05 febrero, 2014

Víctimas



            Vamos hoy a transitar un rato por terrenos minados. Pues quiero opinar un poco de la mano de una noticia que vi ayer por la mañana y decía que “La presidenta de la AVT medió ante Interior para hacer pasar por víctima a su 'número dos'”. Me mosqueo un poquito, pues en cosa de dos horas esa noticia había pasado de estar en la portada de El Confidencial a no aparecer allí. Pero en fin, serán los duendes cibernéticos. No voy a entrar tampoco en si hay verdad en eso que se dice o si se tratará de un infundio. Aunque tengo para mí... Y con este tipo de informaciones siempre hay que hacerse unas preguntas: ¿por qué salen cuando salen, cuántos lo sabían hace tiempo y por qué lo sueltan ahora?

            Vamos con las elementales reflexiones, que pretenden valer tanto si la noticia dice verdad como si engaña.

            1. Lo de las víctimas o lo reconducimos o se lleva por delante medio sistema jurídico-penal y parte del Estado de Derecho, de lo poco que queda.
            Debo empezar por la obviedad obligada, sincera del todo en mi caso. A los que hayan sido víctimas de atentado terrorista les tengo todo el respeto personal del mundo. Respeto a los que por eso murieron y a sus deudos, a los que tuvieron herida o trauma psíquico, a los que padecieron amenaza y miedo, a todos. Mi propia mujer tiene en un codo una pequeña cicatriz causada por metralla de una bomba de ETA en Eibar, cuando allí hubo un atentado (uno de ellos) contra el cuartel en el que su padre trabajaba. Murieron unos cuantos en aquel atentado. Supongo que hasta podría ser de alguna asociación de víctimas del terrorismo.
            Dicho eso y añadido que a los tipejos como etarras, mamporreros de etarras y silenciosos hasta ver quién gana les tengo un asco insuperable, y que me parece que ya hace falta ser bruto y zoquete y memo para asesinar gente inocente por un concepto abstracto propio del siglo XIX, la autodeterminación de un pueblo, que viene a ser como si hoy en día se matara por el honor o la virginidad de una mujer o el buen nombre de una finca, voy a la tesis primera: a las víctimas del terrorismo hay que darles el mismo papel que a las víctimas de otros delitos muy graves y terribles, y a las víctimas de los delitos se les debe otorgar un papel limitadillo en general. Porque es falso que las víctimas siempre tienen razón, tan falso como si dijéramos que los asturianos o los catalanes o los vascos siempre tienen razón o que los que perdieron un pie en un accidente ferroviario siempre tienen razón, o que siempre es razonable lo que digan o pidan los que padecieron abusos sexuales en la infancia.
            No podemos construir el sistema jurídico en general y el Derecho penal en particular a golpe de víscera, aunque sea víscera moral en otros ámbitos muy respetable. Porque, si no, tendremos o tenemos que cuando de delitos sexuales contra mujeres se trata hay que hacer caso a algunos grupos feministas y condenar por sistema al acusado varón o poner las penas por las nubes; si son delitos económicos relacionados con políticos de ciertos lugares, la presión es para hacer la vista gorda porque esto es un ataque a Cataluña o a Viana do Bolo; si se trata de delitos sexuales contra menores, a implantar penas de muerte y cadenas perpetuas porque no se pide otra cosa en las peluquerías y tal demandan las familias de los pobres pequeños.
            O sea, que homenajes sociales, sí; reconocimientos simbólicos, sí; privilegios a la hora de hacer la ley o de influir en las políticas, no. Ni para las víctimas del terrorismo ni para las de delitos contra la vida ni para las de delitos llamados de género ni para las de delitos económicos. Para nadie.


            2. Con carácter general y amplísimo, urge dejar de soltar dinero. Nada de subvencionar con cargo al erario publico asociaciones y organizaciones de nada; de nada de nada. ¿Y ONGs? Tampoco. Yo soy socio de Amnistía Internacional y pongo cada semestre un dinerillo y Amnistía no cobra de los estados. Yo no quiero que con el dinero de los impuestos, incluidos los míos, se pague a ninguna ONG, porque a lo mejor me da por el saco alguna de ellas o me consta que está en manos de gandules. Se han dado casos puntuales. Igual que hay otras muy meritorias y que hacen una obra capital en favor de la humanidad. Pero mantengámoslas con nuestros donativos y colaboraciones variadas y nada más que con eso. Y, de paso que pagamos de buena gana, controlemos.
            ¿Que muchas ONGs no aguantarían sin las ayudas estatales? Pues que en la declaración de la renta de los ciudadanos se nos siga dando la oportunidad de destinar una partida de lo que pagamos a ayuda social a través de ONGs, pero marcando cada uno en un listado a cuál queremos que vayan nuestros euros.
            Estoy perfectísimamente dispuesto a poner de mi bolsillo algo de dinero para alguna asociación de víctimas del terrorismo cuya trayectoria y decisiones yo pueda ver, analizar y discutir. No quiero que el Estado les dé nada en euros a ellos tampoco. ¿Por qué? Porque el dinero que viene de las arcas públicas es dinero marcado por una intención política mutable y manipulable, eso para empezar. Porque el que paga exige y el que cobra es tentado.

