Cada ministro de Universidades de los últimos treinta años, más o menos, ha llevado en su cartera, junto al cepillo de dientes y la osadía, la fórmula para reformar la Universidad. La actual señora que dirige ese ministerio no podía ser menos y ya nos ameniza con sus ocurrencias que algún día habrá que analizar por lo menudo. De momento, lo que quiero destacar es la nueva terminología que se empieza a introducir, llena de hallazgos tocados por la imaginación abundosa. Esto es de admirar pues estamos en la Universidad, centro de la cultura, y que en ella se revuelva el lenguaje no debe extrañar al ser consustancial con nuestro oficio de creadores y de pensadores. Además, enriquecer el lenguaje es una gran pasión, espléndida porque se halla nimbada por lo artístico.
Una palabra nueva que recorre los campus como un ave galana y anida en rectorados, departamentos, juntas, comisiones y otras excrecencias colegiadas, es la de “perfil”. Hay que reconocer que esta palabreja ha engordado mucho en los últimos tiempos si nos atenemos a las distintas ediciones de los diccionarios al uso. ¿Quién había creído que las palabras no engordaban o adelgazaban? Pues naturalmente que así ocurre, como es usual en todo ser vivo. Se hinchan a base de usarlas en las novelas y relatos, y otras veces adquieren alas cuando se las mete en un poema bien inspirado. Las palabras a veces están musculadas y fibrosas y esto sucede cuando han sido usadas por esos escritores raros que meten los adjetivos en el horno y esperan pacientes la cocción, en otras ocasiones, por el contrario, las palabras son fofas, están como fondonas, consecuencia del manoseo de ese escritor manazas que esparce tópicos y al que habría que fusilar al amanecer, justo cuando las palabras están dormidas. Esos que escriben cosas como: “me levanté, tomé el desayuno, llamé a Purita ...” y en ese plan cuartelero.
Pero no me quiero perder precisamente manejando las palabras, porque estábamos en que “perfil” es vocablo de moda. Que como hay una pasarela de señoritas que andan raro y visten estrambótico, hay una pasarela de las palabras para que el hablante pueda mimarlas en casa. Perfil se ha usado mayormente para designar aquella postura que no deja ver más que un lado de la cara. Los más cultos sabían que es un adorno de bordado o algo así y que en geometría también tiene su significado específico. Pero el tránsito a otros campos es lo que realmente atrapa. Así, se habla de que tal sujeto tiene perfil de ejecutivo y con ello se quiere designar a una persona que sabe de ventas, balances, opas y derecho mercantil. Hay otros que tienen perfil de hipoteca, son quienes se hallan abrumados por las deudas, circunstancia que se refleja en unos semblantes aceitunados y perfilados. Y, ahora que se acercan las elecciones, a muchos se les pone perfil de candidato porque se les ve, ojerosos, en un sin vivir hasta que el dedo democrático que rige el partido le introduce en la lista redentora.
Pero nunca se había llegado tan lejos como en el caso de la reforma universitaria que se avecina. Porque, gracias a ella, los “campus” se preparan para ser “perfiles de demostración y movilidad”. ¡Ahí es nada! Campus, que debe de venir de campo, de vacas, de hierbas, de pastores y ganados, es palabra que se urbanizó y ennobleció cuando se la vinculó nada menos que a la Universidad, en efecto, situada fuera puertas, en el campo. Pero es que ahora este condenado campus ya no se conforma con ese recorrido triunfal porque quiere además tener perfil “de demostración y movilidad”. Un campus móvil parece un oxímoron pero ¿se van a arredrar los reformadores universitarios ante las figuras retóricas? Se las ponen por cabrera, perdón, por montera.
12 comentarios:
En su afán de destacar cual brillante armadura, y distraernos del fondo, parece que prefieren que la forma sea ininteligible para que de esa manera, nadie penetre en la idea principal de que son " más de lo mismo que el anterior" pero como te lo envuelvo en celofán, pues eso...Queda más bonito.
Esto se perfila peliagudo. jejeje.
Un saludo.
!No sé por qué se quejan! ¡Lo hacen por ustedes! Imagínense que existiese algo así como la universidad, en ese caso no existiría el profesorado de la mayoría de sus compañeros.
Tumbaíto ¿podría precisar por qué no existiría ese profesorado de la mayoría de sus compañeros?
¿Por qué lo hacen por ellos? ¿quiénes son ellos en concreto?
Porque para ser profesor de universidad hay que tener un cierto nivel y si no se tiene ese nivel, para seguir siendo profesor, hay que rebajar el nivel de la "universidad". Pero ocurre que lo que queda tras esa rebaja ya no es una universidad.
Tumbaíto
¿El nivel acrítico de la mayoría del alumnado influye en la rebaja en la universidad? ¿es adecuado el nivel del alumnado al llegar a la licenciatura de Derecho? hablo en general.
Los profesores de nível y comprometidos y los alumnos brillantes ¿qué hacen ante ese panorama en la universidad? (díganos su experiencia personal).
¿Profesores brillantes? ¿En derecho? (jajajajajajajaja)
¡Mis profesores han redactado el estatuto!(jajajajajajaja)
El problema de la universidad no es la ignorancia de los alumnos. Recuerdo que una de las personas más inteligentes que he conocido me dijo una vez que cualquier tema del que él supiera, podría trasmitirlo a otra persona en una semana. Y que si tardaba más, era porque no sabía de él lo suficiente.
Mire... Haga una cosa pida una definición de competencia. Pídasela a los profesores. Y de lo que le digan podrá sacar una idea adecuada de su retraso mental.
Tumbaíto
La facul de León es la ostia, le diré dos profesores brillantísimos : García Amado y Bermejo , un maestro : Sosa Wagner y una pasada : Díaz y García-Conlledo.
Creo que cualquiera de ellos daría una definición de competencia muy atinada.
¿por qué hay ese tipo de profesor-nefasto en su facultad?
¡Pregúnteles qué es competencia! ¡Atrévase! Nos reiremos un rato.
Considero que tienen más cosas que hacer en estos momentos. No haré la pregunta.
El concepto de competencia es un concepto jurídico IMPORTANTÍSIMO piense en los estatutos autonómicos, por ejemplo. Pero bueno... Nada nuevo bajo el sol.
Tumbaíto, no me fastidie, desde ese punto de vista, Sosa Wagner es un especialista.
Si quiere Vd gozar, lea el Manual de Derecho local de este maestro, el estudio que hace del Capítulo III del Título II de la Ley 7/1985 de 2 de abril LBRL y después me dice si tiene claro o no el tema Sosa Wagner.
soy otro anónimo (2)
que digo yo, que la pregunta a los profesores puede hacérsela García Amado, y de paso que él mismo responda a la pregunta
vamos, digo yo
es que me quiero reir...
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