En la Universidad estamos de reforma, hace falta andar muy ducho en aritmética para saber por qué número vamos, cada ministro/a trae su reforma como cada otoño trae sus castañas. Naturalmente todo es un alarde de improvisación y superficialidad y, lo que es peor, el fruto de la influencia que ejercen a la hora de legislar los “colectivos” -como se dice ahora- universitarios. Hoy es muy evidente que este papel lo desempeñan algunos rectores quienes se cobran así su particular lucha contra la reforma anterior. Pero podían haber sido los catedráticos o los bedeles, da igual, quién más ruido arme y quien más incordio pueda causar al gobierno de turno. Esto es lo determinante: fundamental para el gobernante es que no haya turbulencias porque la Universidad tiene buenos altavoces y estos deben ser silenciados.
Esta forma de ¿gobernar? tiene en estos días en las facultades de derecho una prueba elocuente. Me explicaré: desde hace años se ha llegado a la conclusión de que los licenciados en derecho, para desempeñarse como abogados y actuar ante los tribunales, han de pasar unas pruebas, no basta pues la simple inscripción en el Colegio profesional. Esta cautela está bien pensada y coincide con lo que se practica más allá de los Pirineos. El gobierno actual ha aprobado una norma en tal sentido pero ... para su entrada en vigor ha establecido una moratoria ¡de cinco años! La ley pues tendrá una “vacatio” que se medirá por años, adiós pues a los veinte días del Código civil. La pregunta es: si lo que se dice en ella responde al interés general ¿a qué viene tal aplazamiento desmesurado para que sea efectiva? Evidentemente, a evitar el alboroto de los actuales estudiantes de nuestras facultades de derecho. A este fin se supedita todo lo que haga falta.
Como es frecuente que las desgracias vengan acompañadas, por si no tuviéramos poco con las internas, otras reformas nos amenazan desde Europa. El lector habrá oído hablar del “espacio europeo”, de la homologación de títulos, de créditos -que es como el papanatismo actual llama a las asignaturas y a las enseñanzas-, de la excelencia, la calidad y otra porción de bellas palabras que esconden enredos de grueso calibre y de dudoso gusto. Pues bien, también nos volvemos a topar con las facultades de derecho en este caso. Preciso es acomodar sus enseñanzas y sus pautas de exámenes a lo que demande ese espacio que nos rodea. Son -se dice- las exigencias de “Bolonia” pues en aquella hermosa ciudad italiana se fraguaron los acuerdos pertinentes.
Consecuencia de ello es que quienes ejercemos nuestro oficio en estas facultades andamos azacanados tratando de hacer los deberes para aplicar cuanto antes los designios “de Bolonia”: es de ver el trajín que, con la mejor intención, se llevan las autoridades creando comisiones y grupos de trabajo y la formalidad con la que casi todos nos tomamos estos esfuerzos.
Pues bien, debido a mi costumbre antigua de leer las revistas jurídicas alemanas, me encuentro en ellas la noticia de que en el documento programático que ha servido de base al acuerdo entre los partidos que forman el Gobierno de coalición alemán ¡nada menos que en tal solemne papel! se contiene la determimación firme de “rechazar la implantación de los acuerdos de Bolonia a las facultades de Derecho alemanas”. Alerto sobre ello a quien proceda con el objeto de enfriar tanto entusiasmo como padecemos por estos pagos y ese afán que nos moviliza para ser los primeros de la clase en cumplir nuestras obligaciones europeas. La cautela impone contemplar cómo se van aparejando los mimbres en otros países antes de dar pasos irreversibles. Calma, sosiego: no dilapidemos apresuradamente la herencia de la abuela.
1 comentario:
DRAMAS
Ha venido narrado esta semana pasada en el Diario y La Crónica que los funcionarios del CSIF de prisiones estaban pero que muy cabreados porque durante el traslado al búnker de castigo de un "interno" este había golpeado a los funcionarios causándoles males a su integridad física. Por su parte el subdelegado del gobierno dice que no fue para tanto que empujones y los presos opinan que el tal interno el Juan Antonio, de etnia gitana, hermano de Mario "el Calambres de las Ventas" insultó a la familia de un funcionario por lo que era trasladado a celdas con las manos esposadas a la espalda y una porra defensa habilmente manejada le levantava por detrás los brazos a punto de luxación, por tanto, en cuanto tenía una oportunidad en reacción de supervivencia golpeaba donde podía, ni que decir tiene que la tunda que le dieron fue de las de verano.
Pues bien, a los dos días de esto le dan la libertad provisional y a los seis días vuelve a ingresar, por otra vaina que también se publicó en la prensa, un robo en el barrio del Crucero, pues bien, el drama consiste en que ya no hay mundo, me explico, el Juan Antonio acompañado del Jose Luis "el cabeza Pera" hermano de la Encarna, también de etnia gitana(una protegida de toda la vida de la policía de León, a cambio de servicios confidenciales)fueron a robar a un domicilio, con tal mala suerte que cuando marchaban por patas con el botín (joyas) metido en calcetines un vecino agarró al Jose Luis y a pesar de que éste sacó una navaja, el vecino hechó cojones y le retuvo mientras otros ante la escandalera llamaron a la policía, Juan Antonio salió corriendo.
Al llegar la policía Jose Luis no tardó ni dos minutos en decir quien era su acompañante y su domicilio con lo que fue detenido ipso facto también.
Y no hay mundo porque antes se decía que no convenía hacer "palos" con los jabaloyas(calés)porque tenían el pensamiento de que : chivarse de un payo no era chivarse y ya ven adonde hemos llegado a que : chivarse de un gitano otro gitano tampoco es chivarse, con lo que llego a la conclusión de que ya no me asombro por nada de lo que me cuenten. La hombría se ha perdido casi por completo.
Otro drama multicultural se produjo el jueves en el módulo 3 cuando cinco marroquís agredieron a un negro, que tenía el destino de cabo de la limpieza rompiéndole 4 o 5 dientes, no estoy seguro y la clavícula. El motivo fue que uno de los marroquís quería ese puesto que está pagado con 120 euros mensuales. El funcionario de guardia aparte de mandar al negro a enfermería y recoger los dientes dijo : uno de vosotros que se responsabilice de la agresión, si no elijo yo, los moros callaron y la decisión fue salomónica, a saber : tú mismo, al búnker.
Tengo que hacerme con más datos multiculturalistas, referente a como ven los autóctonos apolíticos a sus compañeros inmigrantes.
De momento, decir que suelen andar por naciones, pero seguiré informando del maco de Mansilla.
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