Hoy he sido insultado. Se me ocurrió ir a mi clase con una indumentaria inusual en mí, o tal vez un poco fuera de lugar, no sé. Una estudiante levantó la mano y me dijo: "a ver si deja los disfraces y se viste de una vez de profesor y da sus clases como es debido". Yo me indigné muchísimo y le grité: "¡feminista!
Para mi consuelo, gran parte de los varones que estaban en el aula se levantaron y salieron en actitud de protesta por el ataque sexista que yo había sufrido. Gracias, compañeros.
3 comentarios:
Muy bueno si señor, veo que no pierde detalle de lo que sucede en España
Yo tampoco encontré el sucedido de marras particularmente sexista. Era simplemente una zaplanada, a saber, una zafiedad plana tendiente a la nada, carente por lo tanto de interés humano e intelectual. Elevar el eructo maloliente del cartagenero a la categoría de ataque sexista implicaría elevar a la categoría de hablante articulado a ese bellaco oportunista, vanidoso y trepador. (E impecablemente vestido, por lo general: si yo razonase como una valerosa parlamentaria centroeuropea de la que estamos discurriendo en otro filón de este sito, tras ver a E. Z. correría a primero estercolar y luego quemar mis trajes y corbatas).
Mi pulgar abajo, pues, a la reacción de las superficiales y quisquillosas señorías socialistas. Fatal. No ofende el que quiere sino el que puede. Edudín (a) "toy aqí pa forramme" es impotente.
Amigo, celebro que estemos de acuerdo. Y lo estamos en las dos cosas, en lo forzado y poco relevante de la traducción sexista de la anécdota del disfraz y en el juicio muy crítico sobre el personaje, por otro lado. Si eso es lo más presentable que tiene el PP para poner de escaparate, aviados van y así les cunde.
Un saludo.
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