01 septiembre, 2012

Alemanitos


                No puedo evitarlo, a lo mejor tampoco quiero: soy germanófilo. 

He pasado, con Pilar y Elsa, seis días en Menorca, en una especie de centro vacacional, algo así como un resort muy bien preparado para las familias, con magníficas instalaciones. Había ante todo familias alemanas, el ochenta o noventa por ciento de la concurrencia. El resto, unos pocos italianos y españoles, con algún que otro francés. Niños por todas partes, montones de niños, rubiales en su gran mayoría.

                He descubierto algo que me ha conmovido y me ha sumido en la perplejidad: los niños alemanes no gritan. No gritan en las piscinas, no gritan en los comedores, no gritan en los apartamentos, ni siquiera gritan en los lugares de juegos infantiles. Más digo, los pequeños teutones tampoco corretean a tontas y a locas, no hacen el cafre por los pasillos ni en los restaurantes, tampoco en las instalaciones infantiles. Juegan, sí, mucho, cantan cuando toca, bailan, se entretienen con balones o variados chismes, pero no vocean. Puede uno estar comiendo y tener las mesas de al lado repletas de enanos medio albinos, y como si nada: no se levantan sin ton ni son, no incordian al vecino, no se alborotan y, sobre todo y como ya he repetido, no se dedican a gritar como si fueran medio sordos o tarados del todo. Y no es que se viera a los progenitores marcando una rigurosa disciplina, aleccionándolos a cada instante o leyéndoles todo el tiempo la cartilla para que no enredasen con la comida ni la tiraran al cogote de vecino o se alteraran porque ya están llenos o les dan miedo los calamares. No, esos pequeñines del Norte se parecen un montón a los niños que fuimos los españoles que ya peinamos canas. Hasta me encontré con pequeñajos de blanca piel que en las puertas cedían el paso con la mayor naturalidad o que sonreían a los de su edad sin hacerse notar a base de estúpidos aspavientos o sin retarse a ver quién saca antes de sus casillas a algún mayor o quién provoca una caída del camarero o un ataque de nervios del cocinero. Ni uno solo fue a meter los dedos en los platos del buffet o lanzó un trozo de pan al aire, en un ataque de rabia o de exhibicionismo indómito. ¿Serán normales los niños alemanes? ¿Serán anormales del todo los nuestros?

                También he de decir que los españoles y nuestros vástagos hablábamos igualmente muy normalito, sin estridencias ni chillidos. Hasta los italianos parecían sobrecogidos y prudentes. A lo mejor es que no tenemos una personalidad muy fuerte o que nos impone el ambiente educado y nos adaptamos, para no ejercer de lerdos y ordinarios, como cando estamos en nuestro ambiente natural y nuestra salsa. Porque en el fondo sabemos cómo somos y nos da un pelín de corte que se enteren por ahí; y estamos al cabo de la calle de la clase de bestezuelas cabronas que estamos criando.

                Créanme, también estuvimos en playas donde nadie, ni pequeños ni grandes, nos llenó de arena al pasar corriendo o al sacudir las toallas al viento, y en las piscinas del hotel no hubo ni un solo infante que nos asperjara sin permiso con las puñeteras pistolas de agua. Sí tenían, sí, pero las usaban sin mojar al prójimo ajeno y sin que pareciera aquello la tercera guerra mundial en plan acuático y ruidoso. Un día, un alemanillo  de unos ocho años tropezó conmigo, pues iba él algo despistado, se volvió de inmediato y me dijo sorry. Por si fuera poco, su madre se acercó y pronunció un Entschuldigung que me puso un nudo en la garganta. En mis pagos, cuando un niño choca conmigo y sale corriendo sin miramientos, siempre estoy atento por si detrás viene un padre feroz a pegarme dos leches o a ciscarse en mis muertos por interrumpir al veloz deambular del pequeño hijoputa al que ama y protege y que se le parece un montón.

                No saco más conclusiones ni elevo mi reflexión modesta a más elevadas cuestiones. Solo me pregunto dos cosas. Una, si no sería posible proponer en los ayuntamientos y pedanías de España la adopción temporal, veraniega, de unos cientos de niños alemanes, a ver si se les pegaba algo de humanidad a las alimañas que nosotros estamos fabricando. Otra, que para cuándo un Derecho penal infantil que permita encerrar a pan y agua a niños españoles; junto con muchos padres, llegado el caso. O, al menos, molerlos a palos un par de días al mes, como mínimo.

