Es el que, en tiempos, se llevaba las culpas de todas las injusticias. Siempre que algo iba mal, que acontecía alguna iniquidad colectiva, que se hablaba de la mala distribución de las fortunas -en todos los sentidos de la palabra- en el mundo, la culpa era de esa misteriosa entidad, "el sistema". El sistema era opresivo, imperialista, violento, mentiroso, sibilino, ladrón. De todo. El sistema era la gran excusa, el gran invento. Ahorraba muchísimo esfuerzo intelectual, pues no había que pararse a diagnosticar con calma las causas de cada mal ni a pensar ponderadamente la terapia oportuna para cada dolencia social. En el origen de todos y cada uno de los padecimientos está la misma cosa, el sistema, y el tratamiento requerido para que este mundo deje de ser un valle de lágrimas y se convierta en un paraíso de lo más acogedor es sólo uno: acabar con el sistema.
El sistema era como la quintaesencia de cuantas deidades negativas han venido aterrando a los más ingenuos y sirviendo de excusa a los más pillos. Todos los demonios se resumieron en el siglo XX en uno, el sistema. Y toda la doctrina política reformadora se redujo a retórica hipnótica de un solo eslogan, reproducido una y mil veces por la parte más cándida de los que nos creímos progres y tocados por la mano de la dialéctica: terminemos con el sistema. Creo que era el sistema el que nos hacía hablar, así, a lo tonto, a humo de pajas, del sistema. Eso sí, tan monos con nuestras indumentarias alternativas al sistema y vendidas en sus tiendas.
¿Se imaginan que de pronto alguien dijera que todas las enfermedades del cuerpo humano tienen su origen en un único virus y que desterrándolo impondremos una salud universal sin límite ni tacha? Pues eso era el sistema, pero aplicado a los males sociales y como receta para construir el edén aquí mismo, según sales de casa a la izquierda.
Lo que no me explico muy bien es la razón por la que tan práctico recurso está desapareciendo de nuestras conversaciones. Creo que ha sido sustituido por la globalización. Ahora el coco es la globalización y el imperio del bien sobre la tierra se va a construir cuando nos desglobalicemos todos y sea el mundo un semillero de aldeas autodeterminadas y en comunión con la naturaleza circundante. Utopía que se difunde vía internet y se ratifica en reuniones periódicas en algún punto del planeta al que los muy aguerridos antiglobalizadores llegan en avión, iPod en mano y maldiciendo su suerte por tener que salir para la ocasión de los prados donde pasta el ganado de su tribu, supongo. En fin, dejemos a los antiglobalizadores globales para otro viaje y vayamos al mosqueo que me queda con lo del sistema.
Se me ocurren algunas hipótesis malvadísimas a propósito de lo del sistema. Reducido a su muy elemental contenido significativo, el sistema era la economía capitalista y su nervio estaba en su capacidad para fagocitar todo tipo de instituciones y prácticas, para contaminarlo todo, para adueñarse de todo. El capital compra cualquier cosa, se apropia de los países y las conciencias, coloca todo del modo que más beneficie a su propia multiplicación y hasta de la soberanía estatal o los derechos fundamentales de los individuos hace un puro guiñapo al servicio de la reproducción de su propio interés. Bueno, ése era en resumen -y casi por completo, la teoría no daba para mucho más- el argumento. Y me pregunto: ¿por qué no hablamos ahora del sistema, cuando parece que tiene una vida lozana o una segunda juventud? Estos días leíamos la polémica en EEUU sobre la gestión de algunos de los más importantes puertos de aquel país por una empresa con capital de los emiratos petroleros. Bush tomó partido por el capital árabe, of course, y se las tuvo tiesas con el Congreso, que le paró los pies.
Da que pensar. El dinero del petróleo está permitiendo a un puñado de personajes con chilaba, de más que dudosa intención y de una reputación tal que uno no los quisiera a su mesa de domingo, adueñarse de las empresas estratégicas y más boyantes del mundo occidental. Parece que hasta presidentes y vicepresidentes se comportan como sus empleados de lujo, como insinaba Michael Moore en su Farenheit 9/11. Si mañana ese capital árabe abandonara EEUU, por ejemplo, la economía norteamericana posiblemente sufriría un golpe inimaginable. Y así sucesivamente. El petróleo da a esos personajes, nada amigos de democracias y libertades, un capitalazo con el que nos van comprando.
