Qué lío. Los conceptos son como los bichos o como los humanos. Cada uno tiene su temperamento, se labra su biografía o anda al albur de los destinos. Los hay que pasan que ni fu ni fa, no se hacen notar, nacen por azar y acaban sin pena ni gloria. Otros, en cambio, parecen surgidos para alterar los cimientos mismos del mundo, para socavar los pilares de la convivencia y todas esas cosas, en fin. Me he puesto así por causa de lo de los derechos históricos. Se le veía venir a esta noción su malévolo carácter, lo revoltoso de su ser. Y confirmado. Que las autonomías de acá, de allá o de acullá se desabrochen y se saquen los derechos del saco de la historia, como el mago extrae los conejos o el trilero los dados lastrados, pues pase, allá cada cual con su conciencia jurídica. Si acaso, es buen tema para los que tienen blog y se desfogan en el ágora virtual. Ah, pero, amigo mío, la cosa cambia cuando es la mismísima vida privada de los ciudadanos de carne y hueso la que recibe las acometidas del ambicioso concepto, los embates ardorosos de algún derecho histórico despendolado. Ando meditabundo estos días y repitiéndome que no somos nada y todo eso. Y no sólo por la tragedia de Rocío Jurado, último emblema incuestionado de lo que fue la nación española y a la que el buen dios se lleva por amor a la metáforas. Cuando murió el Papa anterior yo andaba por países lejanos, pero alcancé a indignarme un poco por el entusiasmo luctuoso de las radios y las televisiones patrias aconfesionales, que yo captaba por internet o en sus emisiones internacionales. Pero reconozco mi error, no se trataba de nostalgia del Estado católico ni afán neofundamentalista para combatir a la competencia, no; es que el buen hombre y sucesor de Pedro era famoso. Si hubiera cantado copla habría sido lo mismo, incluso copla atea. O puede que sean formas de una nueva religiosidad popular, pagana, promiscua y gratis. Lo siento, me desvié. Retomo el hilo derecho de los históricos. Y me reconozco reflexivo, tirando a anonadado, tal es el efecto que me se ha desencadenado por un encuentro casual de estos días. Me topé en la calle con una vieja amiga y compañera de carrera. Los saludos de rigor, las preguntas reglamentarias y unos ojos llorosos que yo no recordaba de ese color, pero vaya a usted a saber qué le pasa a mi memoria histórica (por cierto, las memorias que no sean históricas serán adivinatorias, ¿no?, recuerdos del futuro y tal). El caso es que, compasivo, la convido a un café y acepta, para mi sorpresa. Que le vendrá bien hablar un poco, me confiesa, desahogarse incluso, si le permito el abuso. Sea, contesto, ya arrepentido para mis adentros. Recojo ahora nuestro diálogo, podado únicamente de algunas líneas intrascendentes y que no vienen al caso. - Tuve un novio primero, luego un marido luego, del que enviudé, y ahora vivo, mesuradamente feliz, con un buen hombre, otra vez casada. - Vaya, no imaginaba que alguien de nuestra promoción se gastara una vida sentimental tan movida-. Se lo dije por decir algo, y de inmediato pensé que estaría más guapo callado. Pero ella ya ponía cara de ir a embalarse y ni reparó en mi bobo comentario. - Y ahora ando en pleitos, si no lo veo no lo creo. Pleitos amorosos. - ¿Pensiones y esas cosas? - No, no, derechos históricos. - ¿También te dedicas a la política? - Ay, la política. No, hijo, no. Aquel primer novio. - Cuéntame. - Pues ha venido con que soy suya porque él me tuvo antes y que el que tuvo retuvo y Santa Rita-Rita y no sé qué más zarandajas. Y que prior in tempore, potorrus. - Potior in ius. - Bueno, eso, da igual. El caso es que ha presentado una demanda y estamos metidos en un pleito civil. - No entiendo nada, discúlpame. - Pues muy sencillo, al parecer. Se empeña en que yo fui suya antes que de ningún otro, que yo fui su primera pareja y él el primer novio mío y que lo que una vez pasó ya es para siempre y él puede reclamarlo cuando quiera; o yo. Pero yo no quiero. - ¿Pero qué reclama exactamente? - Ay, no te lo vas a creer. Que mi matrimonio es nulo porque cuando me casé yo no era libre, pues él era mi pareja por derecho histórico. Dice que él y yo seguimos siendo pareja, pero pareja oprimida. Así que solicita la disolución del vínculo o, supletoriamente, que se le permita acostarse conmigo cuando él lo desee, pues su derecho es preferente sobre el de mi marido, por ser anterior y primigenio. - La leche, qué cosas. Pero vamos a ver, qué hubo exactamente en aquel tiempo entre ese novio y tú. ¿Os casasteis? - Qué va. Ni follamos siquiera, si te digo la verdad. - Ah, pues vaya. - Apetecer sí nos apetecía, bastante. Todavía me acuerdo. Pero ya sabes, que si la familia, que si el miedo al embarazo, que si no teníamos un duro. Y a eso se agarra él. - ¿A qué? - Pues a que somos una pareja originaria que constitutivamente no sé qué. A veces ni lo entiendo. Está todo el rato con la matraca de que nuestra pareja es de libro y que nunca ha podido autodeterminarse y que ya toca, caiga quien caiga. - Pero tu tendrás que estar de acuerdo. - Dice que no, que no tiene nada que