Me permito subir aquí arriba un comentario de AnteTodoMuchaCalma que dice cosas con mucha razón y majamente contadas. Además esta vez no me regaña a mí, parece que va por su cuenta. Y, para colmo de desconcierto, Venator lo aplaude entrechocando esforzadamente sus pabellones auriculares.
El comentario mencionado es este:
No es cierto que el diablo hiciese la más gorda haciendo creer a los hombres que no existía. Después hizo otra peor: hacerles creer que, como la AdministraciónPública es despilfarradora y corrupta, los asuntos públicos deben ser ejecutadospor mano privada (previamente untada de parné público). Cursos de formación a parados que llevan sindicatos y empresas. Custodia de documentos públicos (¡incluso historiales médicos!) por empresas privadas. Obra pública como el foco fundamental de corrupción (Transparency International dixit). Los cuarteles militares ¡vigilados por seguratas privados! (esta es de Mortadelo). En el colmo: las prisiones infantiles (sin eufemismos) en España pasan a ser masivamentePRIVADAS, en su titularidad o en su gestión (bueno: en Cataluña no). El ius puniendo sobre menores en España lo ejercen particulares... ¿sin ánimo de lucro? Supuestas ONGs que (¡oh, sorpresa!) comparten sede social con una ETT (de dondeprovienen los "educadores" que trabajan en el centro) y una empresa de seguridad (de donde provienen sus seguratas). El diablo hizo creer que el fraude de caudales públicos se da sólo la Administración, pero que en cuanto sales del edificio público, la gente respeta el erario público. Así, el mal no reside ya en el corazón del hombre: ¡reside en Nuevos Ministerios!. De modo que démosle los presupuestos públicos a sujetos privados para que persigan los fines públicos. Desde aquí, al diablo sólo le hacía falta inventarse los dos formatos. Para los conservadores, bic naranja ("subsidiariedad de la acción estatal"); para los progres, bic cristal (apoyo estatal a las ONGs). ¡Adelante! Privatización de la acción estatal en todas las ramas. Objetivo de la iniciativa privada patria: vivir de la ubre estatal, autonómica, local o lo que sea (y de sus funcionarios, más freudianamente: DOS ubres estatales mejor que una). Los riesgos del mercado, para los trabajadores. Y a los objetivos que legitimaban la inversión estatal que les den.
3 comentarios:
Genial; he tenido un orgasmo leyendote, pienso lo mismo pero joer¡¡¡ cuantas anécdotas se han agolpado en 20 segundos (y como duelen) ....
Esta me ha dolido más por que riza el rizo, porque es el triple salto, ahi va:
Empresa X: Impartición de cursos de informática por los pueblos
Empresa X: Entre otras cosas imparte Cursos subvencionados por la J CyL: desarrollo rural.
Empresa X negocia con ayuntamiento Y : Impartir clases a los vecinos 100 horas
Promocion de cursos: Ya que este maravillo alcalde bla bla bal el vecino paga 50 euros, el ayuntamiento por cada vecino que se apunte tambien da una subvencion de otros 50 euros. Fueron todo un éxito (políticamente hablando)
Fin de anécdota
En fin vanalidades...
Me adhiero, ATMC. La privatización, que no sé por qué diantre se considera una idea "conservadora" (como si fuera conservador malvender el patrimonio de todos, y disolver la conciencia de ser una comunidad donde el beneficio no es ni de lejos el máximo de los valores), ha llevado a una tremenda devaluación de nuestra vida.
Hace unos pocos años, todavía en la universidad, organicé un seminario extracurricular, y vino un alumno a preguntarme con toda sencillez cuánto costaba. Le dije lo más calmado que supe que yo ya tenía mi sueldo, y que él ya pagaba sus tasas. El seminario no me salió muy bien -era un tanto experimental- pero la cara rara que puso el alumno -que siguió el cursillo a pesar de ello- me ha dejado un buen recuerdo didáctico.
En especial, me dan miedo los colegios privados y las clínicas, porque no quisiera estar en los paños de sus directores/oras, cuando llegue, que ha de llegar, el momento en el que haya que elegir entre hacer lo que es bueno para el alumno, o la paciente, y perder dinero, o tomar por otro camino, y ganarlo. Me alejo por lo tanto de ellos, y procuro que se alejen mis personas queridas.