Hablar hoy de los grandes capitales que mueven el sistema capitalista es hablar de esos países atiborrados de dólares petroleros y militantes en la causa islámica. Y justo cuando el sistema son ellos, dejamos los progres de atacar al sistema y comenzamos a preocuparnos más por ser antiglobalizadores y, con ello, enemigos de cualquier propósito de universalizar la democracia, los derechos humanos y la igualdad entre los individuos al margen de su religión, su sexo o sus origen social. Qué casualidad, mira tú por donde. Justo lo que más les conviene a los nuevos dueños del cotarro.
Yo, paranoico y nostálgico, sigo atrapado en aquel tópico de que el sistema determina hasta nuestros pensamientos y compra nuestras intenciones, aun sin que nos demos cuenta. Por eso me da últimamente por pensar que mucha de la verborrea antiglobalizadora, antioccidental, antiamericana y multiculturalista es obra del sistema nuevo, el del capitalismo islámico, está financiada por él o, cuando menos, fomentada desde él. ¿Cómo? Ah, no sé, nunca llegué a entender cómo funcionaba el sistema cuando corrompía en su favor las conciencias. Pero haberlo, haylo, seguro. Y para sus fines se vale, otra vez, de los más tontitos, a los que hace creer que son la punta de lanza para liberarnos de la opresión, mientras que no son más que los pobres mamporreros de un puñado de jeques pervertidos.
Ah, por cierto, y cuando aquello, ¿no decíamos que es la religión el opio del pueblo? El sistema ya no permite que se hable del sistema ni que se critiquen sus nuevas herramientas. Pues vale.
¿Se imaginan que de pronto alguien dijera que todas las enfermedades del cuerpo humano tienen su origen en un único virus y que desterrándolo impondremos una salud universal sin límite ni tacha? Pues eso era el sistema, pero aplicado a los males sociales y como receta para construir el edén aquí mismo, según sales de casa a la izquierda.
Lo que no me explico muy bien es la razón por la que tan práctico recurso está desapareciendo de nuestras conversaciones. Creo que ha sido sustituido por la globalización. Ahora el coco es la globalización y el imperio del bien sobre la tierra se va a construir cuando nos desglobalicemos todos y sea el mundo un semillero de aldeas autodeterminadas y en comunión con la naturaleza circundante. Utopía que se difunde vía internet y se ratifica en reuniones periódicas en algún punto del planeta al que los muy aguerridos antiglobalizadores llegan en avión, iPod en mano y maldiciendo su suerte por tener que salir para la ocasión de los prados donde pasta el ganado de su tribu, supongo. En fin, dejemos a los antiglobalizadores globales para otro viaje y vayamos al mosqueo que me queda con lo del sistema.
Se me ocurren algunas hipótesis malvadísimas a propósito de lo del sistema. Reducido a su muy elemental contenido significativo, el sistema era la economía capitalista y su nervio estaba en su capacidad para fagocitar todo tipo de instituciones y prácticas, para contaminarlo todo, para adueñarse de todo. El capital compra cualquier cosa, se apropia de los países y las conciencias, coloca todo del modo que más beneficie a su propia multiplicación y hasta de la soberanía estatal o los derechos fundamentales de los individuos hace un puro guiñapo al servicio de la reproducción de su propio interés. Bueno, ése era en resumen -y casi por completo, la teoría no daba para mucho más- el argumento. Y me pregunto: ¿por qué no hablamos ahora del sistema, cuando parece que tiene una vida lozana o una segunda juventud? Estos días leíamos la polémica en EEUU sobre la gestión de algunos de los más importantes puertos de aquel país por una empresa con capital de los emiratos petroleros. Bush tomó partido por el capital árabe, of course, y se las tuvo tiesas con el Congreso, que le paró los pies.