ver. Y su abogada, lo mismo. - ¿Su abogada? ¿La conozco? - Te sonará, es una exdiputada catalana, de Los Verdes, que acaba de casarse aquí en Oviedo y ha abierto despacho en la calle Uría. - Y tu abogado cómo lo ve. - Chico, no sé, no me convence. Él insiste en que lleguemos a un acuerdo con mi exnovio. - ¿Dinero? - No, que le deje echarme un par de polvos, que a lo mejor se calma. - ¿Y no? - No estoy segura. ¿Y si luego quiere más y más? - Ya, qué lío. - Dichosos derechos históricos, si lo llego a saber hace treinta años ese cabrón no me toca un pelo. - Pues habría sido otro y tendría derechos históricos también. - Ya. Qué putada. Ahora que estaba feliz con mi marido. - Hay algo que no entiendo. Si tú con éste estás casada y con el otro no lo estuviste nunca, qué pasa con los derechos de tu marido, y con los tuyos. - Ya, pero el otro viene con que mi marido y yo no somos una pareja normal, que somos una pareja de parejas y no sé qué más. - ¿Un pareja liberal? - No creo, este rollo no es político, es puramente privado. - Pues tíratelos a todos, y al carajo. - Deja, deja, acabarían conmigo, ya no tengo el cuerpo para tantas alegrías. Por cierto, ¿quieres que un día quedemos por la noche para tomar algo? - Uf, es que ando de paso y ya me voy esta tarde. Si vuelvo por aquí te llamo. - Vale, no dejes de hacerlo. - Suerte. Nos despedimos con un casto beso en la mejilla y empecé a preocuparme de cuántos derechos puedo perder por culpa de los derechos históricos que habré dejado en el camino. Estamos en manos del Volksgeist, hay que joderse. Deberíamos llamar a Los Cazafantasmas (Ghostbusters), a ver si ellos consiguen acabar con los ectoplasmas. |
5 comentarios:
Ensayos linguales a fuer de lingüísticos (I).
- La inviabilidad fonética de una Unwort como Folkghost revela la imposibilidad conceptual de un antiliberalismo en inglés.
- ¿Será por el espíritu popular de los ingleses? (Ya la jodí... con lo bien que empezaba...).
P.D. Supongo que "Nonword" tampoco cuela por "Unwort"... ¡Qué abiertos los anglos, tan majetes ellos! Son todo liberalismo y onano-asfixiofilia.
En LNE de hoy. El caso es de traca, la argumentación no tiene desperdicio. Y muestra que lo de los derechos históricos siempre ha sido muy discriminatorio. Igual al abogado de su amiga le sirve la sentencia...
Ánimo, suerte y un fuerte abrazo
"La Audiencia de Barcelona ha denegado a un hombre el derecho a encontrarse con un perro, propiedad de su ex esposa, por considerar que el pacto en el que ambos cónyuges acordaron el régimen de visitas del animal no puede ser garantizado por los tribunales.
Además, reflexiona la Audiencia, las visitas libres del ex esposo al perro con el que convivió durante años «implican determinados riesgos para el animal, como los derivados de los contactos con otros perros, y para terceros a quienes pueda dañar» porque la responsabilidad debería ser asumida por el dueño"
dice garciamado : "..., como el mago extrae los conejos o el trilero los dados lastrados ..."
Matiz : el trilero no usa dados en su estafa a quien le quiere estafar (ya sabemos que el juego trata de levantar el dinero a quién se cree más listo que el que está jugando, pero olvida el lema : "quien juega limpio, limpio queda"), usaban en sus comienzos cartas de la baraja española(fallas en germanía)y posteriormente tapones (pastos en germanía)para adivinar donde está la bolita.
El resto del post, para partirse de risa.
Gracias, Ariadna, por esta alucinada resolución.
1. ¿Cómo que no son alegables ante un tribunal los pactos de los copropietarios sobre el disfrute de un bien patrimonial? Es lo que le faltaba a la maldita sogenannte "multipropiedad".
2. O sea: que a Su Señoría le preocupa que no se dañe el patrimonio de los implicados. SU SEÑORÍA ESTÁ PROTEGIENDO EL PATRIMONIO DEL EX-MARIDO CONTRA SU VOLUNTAD (o: el de la ex-mujer, frente a los peligros patrimoniales que ella misma arrostra al pactar con su ex los tiempos de disfrute -lato sensu!- del bicho).
3. Supongo que la única salida posible sería reunir un poco de arrestos y decir: "Apártense, que me espantan la clientela del juzgado. Siéntense en ese banquito, que ahora mismo les atendemos, en cuanto terminemos el atasco de filiaciones, menores desamparados, testamentos y abintestatos". Pero no hay huevos.
4. Lo que me jode es que quienes acaban teniendo arrestos para descarrilar son siempre los más bestias. He aquí una hermosa oportunidad de callarse, desperdiciada por una señoría meapilas, que ignoró tanto la división Iglesia-Estado como los más mínimos rudimentos de teología:
elduendezahori.blogspot.com/2006_03_01_elduendezahori_archive.html
(Si alguien quiere la sentencia entera, la tengo escaneada).
Tras leerla, sólo una preguntita (cuya respuesta tenía clara ANTES de leer la sentencia): ¿se puede prevaricar en un obiter dictum? Conteste, Garciamado, por favor...
P.D. No me sale entera la dirección de la sentencia: es
elduendezahori.blogspot.com/
y después de la "/" va pegado esto:
2006_03_01_elduendezahori_archive.html
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