Días atrás, el amigo Lagunilla nos pedía una crónica fiable sobre el reciente encuentro en la Moncloa de Zapatero con los bancos de peces gordos. Pusimos manos a la obra y costó lo suyo dar con las grabaciones. Primero sobornamos a un par de agentes del CNI y a un conserje, pero se habían equivocado de reunión y habían grabado unas arias de Sonsoles y otros comparsas. Por fin, nos llegó el soplo de que el peluquero de Maritere tenía las cintas buenas, y allá nos fuimos con un disfraz de maltratadora desmelenada. Eso sí dio resultado. En la pelu habían cambiado la música de ambiente propiamente dicho por la grabación de la reunión monclovita y las palabras de nuestros próceres se escuchaban con religioso recogimiento e hincando cada poco la rodilla y lo que hiciera falta. Desgraciadamente, el ruido del secador impidió que pudiéramos nosotros grabar la reunión entera, por lo que sólo cabe reproducir aquí el pequeño fragmento que sigue.
Un banquero (en adelante UB).- Antes que nada, nos gustaría saber cómo ve usted las subprimes.
Zapatero (en adelante ZO).- Hombre, no sabía que usted hablara leonés.
UB.- Esto..., no, me refiero a las subprimes.
ZO.- Pues las mis primes muy bien. A Loli la hemos fichado en la Moncloa y a Conchi la hemos metido en una caja de ahorros andaluza de asesora.
UB.- Ah, qué bien. Estarán contentas.
ZO.- Sí, ellas valen mucho, pero la derecha no se lo reconocía. Ya se sabe que en este país no hay ni memoria histórica ni nada.
UB.- Volviendo a lo de las subprimes...
ZO.- Mire, le agradezco la deferencia, pero es mejor que hablemos en castellano. El que hablaba bien el leonés era mi abuelo. ¿Saben que lo mataron cuando la guerra?
UB.- Sí, bueno, le acompañamos en el sentimiento.
ZO.- Gracias. Pero son sentimientos que se llevan muy adentro.
UB.- Claro, claro. Nosotros queríamos hablarle de cómo andan las finanzas.
ZO.- Hombre, pues no me quejo, aunque ya sabe que nos vamos a congelar los sueldos. De todos modos, para los detalles de nuestra hipoteca y tal es mejor que hablen con Sonsoles.
UB.- Lo haremos, no se preocupe. Pero pensábamos preguntarle a usted por la crisis bancaria.
ZO.- Cuenten, cuenten.
UB.- Pues andamos muy mal. La banca pasa hambre, señor Presidente. Estamos hasta el cuello de deudas y no podemos más. Nos hemos desvivido prestándole dinero a la gente humilde y ahora no nos pagan.
ZO.- Usted sabe que este gobierno que presido no piensa dar ni un paso atrás en su política social, aunque la derecha no esté de acuerdo. ¿Ustedes han visto cómo son?
UB.- ¿Quiénes?
ZO.- Los de la derecha.
UB.- Sí, sí, horribles.
ZO.- Me alegra que estemos de acuerdo. Veo que con ustedes sí se puede dialogar.
UB.- Pues a propósito de su política social. Usted ya sabe que si nosotros andamos mal y no podemos prestarle dinero al pueblo, cómo nos va a pagar el pueblo las hipotecas de sus casas. Debemos evitar que tanta buena gente se quede en la calle.
ZO.- Me preocupa mucho ese asunto, pues estamos luchando a brazo partido para que los más pobres tengan acceso a una vivienda digna.
UB.- Nosotros también. Pero nos encontramos al límite y no podemos seguir ayudando a la gente en estas condiciones.
ZO.- Pues eso va a ser un problema. A la gente hay que ayudarla. Yo les he dado cuatrocientos euros a cada uno.
UB.- Sí, muchas gracias. Los hemos recibido todos nosotros. Pero no nos basta para tapar el agujero.
ZO.- Yo les entregaría más, pero comprendan que no alcanzan los dineros para todo el mundo.
UB.- Por supuesto. Por eso habíamos pensado que si nos financia a nosotros las deudas y salimos del apuro, luego nosotros podemos volver a prestar a nuestros clientes en las mejores condiciones.
ZO.- ¿Y necesitan mucho?
UB.- Con cien mil millones podríamos ir tirando.
ZO.- ¿De pesetas?
UB.- Ejem... de euros.
ZO.- ¿Y eso en pesetas cuanto será, poco más o menos?
UB.- Algo más, no mucho.
ZO.- Bueno, siendo así. ..
UB.- Sabíamos que tiene usted un gran corazón.
ZO.- Eso mismo me dicen mis ministros y ministras.
UB.- Cómo no, seguro que también están bien agradecidos.
ZO.- Ya lo dice el refrán, de bien nacidos es ser agradecidos.
UB.- ¿Cuándo es su cumpleaños?
ZO.- ¿Por qué lo quieren saber?
UB.- Para mandarle unas botellitas de vino y unos dulces caseros.
ZO.- Ah, pues muchísimas gracias. Oigan, he oído que los que están mal son sus colegas norteamericanos, ¿verdad?
UB.- Sí, fatal. Pero es que allí tienen al Bush, que es un cretino. Qué le vamos a contar a usted.
ZO.- Y tanto. Fíjense que ya hace tiempo que decidí dejar de hablarle.
UB.- Hace muy bien, ese tipo no es de fiar.
ZO.- Deberían ir ustedes y comprar todos los bancos yanquis, para que se fastidie Bush.
