre, 2016

Cuando la espalda ya no es espalda. Por Francisco Sosa Wagner



Ya era hora, llevo tiempo escribiendo sobre ello pero a quienes somos de provincias nadie nos hace caso. Ahora es portada de grandes rotativos y lo es porque personajes célebres de la moda y la pantalla hablan y no acaban. “El trasero es la piedra sobre la que Kim Kardashian ha construido su iglesia que reporta alrededor de quinientos millones de dólares anuales” hemos leído en periódicos de Nueva York y la actriz Helen Mirren ha dicho que le “parece maravilloso que hoy, a las mujeres, gracias a madame Kardashian y, antes que ella, a Jennifer Lopez, se nos permita tener caderas y culos”.

Ramón Gómez de la Serna dedicó un libro a los senos, pero está por hacer el de los culos. Tanta tesis doctoral en esta Universidad española anestesiada por la excelencia y falta sin embargo el gran libro sobre este asunto. 

Por ejemplo en la Facultad de Ciencias exactas. Porque el culo dibuja una curva que es al tiempo redondez y esfera de manera que alberga muchas geometrías. Pero también describe un arco formado por dos porciones que se cortan componiendo una punta en la parte superior, allá donde se inicia el abandono de un espacio para entrar en otro, el de la espalda, pleno de enigmas y de vibraciones. El culo es pues arco y arco iris, lo que se observa cuando, en la playa, vemos uno desnudo sobre cuya superficie reverberan los reflejos del sol y de ojos sedientos, ojos que emiten cuchillos como destellos.

Por contra, el culo plano es un descampado que descubre demasiadas carencias porque, por su sagrada condición, debe ser el culo un arcano, superficie donde aterrizan audaces cabriolas imaginativas, promontorio para las hipótesis y las conjeturas. Pues bien, en el culo plano todo se ve de antemano. El culo plano es culo de desmonte, encalladura de la anatomía y de las ambiciones.

Ahora bien, merece un respeto. Porque es también un monumento a la virtud: inspira la práctica de las cardinales, prudencia, fortaleza y demás, pero también de las teologales, esperanza, caridad, fe.

El culo es asimismo círculo. Ha de saberse que el círculo vicioso es en puridad el culo, escenario donde se pueden practicar varios de los más acreditados en el enredado mundo de las licencias. El culo, bien usado, nos pone en órbita y, si nos evoca por su redondez al anillo, es porque este es el adorno de respeto que usan los obispos y los planetas de prestigio como Saturno.   

Las personas de bien se sienten atrapadas por el culo-círculo. Hay que tener en cuenta que en círculo se torea y se juega y que en el centro del círculo mágico es donde se convoca a los espíritus para que no vaguen a tontas ni a locas. El círculo es cerco y a la mujer se la conquista cercándola con albórbola de señuelos.

Culo, alarde de geometrías y eslabón de eslabones. Corona que ciñe el cuerpo en un lugar donde corre el riesgo de extraviarse en melancólicas huidas.  

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