En
un país de tanta risa como esta España que se desespaña, los escritores
humorísticos lo tienen cada día más difícil, pues cada vez hay menos
diferencias entre, por ejemplo El Mundo
Today y El Mundo a secas, o con
cualquier otro periódico de los que hablan en serio. No es que esté criticando
a los periódicos ni a los periodistas, aunque también tienen los suyo, sino
glosando una realidad nacional que te deja perplejo y patidifuso.
Acabo
de ver que el
Ayuntamiento de Ibiza ha aprobado por unanimidad que Colón nació en tal isla
y que va a contribuir todo lo posible a la difusión de la buena nueva, que
algún investigador ha mantenido. Ignoro el respaldo científico de dicha tesis o
de las rivales, pero también me da igual dónde haya venido al mundo el peculiar
marino. Lo bonito y desternillante es que se puedan presentar y votar mociones
para tales propósitos y que los partidos políticos jueguen a respaldar la ciencia
a mano alzada (mejor así que a mano armada, es verdad), mientras los mismos
partidos podan el presupuesto para ciencia. Probablemente sus cabezas pensantes
tampoco son capaces de distinguir entre ciencia y superstición. Sea como sea,
cundirá el ejemplo y, por si acaso, voy a proponer a mis paisanos de Gijón que
convoquen un pleno municipal para exigir para mi tierra la paternidad y
maternidad de Aristóteles, el rey Melchor, Tomás de Aquino, Julio Verne, el Oso
Yogui y Lángara. Y si hay papeles que certifican que vinieron al mundo en otro
lado, dejemos claro al menos, por asentimiento, que los concibieron en la Playa
de San Lorenzo o en el cerro de Santa Catalina después de una merienda a base
de “quesu” de Cabrales y sidra.
A
lo tonto a lo tonto, también en esas cuestiones tan graciosas hay un fondo
serio y que merece unos pensamientos. Es la democracia un excelente
procedimiento para la toma de decisiones políticas, es decir, atinentes a la
polis, sus normas y su organización. Pero no más. No se puede decidir ni a mano
alzada ni con papeleta ni se puede debatir en el ágora a grito pelado si
existirá o no el bosón de Higgs, si el cáncer de pulmón lo provoca el tabaco,
si es verdadera o falsa la teoría de la evolución de las especies o si hay
peces amarillos en los fondos abisales. Pero se da una imparable politización
de la ciencia que nos remite, pasito a pasito, a los tiempos en que no había
ciencia libre porque no se permitía.
El
proceder es sencillo. Primero se intenta domesticar a los científicos tanto con
presiones económicas como con estrategias de palo y zanahoria, sacando entre
aplausos y promoción mediática a los que digan lo que interesa y condenando al
ostracismo, la desmoralización o la emigración a los otros, generalmente los
serios. Después se incorporan aquellas tesis científicas, o pseudocientíficas
incluso, al discurso político de los partidos y los demagogos, haciendo ver,
por ejemplo, que puesto que en la batalla tal la mayoría de los soldados eran
de Villacebllinos o que en la Corte del monarca cual abundaban los de
Valdebocio, ya estaban entonces oprimidos los de la parroquia vecina. En el
paso siguiente, el partido gobernante, cualquier partido gobernante, controla
los libros de texto para que recojan nada más que esas informaciones así
sesgadas o manipuladas y, de propina, se subvencionan congresos y libros en los
que en ellas se insista. Por último, y para dotar de su legitimación política a
la postura científica o paracientífica así pergeñada, se convocan unas
manifestaciones populares de reclamación de la dignidad herida por los
estudiosos vendidos a algún imperio enemigo y se organiza una votación o un
referéndum. Como tales carnavaladas democráticas las ganan siempre los
organizadores (creo que hasta en algún referéndum de la dictadura salió por el
99% que Franco era caudillo de España por la gracia de Dios y no por otras
razones, o cosa de ese tenor), en adelante quedará por antidemócrata y traidor
el que se emperre en la ciencia seria y sus datos en lugar de sumarse a la
lucha contra el infiel y a la adoración de las glorias del terruño.
¿Qué
puede hacer la gente seria, trátese de científicos o de sencillos ciudadanos
con seso? Nada o casi nada. Ahora la verdad se decide con votos o en
concentraciones populares. No sé cómo al PP no se le ha ocurrido todavía plantar
un referéndum sobre la existencia de Dios. Bien llevado, seguro que sale que
sí, y se acabaron los problemas teológicos e iremos a misa ya con más fe y
mayor convicción. De todos modos, los cuatro gatos que no quieran cambiar la
ciencia por himnos ni la democracia por aquelarres deben (disculpen la
inmodestia, debemos) mantenerse en sus trece y llamar al pan pan, al vino vino
y a la imbecilidad imbecilidad. Y no temer que nos tachen de enemigos del
pueblo (Volksfeinde, de qué me suena
eso) o de contrarios a la democracia. Porque meter la democracia en la Ciencia,
sea en la Biología o en la Historia, sea en la Paleontología o en la
Lingüística, es tan absurdo y contraproducente como disfrazar de ciencia las
decisiones políticas, cosa que, por cierto, algún conocido dictador alemán o
soviético o rumano ya intentó durante el infausto siglo XX, con los resultados
bien sabidos para la ciencia y para la política, entre otras cosas.
Tiene
bemoles que sea delito (además de solemne memez, eso es aparte) negar el holocausto
y que, en cambio, se pueda votar cómo fue una batalla, donde nació un señor o
qué antigüedad tienen unos fósiles. Y menuda gracia que los partidos, casi
todos, se dediquen a semejantes enjuagues por miedo a que dejen de votarlos los
más lerdos y fanáticos de cada pueblo. Pero es lo que hay y no lo vamos a
arreglar tomando el Congreso, sino, si acaso, tomando la palabra y
desenmascarado a los idiotas y los pícaros.
PD.-
No he dicho ni pío ni de Cataluña y lo expuesto se acomoda a muchos lugares y
tiempos. Por ejemplo, a la España de Franco. El que se pique…
5 comentarios:
jajajajaja, leí el notición ayer y me tronché, la verdad.
Lo suyo hubiera sido asignarse a los hermanos "Pinzones", rollo publicidad y tal.
¿Colón, qué les puede reportar?
Algún eslogan bueno puede salir por su rima fácil...pero no lo veo.
Por cierto, la vaca es de donde pace no de donde nace. Lo importante sería atribuirse la adopción del pueblo.
"Diógenes, vivió los momentos más felices de su vida en el pueblo de García Amado".
Respecto a Cataluña, no veo problema alguno. Piden la independencia y un rescate, se les concede lo primero y se acabó la polémica.
Yo también quiero independizarme de España, me niego a que la pasta de mis impuestos se inyecte a los bancos y la siga gestionando esta escoria.
Un cordial saludo.
Entérese usted, caballero. No tolero bromas con la asturianidad incontestable del Oso Yogui... Cómo se le ocurre????
No entiendo como ante semejantes evidencias de putrefacción, corrupción, toxicidad y estulticia no se deja usted de "Quejios de España" y sale a la calle con la antorcha y la horca.
Habiendo cosas más importantes que discutir y estos mmm cientificos o lo que sean, proclamando a colon nacido en Ibiza.
Pues a mí me parece que lo relevante es el proceso inverso, es decir, la tecnificación de la política, la adopción de decisiones incontrovertibles, verdaderas, basadas en presupuestos científicos incontestables (hasta el momento). Ese sí es el camino peligroso en el que llevamos unas décadas avanzando y que pone en riesgo la política (que es algo muy serio, pese a quienes la ejercen en estos tiempos).
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