            3. Si fuera cierto que ese señor que es segundo de la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo intentó, con ayuda de la Asociación, hacerse pasar por víctima sin serlo y nada más que alegando que estaba un día en el lugar en que una bomba estalló, me pregunto por qué lo hace. No sé en este momento (ni tengo tiempo para consultar) si aún le cabría cobrar una indemnización de las que la ley contempla para las víctimas de ciertos delitos, en caso de que justificara que esa condición de víctima no es meramente nominal. Pero ante todo sospecho que le convendría ser oficialmente “víctima” a efectos de adquirir un estatuto jurídico que lo habilitara para manejos en asociaciones y así. A eso es a lo que voy. No tiene que haber dinero ni poder de por medio. En cuanto aparece la contaminación en euros, aterrizan los desaprensivos, los mentirosos profesionales, los negociadores, los que compran y venden, desde un lado y desde el otro.

            4. ¿Subyace a lo que digo una ideología político-económica ultraliberal e inhumana? Creo que no. Hay que hacer Estado social, hay que satisfacer derechos sociales y hay que conseguir igualdad de oportunidades. O sea, necesitamos buenas escuelas públicas y muchas becas, buenos hospitales públicos y atención médica gratuita para el que no pueda pagarla, necesitamos programas de viviendas sociales para los que no puedan procurarse una vivienda digna por sus medios. Claro que sí. Eso no es caridad. La caridad está bien, pero ésa no tiene que hacerla el Estado, sino los particulares siguiendo los dictados de su conciencia y las convicciones de cada cual. Y, desde luego, lo que el Estado debería financiar ni sostener económicamente de ningún modo son grupos que, vengan de donde vengan y aunque sea noble su motivación originaria, pretendan hacer lobby o política por fuera de los cauces políticos constitucionales y legítimos. Que la hagan, pero con sus medios o con lo que sus afiliados, socios o simpatizantes les den. Y esto vale para víctimas del terrorismo, para defensores o críticos del aborto, para asociaciones de catedráticos universitarios o para promotores de la petanca, salvando las distancias que haya que salvar.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que la víctima y/o sus perjudicados tengan un papel secundario en el proceso penal es tan básico como entender que el mismo proceso penal es donde, principalmente se valoran y contrastan las garantías del imputado/acusado. El objeto del proceso penal es la atribución de un hecho delictivo a un imputado concreto. Quienes ven aquí un intento de satisfacción de la víctima o perjudicados o una forma jurídica de venganza de los mismos contra el imputado/acusado se equivocan palmariamente.
No es eso y ningún operador jurídico lo puede ver así. ¿porqué entonces el Gobierno, el TS o el FGE actúan como si así lo entendieran?
Posiblemente porque no entienden el Derecho como un sistema de gestión de conflictos sino como una correa transmisora de la moral de la clase dominante, de la que ellos forman parte o reciben influencia.
En ese contexto de error conceptual es donde hay que colocar las leyes antiterroristas (y anticonstitucionales) las subvenciones a formaciones afines creadoras de opinión y en tanto en cuanto la creen (como la AVT) la doctrina Parot, la política penitenciaria en general que obvia los mandatos constitucionales (o es claramente anticonstitucional si pensamos en la reinserción o la dispersión de los presos) y demás chanchullos "parajurídicos" que allende los Pirineos asustan a los hombres de bien pero que por estos lares solo provocan emotivas olas y multitudinarios oeoeoeoeoés.
Víctimas, somos todos, en una u otra manera, rehenes. El Derecho del papel. El carné de víctima es una ficción jurídica que sustituye a las medallas de los gerifaltes. Derecho otorgado, política de foto y telediario, la voz de su amo, otra sonrisa perfecta.

Un saludo o dos.

Anónimo dijo...

Habría que redefinir muy restrictivamente el concepto de víctima, y por otro lado analizar si entre estas víctimas supervivientes, no se ha producido una ganancia secundaria, en forma de notoriedad y beneficios económicos, que no habrían obtenido de no ser parientes de las verdaderas victimas, a mi modo de ver, los fallecidos o lesionados directamente.