UB.- Hombre, nos gustaría. Si pudiera usted estirarse un poco más, nos poníamos con eso.
ZO.- ¿Cuánto nos costaría?
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Un banquero (en adelante UB).- Antes que nada, nos gustaría saber cómo ve usted las subprimes.
Zapatero (en adelante ZO).- Hombre, no sabía que usted hablara leonés.
UB.- Esto..., no, me refiero a las subprimes.
ZO.- Pues las mis primes muy bien. A Loli la hemos fichado en la Moncloa y a Conchi la hemos metido en una caja de ahorros andaluza de asesora.
UB.- Ah, qué bien. Estarán contentas.
ZO.- Sí, ellas valen mucho, pero la derecha no se lo reconocía. Ya se sabe que en este país no hay ni memoria histórica ni nada.
UB.- Volviendo a lo de las subprimes...
ZO.- Mire, le agradezco la deferencia, pero es mejor que hablemos en castellano. El que hablaba bien el leonés era mi abuelo. ¿Saben que lo mataron cuando la guerra?
UB.- Sí, bueno, le acompañamos en el sentimiento.
ZO.- Gracias. Pero son sentimientos que se llevan muy adentro.
UB.- Claro, claro. Nosotros queríamos hablarle de cómo andan las finanzas.
ZO.- Hombre, pues no me quejo, aunque ya sabe que nos vamos a congelar los sueldos. De todos modos, para los detalles de nuestra hipoteca y tal es mejor que hablen con Sonsoles.
UB.- Lo haremos, no se preocupe. Pero pensábamos preguntarle a usted por la crisis bancaria.
ZO.- Cuenten, cuenten.
UB.- Pues andamos muy mal. La banca pasa hambre, señor Presidente. Estamos hasta el cuello de deudas y no podemos más. Nos hemos desvivido prestándole dinero a la gente humilde y ahora no nos pagan.
ZO.- Usted sabe que este gobierno que presido no piensa dar ni un paso atrás en su política social, aunque la derecha no esté de acuerdo. ¿Ustedes han visto cómo son?
UB.- ¿Quiénes?
ZO.- Los de la derecha.
UB.- Sí, sí, horribles.
ZO.- Me alegra que estemos de acuerdo. Veo que con ustedes sí se puede dialogar.
UB.- Pues a propósito de su política social. Usted ya sabe que si nosotros andamos mal y no podemos prestarle dinero al pueblo, cómo nos va a pagar el pueblo las hipotecas de sus casas. Debemos evitar que tanta buena gente se quede en la calle.
ZO.- Me preocupa mucho ese asunto, pues estamos luchando a brazo partido para que los más pobres tengan acceso a una vivienda digna.
UB.- Nosotros también. Pero nos encontramos al límite y no podemos seguir ayudando a la gente en estas condiciones.
ZO.- Pues eso va a ser un problema. A la gente hay que ayudarla. Yo les he dado cuatrocientos euros a cada uno.
UB.- Sí, muchas gracias. Los hemos recibido todos nosotros. Pero no nos basta para tapar el agujero.
ZO.- Yo les entregaría más, pero comprendan que no alcanzan los dineros para todo el mundo.
UB.- Por supuesto. Por eso habíamos pensado que si nos financia a nosotros las deudas y salimos del apuro, luego nosotros podemos volver a prestar a nuestros clientes en las mejores condiciones.
ZO.- ¿Y necesitan mucho?
UB.- Con cien mil millones podríamos ir tirando.
ZO.- ¿De pesetas?
UB.- Ejem... de euros.
ZO.- ¿Y eso en pesetas cuanto será, poco más o menos?
UB.- Algo más, no mucho.
ZO.- Bueno, siendo así. ..
UB.- Sabíamos que tiene usted un gran corazón.
ZO.- Eso mismo me dicen mis ministros y ministras.
UB.- Cómo no, seguro que también están bien agradecidos.
ZO.- Ya lo dice el refrán, de bien nacidos es ser agradecidos.
UB.- ¿Cuándo es su cumpleaños?
ZO.- ¿Por qué lo quieren saber?
UB.- Para mandarle unas botellitas de vino y unos dulces caseros.
ZO.- Ah, pues muchísimas gracias. Oigan, he oído que los que están mal son sus colegas norteamericanos, ¿verdad?
UB.- Sí, fatal. Pero es que allí tienen al Bush, que es un cretino. Qué le vamos a contar a usted.
ZO.- Y tanto. Fíjense que ya hace tiempo que decidí dejar de hablarle.
UB.- Hace muy bien, ese tipo no es de fiar.
ZO.- Deberían ir ustedes y comprar todos los bancos yanquis, para que se fastidie Bush.
UB.- Hombre, nos gustaría. Si pudiera usted estirarse un poco más, nos poníamos con eso.
ZO.- ¿Cuánto nos costaría?
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2 comentarios:
!Así que era usted la del secador de junto a la ventana!. Ya me intrigaba con tanta manipulación en el bolso, debía estar ajustando el sonido de la grabadora.
El resultado, absolutamente genial.
Pero me atrevo a otra propuesta: ¿Alguien que haga un video con el diálogo y lo suba a Youtube? Con el nombre del guinista en los títulos de crédito, of course.
Los hermanos Marx comenzaron con menos.
Saludos.
Ahora me explico como le invitan a las cumbres de los paises "avanzados".
Es como la Preisler y sus bombones: hace pasar tan buenos ratos.
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