Da que pensar. El dinero del petróleo está permitiendo a un puñado de personajes con chilaba, de más que dudosa intención y de una reputación tal que uno no los quisiera a su mesa de domingo, adueñarse de las empresas estratégicas y más boyantes del mundo occidental. Parece que hasta presidentes y vicepresidentes se comportan como sus empleados de lujo, como insinaba Michael Moore en su Farenheit 9/11. Si mañana ese capital árabe abandonara EEUU, por ejemplo, la economía norteamericana posiblemente sufriría un golpe inimaginable. Y así sucesivamente. El petróleo da a esos personajes, nada amigos de democracias y libertades, un capitalazo con el que nos van comprando.
Hablar hoy de los grandes capitales que mueven el sistema capitalista es hablar de esos países atiborrados de dólares petroleros y militantes en la causa islámica. Y justo cuando el sistema son ellos, dejamos los progres de atacar al sistema y comenzamos a preocuparnos más por ser antiglobalizadores y, con ello, enemigos de cualquier propósito de universalizar la democracia, los derechos humanos y la igualdad entre los individuos al margen de su religión, su sexo o sus origen social. Qué casualidad, mira tú por donde. Justo lo que más les conviene a los nuevos dueños del cotarro.
Yo, paranoico y nostálgico, sigo atrapado en aquel tópico de que el sistema determina hasta nuestros pensamientos y compra nuestras intenciones, aun sin que nos demos cuenta. Por eso me da últimamente por pensar que mucha de la verborrea antiglobalizadora, antioccidental, antiamericana y multiculturalista es obra del sistema nuevo, el del capitalismo islámico, está financiada por él o, cuando menos, fomentada desde él. ¿Cómo? Ah, no sé, nunca llegué a entender cómo funcionaba el sistema cuando corrompía en su favor las conciencias. Pero haberlo, haylo, seguro. Y para sus fines se vale, otra vez, de los más tontitos, a los que hace creer que son la punta de lanza para liberarnos de la opresión, mientras que no son más que los pobres mamporreros de un puñado de jeques pervertidos.
Ah, por cierto, y cuando aquello, ¿no decíamos que es la religión el opio del pueblo? El sistema ya no permite que se hable del sistema ni que se critiquen sus nuevas herramientas. Pues vale.
11 comentarios:
Muy bueno, iré pensando sobre la mutación del sistema y su implicación actual de camino a la comida tribal de los domingos.
Duele un poco cuando se caen piedras de nuestro propio muro, pero es todo un placer se gana en perspectiva.
Espero ansioso el remate de faena con su nuevo artículo sobre desglobalizadores globales.
Buena instancia en Managua.
PD:Si le sobra tiempo podría colgar algo sobre el colonial LEON
correccion de errores:
Donde aparece impreso "istancia" cierren los ojos, relájense y pongan "estancia". De todo tiene que haber.
Juan Antonio,
¿por qué hablas de "enfermedades" en plural y de "salud" en singular?
A propósito, ya que estás donde estás, podrías ponerles un ejercicio de reflexión con esta página, http://www.es.amnesty.org/actua/nicaragua_jun05/, que comenta algunas antipáticas peculiaridades de la legislación nicaragüense.
Nunca está de más que abran los ojos a lo que otras partes del mundo piensan.
Lo haré, "amigo", molestaré a mis estudiantes, jueces nicaragüenses de postín, con el magnífico ejemplo que usted me proporciona. Gracias.
Buen provecho en la cosa tribal y alimenticia de los domingos, querido Iurisprudent, aunque, dada la diferencia horaria, ya habrá degustado las viandas familiares cuando le escribo esto a las diez de la mañana, hora nica. No me tiente con lo del León colonial, que luego igual me regaña por lo que escribo. Así que lo escribiré un día de estos.
Saludos.
You can't beat the sistem! El PP decía el otro día que hay que incorporar la fuerza de los bloggers para inclinar el giro derechista que viene...
Confieso mi incompetencia teórica:
- "El dólar compra conciencias: el sistema domina el mundo y su representación colectiva": teoría limitadita y chorras.
- "El dinar (o el Rial, o la Rupia) compra conciencias: el sistema domina el mundo y su representación colectiva": sana crítica de la situación política actual.