23 comentarios:

mestisso dijo...

¿ pertenecemos acaso nosotros al tronco indoeuropeo germánico mittleeuropeo nordicista? ¿ por qué no seguir con la adopción y traída de niños saharauis a nuestros pueblos y ciudades, ayuntamientos y aldeas europeizadas ?

los iberos pertenecían al tronco africano del norte, mezclados con bastantes celtas muy bronceados, romanos y visigóticos, libio-fenicios y moros, gitanos, etc somos la amalgama de civilizaciones europeas y andalusíes, fenicias, colonizados por árabes, británicos, franceses galos y los yankis, no somos una raza de rubios infantes que hacían al caudillo Hitler llorar de emoción. Somos lo que somos, ESPAÑOLES DE RICA CIVILIZACIÓN Y PRESENTE CHUNGO, RETROCESOS.
si alguien habla mal de su país? ese es español, sin duda.
España puede tener muchos defectos y vicios, errores y pecados, pero la gente es más afectuosa que en otros lados, pervive la familia de tipo tradicional, que es el verdadero sostén social de este país desarbolado, sin estado social; la gente buena medio pobre te ofrecía su casa, no hace mucho, sin conocerte de nada. somos católicos no practicantes, neuróticos enmadrados y vocingleros cabreados y protestones, frustados sempiternos,
no esquizoides psicopáticos, incapaces de sentir afecto sacrificado genuino, no robóticos huérfanos,no familistas tan disfuncionales, maquinales enfermos del deber y racionales lógicos obsesivos cientistas que luego también son un desmadre beodo y barrigón. Aunque todo son tópicos, porque en España tenemos una cultura ciertamente de lo más anomicista y cagadero de la Europa fetén en muchos sentidos. Hay un retroceso en todo en España, país de Españitas, patrias locales, patriotas constitucionales de la pequeña burguesía profesoral y profesional,...

Anónimo dijo...

Patética tu entrada, Amado. ¿Para cuándo una loa a Hitler?

Alberto Lafuente dijo...

Qué tiempos los del aceite de ricino y la vara de avellano, ¿verdad, profesor? Dieta de pan y agua y una buena ración de palos: pensaba que todo un catedrático de Filosofía del Derecho tenía recetas más sutiles, humanas y civilizadas que ésta para disciplinar a un infante.

Por lo demás, no se deje engañar por las apariencias. En Ibiza puede verse a muchos de esos teutones que tanto admira, un poco más creciditos, haciendo cosas que sin duda le escandalizarían. Supongo que es por culpa nuestra, que apenas pisan suelo hispánico contaminamos su casta pureza y su nívea inocencia.

Debemos ejercer la autocrítica como medio para poder mejorar, pero evitemos la autoflagelación gratuita, que a nada bueno conduce.
No somos perfectos, pero tampoco lo son los alemanes, como puede advertir cualquiera que sepa un poquito de historia. Procure basar su germanofilia en algo más que tópicos manidos y fugaces experiencias vacacionales.

Exiliado dijo...

Profesor, estoy de acuerdo con su apreciación general de los niños alemanes, al menos juzgando por lo que yo mismo he visto en Alemania. Aquí, en Bélgica, los niños también suelen ser educados y muy poco ruidosos y muestran respeto por los adultos, a quienes se dirigen (al menos en la parte francófona) como "monsieur" o "madame". Supongo que ello escandalizará a más de un español posmoderno.

Por supuesto nadie es perfecto y cada país tiene sus pequeñas y grandes miserias pero que yo sepa esta entrada solamente compara la educación de los niños españoles con la de los alemanes, no la historia de los dos países ni infinidad de otros elementos.

Juan Antonio García Amado dijo...

Oigan, compadres, si hubiera hecho un canto a los niños españoles y al buen arte de sus padres, ¿alguien me preguntaría que para cuándo una loa a Franco? Cada vez tenemos las témporas más cerca del culo y, claro se confunden.
Hablaba de lo que hablaba, nada más. Si a los griegos les molestó esa irónica comparación vacacional, pues qué les vamos a hacer. Pero conste que de la Merkel nada dije. Ah, y conste también que de historia alemana algo sé y hasta a alguna de mis humildes obras me remito. Pero, hayan hecho los teutones las cabronadas que hayan hecho -y las hicieron grandes- la mayoría de nuestros niños gritan y tocan las pelotas que es un dolor. Lo siento, discúlpenme. El tema era ese, aunque sea impropia de un servidor tan veraniega ligereza.

