Eran unas personas, muchas, que protestaban siempre contra una energía mu mala. Se enojaban mucho con los países que fomentaban o permitían esa energía mu mala. Resultaban osadas y originales sus protestas frecuentes. Y efectivas, pues hasta los gobiernos se asustaban muchas veces y les daban la razón, tan punzantes eran sus consignas y tan sólidos sus argumentos. Temblaban Estados enteros cuando esta gente contraria a la energía mu mala se enteraba de que en esos Estados se iba a construir una nueva planta de producción de energía mu mala. No importaba que fueran Estados democráticos, pues la energía mu mala es mu mala en sí misma considerada y puede un día llevarnos a todos por delante si hay un accidente o una impericia grave en su manejo. Y si está en manos de gobernantes perversos y mala gente, como los de los EEUU o la Europa Occidental y capitalista, peor.
Hasta que, un día, en un Estado lleno de oraciones y plegarias se alzó al poder un nuevo mandamás que dijo: produciremos de esa energía mu mala porque para nosotros es mu buena y a nosotros nos lo recomienda nuestro dios, que es el único que nos puede dar órdenes o consejos. Otros Estados, que no se fiaban ni del sujeto ni del dios que lo alecciona, dijeron esto no puede ser. Pero aquellas organizaciones de personas que protestan contra la energía mu mala no dijeron ni pío ni protestaron nada, o casi. Insistió el jefe del país aquel en que producirían de la energía mu mala se pongan los otros como se pongan, pero las organizaciones de aquellas personas contrarias a la energía mu mala no se pusieron de ningún modo. Porque posiblemente reconocen que si en el Estado que tenga la energía mu mala se reza mucho y dios vigila las instalaciones y a los operarios, la energía mu mala sólo es regular de mala o un poquitín buena. Pero no lo dicen así, y por eso a los humanos simples y con pocas luces, como éste que escribe, les parecen mu raros esos enemigos condicionales de la energía mu mala.
Hasta que, un día, en un Estado lleno de oraciones y plegarias se alzó al poder un nuevo mandamás que dijo: produciremos de esa energía mu mala porque para nosotros es mu buena y a nosotros nos lo recomienda nuestro dios, que es el único que nos puede dar órdenes o consejos. Otros Estados, que no se fiaban ni del sujeto ni del dios que lo alecciona, dijeron esto no puede ser. Pero aquellas organizaciones de personas que protestan contra la energía mu mala no dijeron ni pío ni protestaron nada, o casi. Insistió el jefe del país aquel en que producirían de la energía mu mala se pongan los otros como se pongan, pero las organizaciones de aquellas personas contrarias a la energía mu mala no se pusieron de ningún modo. Porque posiblemente reconocen que si en el Estado que tenga la energía mu mala se reza mucho y dios vigila las instalaciones y a los operarios, la energía mu mala sólo es regular de mala o un poquitín buena. Pero no lo dicen así, y por eso a los humanos simples y con pocas luces, como éste que escribe, les parecen mu raros esos enemigos condicionales de la energía mu mala.
3 comentarios:
Me cuenta un amigo italiano que, hace unos años, en Italia hicieron un referendum para cerrar todas las centrales de energía "muy mala" y el pueblo decidió cerrarlas. Ahora Italia compra la energía a Francia, que la produce con esas centrales muy malas que ellos no quisieron tener.
Que últimamente se cuelen en la prensa y en los informativos, artículos y expertos que ponen en duda que esa energía sea "mu mala", da que pensar...
´¡¡qué malos somos todos"¡¡¡ mu malos, mu, mu malos
Pd:la canción del otoño
Aparte de raros, con mucha cara estos enemigos condicionales.
Pero no son raros unicamente en el tema de la energía mala, sino en el tema de los maricones, no protestan lo mismo contra los moros que ni tan siquiera les dejan respirar como contra un juez que no quiera casarlos.
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