Yo era de letras, pero sí me acuerdo de aquello de sacar factor común... El diferencial es la diferencia valorativa entre el dolar y el dinar.
Estimado ATMC: chapeau,me descubro, le felicito. Y no es broma ni ironía de las habituales, va completamente en serio. Vd.ha visto perfectísimamente la contradicción (¿o será una paradoja?) que hay en mi texto. Era consciente de ella, aunque tampoco me voy a poner tan chulo como para decir que fue completamente intencionada y que sé resolverla perfectamente. No es eso, pero sí que no me importó que estuviera, pues lo que en el fondo pretendía -aunque no sé si lo supe expresar- era preguntar por qué mientras la pasta era norteamericana estábamos convencidos de que con la pasta se compraban hasta las teorías vigentes, y ahora que es árabe dejamos de jugar a esa sospecha y nos hacemos multiculturalistas y tal. Por qué no seguimos pensando que el que tiene los cuartos gobierna y manipula todo, ahora que los cuartos van con chilaba. En los términos de vd., ¿por qué no sacamos el factor común? ´¿Cómo? Pues o reconociendo que lo de antes era una chorrada o preguntándonos por qué cambiamos de tercio teórico precisamente ahora.
Salud y, como siempre, gracias.
PD: simpática esa comunidad de exresidentes en Deutschland y exoperados en la clínica del Isar que se va formando en torno a Vd.
Poco puedo añadir, sólo agradecer ese post tan interesante y acertado, así como ese intercambio con ATMC que me ha resultado muy divertido y que me ha obligado (como casi siempre) a reflexionar sobre nuestras propias incoherencias.
...y pensar que este viernes hay un macrobotellón convocado en España para "protestar contra el sistema"... (prefiero esta última versión a la que simplemente emplea como motivo del evento el intento de batir el récord sevillano, lo encuentro menos borreguil).
Mientras los jóvenes franceses son sacados a la fuerza de la plaza de la Sorbona por protestar contra la nueva legislación que habrá de regir las condiciones laborales de los menores de 26 años, los jóvenes españoles serán sacados a la fuerza en ambulancias dirigidas a hospitales en donde tratarles su coma etílico o en coches de policía rumbo a sus casas por ser menores de edad.
¿Será que los menores de 26 años no trabajan en España? ¿Será que sus condiciones laborales son las óptimas? ¿Será que la libertad de reunirse en un parque o plaza, beber hasta vomitar (en algunos casos, no todos, lo reconozco) y ponerlo todo hecho una porquería (restos de botellas, vasos, vómitos, micciones, por ser finos, bancos, papeleres y farolas rotas) forma parte realmente de nuestra libertad personal y del derecho a desarrollar nuestra propia personalidad?
Confieso que en esta ocasión y aun reconociendo que las comparaciones son odiosas, tengo envidia de nuestros vecinos...
Gracias por las enhorabuenas: Gleichfalls.
Hombre: no creo que hablar del "sistema", cuando se hace sin pretensiones jeguelianas, sea muy incorrecto: es el conjunto de condiciones que tienen la cosa torraíta, y por extensión sus "supporters". Vamos: me parece muchísimo más incorrecto epistemológicamente hablar de que "los catalanes" hacen esto y "los vascos" buscan lo otro. Y no sólo desde la epistemología, caray, sino desde el análisis de grosor de caldos.
Y claro que es aplicable al Rial, y no sólo al dólar. En el imaginario colectivo izquierdoso entró esta idea con el ya citado "Farenheit 7/11". Ahora bien: también me parece fácil entender que en el momento en que el pograma de Fede brama que Mohammed VI bombardeó Madrid hace dos años, y que eso forma parte del mismo plan que las tropas de desembarco que nos manda por la valla de Melilla y las pateras, y que los "subsahas" (lo juro: como "sudacas", ahora dicen "subsajas") son la guardia mora de los moros... Cuando ese pograma y su absceso periodístico conforman la conciencia de cientos de miles de compaidiotas... Pues uno nota como que la oportunidad es una virtud apreciable, y elige el momento y el matiz para ser concreto y decirle a semejante malnacido que los jodíos constructores del "sistema" son los jeques que le pagan la publicidad de urbanizaciones golferas (lato sensu) murcianas de su pograma rabiofónico, y no quienes arriesgan la vida para venir a que semejante tío mierda se mee en el sufrimiento y el desarraigo ajeno.