Anónimo dijo...

Lo de que son poco afectuosos tiene mucho de leyenda urbana. Una de las cosas de las que uno se da cuenta viajando por Alemania es que son gente educada y muy amable. Eso si: guardan las distancias, pero cuando alguno (o alguna) te acepta en su circulo social son (en general) gente honesta y muy afectuosa. De hecho, como parejas y en cuestion de afecto, las alemanas ganan de larga a las espaniolas, que parece que se levanten todos los dias de mal humor. Suelen ser tambien (nadie es perfecto) excesivamente puntillosos con las normas y los pequenios detalles, algunas veces hasta un extremo que saca de quicio. Pero el balance global es muy positivo. Mas que el nuestro, para ser sinceros. O tal vez es que yo soy del norte y esa forma de ser no me resulta tan lejana.

Anónimo dijo...

Hace años leí en un artículo periodístico que don Manuel Olivencia comentaba que él enviaba a sus hijos a Alemania no para que aprendiesen alemán, sino para que aprendiesen a hablar en voz baja.

un amigo dijo...

Creo encontrar una cierta sintonía con las posiciones de Fernando Vallejo, quien siendo ateo -convencido, riguroso y militante- afirma que por ciertas ciudades va de iglesia en iglesia, porque es el único sitio donde hay silencio.

Aparte de ello, está claro, hay sociedades más y menos individualistas, y es una gozada, al menos para mí, residir, transitar o rozarme con las segundas.

Salud,

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo: hoy por hoy, las mujeres españolas son las más suspicaces, protestonas y malhumoradas del mundo.

Mercedes Fuertes dijo...

Me sorprende la valentía de quienes en este blog insultan y descalifican a su autor desde el anonimato. García Amado tiene nombres y apellidos y con ellos comparece ante la opinión pública. Aunque comprendo que la mejor trinchera para escribir una vulgaridad es el anonimato.

mestisso dijo...

personalmente, no veo ningún insulto ni descalificación a García Amado, excelente traductor de Kelsen, especialista en filosofía del derecho de habla germana y experto en argumentación jurídica. Yo ( mestisso ) me refería a los alemanes; que también aparte de racionales, cívicos, educados, trabajadores, virtuosos y respetuosos, se dice que tienen fama ganada de bebedores y amantes de las francachelas. Hay de todo y a mi entender, esto va por gustos, estilo de vida, clase social y nivel cultural. Alemania es un país a tener siempre en cuenta, pero todo cum grano salis ( su historia es especialmente trágica, etc ).
Perdone si le he molestado, pero es que no somos alemanes, y tal vez ni siquiera europeos del modelo a troquelar, a imponer, y que nos exigen. sólo quería ser un poco simpático también.

Pepe dijo...

¿No podría hacer algo sobre el ruido hispano el profesor Sosa Wagner desde el parlamento europeo?

Cristina dijo...

No son sólo los alemanes. Acabo de venir de pasar unos días en una playa del sur de Portugal con mis hijos adolescentes y ni en las playas ni en las terrazas se oía una mosca. De hecho, nada más pasar la frontera, mi hija dijo: "Bienvenidos a España, pais donde la gente GRITA". Mis hijos hicieron amigos portugueses y estos les comentaron que los españoles somos muy escandalosos, pero muy divertidos.

Francisco Sosa Wagner dijo...

Estoy preocupado con este asunto del ruido desde el punto de vista jurídico desde hace tiempo. Hace muchos años el discurso de apertura de curso en la Universidad de León lo dediqué precisamente a "la lucha contra el ruido". Ahora tengo una batalla abierta en el Parlamento europeo contra las motos que practican "el escape libre" que, como sabe cualquier viandante, estremecen a su paso. Veremos en que para esta iniciativa mía. Saludos.

un amigo dijo...

Un buen planteamiento inicial para la lucha contra el ruido es paralelo al de la lucha contra el tabaco, que ha tenido razonable éxito. El ruido, si cabe, es más agresivo, porque se transmite más eficazmente, y no sólo en ambientes cerrados, sino también al aire libre (me da igual que en una tumbona de la playa a 25 m se enciendan un caliqueño, incluso si estoy a sotavento; no soy tan indiferente, en cambio, si ponen una radio a todo volumen).