En el aeropuerto, más de una vez, cuando toca un chicarrón con cara de pasmarote y escudo de no sé qué empresucha de seguridad se acerca a registrarme, miro con cara de desesperado a los pocos guardias civiles que contemplan descolocados la escena -cuando los hay- y me vienen ganas de tronar que no me toque, que me registre la guardia civil, que es la fuerza de seguridad del estado del que soy ciudadano. La fuerza a la que yo le doy legitimidad con mi ser ciudadano, y a la que por tanto reconozco autoridad para ponerme las manos encima.
Pero opto, cobarde, por no perder el vuelo. Y con mi silencio resignado me doy cuenta de que yo también me estoy dejando privatizar, por renuncia, un poquillo. Nos hemos metido solos en este tinglado. Quizas no sea tan malo el conjunto de cataclismos que se acerca. A ver si hay un después, y a ver, si se diera ese caso, qué es lo que refundamos tras esta interesante experiencia.
UnAmigo: se considera una idea conservadora, entre otras cosas, por una serie de patrañillas articuladas que se extendieron en los 80.
En los 70 se critica enormemente la tradición presupuestaria pública y surgen modelos innovadores, que quieren trasladar ese famoso "dinamismo" de la empresa privada a una administración demasiado inercial. En los 80 el concepto de subsidiariedad se extiende: sin competencia no hay excelencia. Y para que haya competencia tiene que haber competidores: el servicio debe salir al mercado ("liberalización") siempre que pueda, y el Estado se queda con los tanques y las embajadas.
¿Qué ocurre? Que el instrumento (privatización como instrumento para liberalizar, dar competencia y mejorar el servicio) pasa a imponerse al objetivo (competencia). Los servicios públicos se han privatizado porque el dogma anti-público no permitía oposición. Pero no se han liberalizado. No tenemos sino pseudocompetencias que sólo engañan a los votantes ciegos. O ni eso. Y encima, les pagamos miles de millones en "costes de tránsito a la competencia" (por una mera cuestión estética, eso es ya poner las sábanas).
Claro que hay actividades netamente públicas en las que la mano privada funciona mejor. Peeeroo... Recientemente hablaba con una de las pioneras en materia de mediación penal. Como no puedes crear un cuerpo funcionarial de santos, ahí el voluntarismo funciona mejor. Pues bien: hablando con esta "pionera", le contaba mi impresión de que la mano privada "pitaba" mejor en la mediación penal (la mano de las organizaciones comunitarias privadas, coordinadoras implicadas en el barrio donde se comete el choriceo en cuestión; mediando entre autor y víctima, reducen la pena del autor, pues el fiscal se compromete a pedir la atenuante de reparación de modo cualificado). Inmediatamente esta mediadora me dijo el número de empresas de servicios que están esperando por este enorme pastel económico, y que rogaba porque la Comunidad de Madrid, en vez de renovarles la subvención para su programa, asumiese la función de mediación como pública, con funcionarios y tal.
Desde luego, UnAmigo, hay una cosa que señalas y que me parece incontestable: si privatizamos, del dinero público ha de salir no sólo la prestación pública, sino también el lucro privado del ejecutor. En realidad, una empresa privada es eficiente EN LA CONSECUCIÓN DEL LUCRO. No sé por qué va a ser distinto con un dinero público.
Y para evitar el lucro ilícito, es necesario INSPECCIÓN EXTERNA ESTATAL (posiblemente lo más costoso; y mucho más cara que la inspección interna de la actuación administrativa). Con lo cual, la fórmula no es complicada:
Ejecución pública: coste alto por "despilfarro".
Ejecución privada: coste de ejecución + lucro + (coste de inspección + fraude residual no inspeccionado).
La solución estará en el paso previo a todos: revisión de las técnicas de gestión pública como la que se emprende en los años 70. Pero es que en las arcas estatales hay demasiado dinero y poca vigilancia... 44 millions of fools and their money are soon parted!!!
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