Tampoco sé por qué nos extrañamos tanto. Raro es el mes en que en algún país no son profanadas tumbas judías por los nazis. En mayo de 2004 en Alsacia 127 tumbas judías fueron dañadas y los autores pintaron cruces gamadas, cruces celtas (¡?) y alabanzas a Hitler.
El 8 de agosto de 2004 fue atacado, por segunda vez en tres semanas, un cementario judío en Nueva Zelanda, y volvieron a aparecer las cruces gamadas.
El 7 de agosto de 20o4 quince tumbas de soldados judíos de la Segunda Guerra Muncial fueron profanadas en el cementerio militar de Cronenbourg. Los asaltantes dibujaron sobre ellas esvásticas y vivas a Hitler.
Y así sucesivamente. La cosa viene de antiguo, como es de todos sabido.
En la noticia sobre los casos de Francia me llama la atención que el Presidente francés, Jacques Chirac, saliera de inmediato a la palestra para condenar con dureza el hecho.
No tengo constancia de que los periódicos de esos países hayan insistido en que la razón última se encuentra en que la sociedad está enferma y que la culpa es de las familias y las escuelas. Según el editorial de hoy el El País, en nuestro caso así es. No califica como nazis a los profanadores de la tumba de Gregorio Ordóñez.
¿Quiénes son aquí los judíos?
Voy a averiguar estos días si en Francia, Alemania o Nueva Zelanda tienen intención los gobiernos de dialogar con sus grupos de extrema derecha sobre la paz de los cementerios.
Y voy a seguir leyendo sobre la República de Weimar y algunas cosas que en la Alemania de entonces se gestaron.
6 comentarios:
Bueno, voy a comentarme a mí mismo. Un amigo entrañable me acaba de decir que en este post soy injusto con el editorial de El País y que no es para tanto. Acepto el matiz sin problema. Es mi tendencia a pasarme de cabreado. Así que propongo una transacción: bien está lo que El País dice, sobre todo si entendemos las alusiones a las escuelas y los medios de comunicación como sutil insituación de que no se debería comer el coco con ciertas cosas en las ikastolas y que hay que ser muy crítico con los medios que elevan a los etarras a héroes que pueden y deben ser imitados. De acuerdo, así lo tomo. Sólo echo en falta una mayor contundencia y rotundidad y me apena que esas cosas se insinúen y no se digan más claramente.
Por ahí, en el fondo, tenemos el problema de siempre, el del lenguaje. Un lenguaje "fuerte" (por ejemplo, llamar claramente nazis a los etarras) puede servir para igualarse en el estilo y elevar la violencia del ambiente. Pero que los malos no se corten y los buenos (incluyo a El País, por supuesto) se anden con paños calientes supone también perpetuar un desequilibrio entre convencidos y dubitativos, entre osados y tibios. Mucha corrección política para nosotros y mucha comprensión con la "incorrección" de etarras y sus mariachis. ¿Qué hacemos? En verdad, no lo sé.
Si llamo malnacido a un maltratador doméstico nadie, creo, me reprocha el tono. Si lo digo de un etarra, contribuyo a perpetuar algún mal. Es complicado esto.
Creo que la diferencia entre "ellos" y "nosotros" está también en eso: ellos tienen claro lo que quieren y no reparan en gastos. Nosotros calculamos mucho, tal vez porque se nos tambalean algunos principios que deberíamos tener mejor asumidos.
Pero vuelvo al principio y asumo como se merecen las observaciones de mi amigo.
PD.- Pero al próximo que llame facha a Rajoy o Aznar (no es, desde luego, el caso de mi amigo), le voy a decir que no se habla así. Si aplicamos la regla, la aplicamos para todos.
Sí señor. Bien dicho.
Supongo que estoy "tan en mi papel" de oposición que resulto previsible... pero en fin, vamos allá.
En mi opinión, el rollo de la referencia a la escuela, la sociedad (es decir: la relativización de la imputación del hecho a su autor, al señalar otros focos de responsablidad secundarios) se justifica porque habla de 8 sujetos de entre 14 y 16 años.
¿Qué fue el sr.Gregorio?
Aunque no tiene nada que ver con este asunto, me llama la atención que un blog regentado por un asturiano, profesor universitario, no haya comentado nada acerca de la sentencia del Tribunal Superior de Asturias sobre el uso del bable en la Universidad de Oviedo. Nos gustaría a muchos asturianos conocer su opinión.
Punto de vista, sobre partes y todos.
¿Por qué la mala costumbre, mala en cuanto aplanadora del lenguaje, de llamar nazis a los etarras?
Diría yo que cada grupillo tiene sus propias especialidades y características y merece su nicho en el monstruario de lo homicida, lo viciosamente autoritario, lo antihumano ...
Aunque sea tautológico, diría que quien profana una tumba no es necesariamente un nazi; se queda en profanador de tumbas -patético simbolismo de mala muerte-, y basta. No ofende el que quiere sino el que puede, recordemos. Si hay alguien en paz, ésos son los muertos.
Erich Fromm (aña)diría, eso sí, que son necrófilos, en el sentido técnico y para nada festivo del término. Aunque habrá quien con ello intente iniciar un silogismo ("todos los nazis son necrófilos..."), me parece que no se pasa de ahí, que no todos los necrófilos son nazis.
Saludos a todos,
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