Pero perdón: me he desviado...
Estimado ATMC: totalmente de acuerdo con usted. Todo eso que usted critica sin calma ninguna, lo suscribo de la misma manera.
A propósito de imaginarias conspiraciones, de quién paga y de Fede Losdiablos, si siguiera existiendo la Unión Soviética yo me jugaría una cena a que lo financiaba el oro de Moscú. Así no sé, no tengo ni idea, pero se me hace raro. Y lo digo porque me parece que no hay en este momento en el país nadie que le quite más votos al PP que él. Cualquiera que no sea acebista furibundo oye a ese "señor" y sale pitando a echarse en brazos de ZP, cosa jodida, pero que en ese contexto se comprende. El día que lo larguen de la cope el PP sube cinco puntos en las encuestas, seguro. Es el ejemplo de la derechona que asusta, espanta y provoca todo el rechazo al elector medio que puede ser de centro-derecha y esas cosas y hasta ver con buenos ojos a Rajoy. Y digo yo, ¿le pagan sólo los obispos por hacerle la cusca a los populares? ¿Es él un infiltrado de Rubalcaba? ¿O son los obispos los que han sido abducidos por Pepiño White?
Cuánto misterio, oiga.
Yo pensaba como usted, pero uno va preguntando por ahí y a uno le cuentan. Supuestamente, me dicen Genoveses de pura raza (pero MUY pura), que el asunto no es coyuntural, y que no les va mal. Lo cierto es que no hay fe sin duda, y que tras los discursos de los Spin Doctors (los "fontaneros", no el grupo pop ochentero) ni siquiera ellos tampoco las tienen todas consigo, y tienen tentaciones de creer lo que usted (que van de cráneo).
Pero la cuestión es, según cuentan, como sigue. Al parecer, no se trata de una mera cuestión de movimiento electoral ante las próximas elecciones, aunque sin duda eso cuenta y marca los picos altos del discurso (todo ello, sin contar lo del 11-M, que sí es puramente electoral: tienen miedo a que les estalle en las municipales y, sobre todo, en 2008).
Supuestamente, Aznar entiende que al PP le votan como segundo plato, es decir: cuando falla el PSOE, porque el PP no tiene base ideológica. El PP se re-refundó materialmente como el partido anti-GAL y anti-corrupción-de-los-ochenta a principios de los noventa. Pero si desaparece el GAL y la corrupción de los ochenta ya está amortizada en los sondeos, se va reduciendo su base electoral. Por eso es necesario introducir elementos ideológicos en la base electoral, por mucho que puedan repugnar a otros votantes de centro. Así, "fidelizarán" por más de una generación un "núcleo duro", que ya no se irá del PP haya lo que haya enfrente. Desde ahí, sólo les haría falta ganar un "copete" adicional para ganar las elecciones.
El movimiento es, al parecer, a largo. Ya han conseguido lo primero que querían (y lo que reclamaban Fede & Cía. hacia 2003: lean, lean la hemeroteca de L.D.): una reconquista de la calle con una fuerza de intervención urbana rápida y masiva. Esto no lo tenía ni el PCE en sus mejores tiempos.
¿Pierden? No sé. La configuración de las conciencias ya está en marcha. En la más impresionante operación coordinada del periodismo moderno español, han logrado que más de un 40% de los españoles según sus cómputos crea, al menos por un momento, que ETA subcontrató a unos yihadistas para poner una bomba (y luego no reivindicarla). Quien cree eso es porque quiere creerlo. Quien quiere creer eso es porque tiene ya la orientación "fidelizada" de la que hablábamos.
Ciudadanos, a los chats.
P.S. Llevaba tiempo sin mensaje cabalístico, pero hoy las letrujas de verificación me dicen: "nmweb". Una tarde de paranoia cabalística tipo John Nash se abre ante mí... ¿No Más Web? ¿Nunca Mais Web?
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