Me ha gustado mucho este artículo que viene en Letras Libres. Me gusta por lo que dice del mundo literario hispano, que sospecho que es cierto, y, sobre todo, porque se puede hacer de él una lectura por analogía y aplicarlo al territorio académico español, en el que la consigna es que todo el mundo es bueno, incluida la acémila más analfabeta, y que no hay que criticar a nadie, por lo que pueda pasar y porque a ver si luego no te invitan a ninguna mesa redonda o no te dan un proyecto de investigación sobre multiculturalismo y violencia de género en el Campo de Gibraltar. Desde luego, en mi disciplina se aplica tal cual se dice en el texto, pero sospecho que así ocurre en todas las llamadas ciencias jurídicas, sociales y humanas, estas últimas así denomiadas para diferenciarlas de la ciencia veterinaria, supongo.
Lean, lean (pinche aquí si todavía no se ha enterado), y me cuentan.
1 comentario:
"Se debe representar el Infierno como un estado en el que todo el mundo está perpetuamente pendiente de su propia dignidad y de su propio enaltecimiento, en el que todos se sienten agraviados, y en el que todos viven las pasiones mortalmente serias que son la envidia, la presunción y el resentimiento" (C.S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino", 1º prefacio).
(Ná, por aquello de no oxidar las lecturas de cuando los frailes. Que a nadie se le ocurra pensar bien).
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