En ambos casos, se da que estamos inmersos en un fluido que transmite humos y ondas sonoras. Y en ambos casos hay evidencia científica indiscutible de que el receptor pasivo, aunque no tenga arte ni parte en la producción de la agresión inicial, sufre consecuencias negativas en su salud.

Por lo cual el principio de libertad individual del productor de humo/ruido se ve inmediatamente limitado por el derecho a la salud de sus conciudadanos.

En el campo legal, la cuestión está ya razonablemente objetivado por la normativa de seguridad laboral, que reconoce el ruido como riesgo de primer orden, y cuantifica exposiciones máximas, e impone el uso de protecciones. Y no sólo: la normativa ambiental lo trata bastante en profundidad.

El que quiera ruido, que se cree un ambiente específico, micro- o macro-, insonorizado según normas, y se autodestruya bien a gusto.

Salud,

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, pero eso es extrapolable a los adultos españoles, hágase una prueba de emisión acústica entre un restaurante alemán y uno español y los resultados son completamente opuestos. En España gritamos demasiado a nuestros hijos y quizá ellos hacen lo que ven.

Anónimo dijo...

ya será menos
vaya tela

merlucillo dijo...

Sobre el blog en general (porque yo acerca de la conveniencia del silencio como muestra de respeto al otro no puedo más que asentir con el titular):

http://kevin.lexblog.com/2012/08/27/du-law-prof-law-blogs-making-law-reviews-obsolete/#.UDwZpXJCSrg.twitter

Anónimo dijo...

Yo prefiero a mi "Hugo", 4 añines, es rubio, muy guapo, q voy a decir yo... La capuya de su tía le llama "Alemán", pero nada mas lejos de la realidad, no se le puede quitar el ojo de en cima ni un minuto, pero es un "niño" si en este país de "Rajoy", no le dejamos ser bebé y le decimos no seas malo que sube tu tío Rajoy la prima de riesgo... Cuando es bebé y feliz mi niño? Que lo sea ahora, ya será infeliz en unos años en la España de "Merkel"... Hoy se fueron a la playa Bea y Hugo, volvieron cinco, Bea, Hugo, Dos heridas en la cara y la bolsa de hielo para el labio, es mi niño... Si no es feliz ahora cuando le vamos a dejar? Igual queremos a los "18" en ese momento en el que igual no hay universidades. Bueno sí, los ricos de este país seguiran teniendo... Sigo con mi "semanita" de vacaciones

Anónimo dijo...

erinismYo prefiero a mi "Hugo", 4 añines, es rubio, muy guapo, q voy a decir yo... La capuya de su tía le llama "Alemán", pero nada mas lejos de la realidad, no se le puede quitar el ojo de en cima ni un minuto, pero es un "niño" si en este país de "Rajoy", no le dejamos ser bebé y le decimos no seas malo que sube tu tío Rajoy la prima de riesgo... Cuando es bebé y feliz mi niño? Que lo sea ahora, ya será infeliz en unos años en la España de "Merkel"... Hoy se fueron a la playa Bea y Hugo, volvieron cinco, Bea, Hugo, dos heridas en la cara y la bolsa de hielo para el labio, es mi niño... Si no es feliz ahora cuando le vamos a dejar? Igual queremos a los "18" en ese momento en el que igual no hay universidades. Bueno sí, los ricos de este país seguiran teniendo... Sigo con mi "semanita" de vacaciones...

Anónimo dijo...

Por cierto estoy en Luanco, hoy por la mañanana, a la hora del desayuno, llegó una pareja de jóvenes Alemanes, Al dirijirse la camarera a ellos en Alemán, por cierto sabe cinco idiomas, le dijeron "in English please", la camarera les habló en Inglés, al marchar ellos, comentó: "les molesta que se les hable en Alemán y solicitan que se les hable en Inglés, nosotros aunque nos de verguenza no huimos de nuestro idioma, lo mas triste es que había un matrimonio Alemán y les hablaban en Alemán, De que huyen los jovenes? Empieza por "M" y acaba por "L"?... Niko17

Anónimo dijo...

¡Hombre, Toño, te has pasao con lo de molerlos a palos... veras ahora como se te echen encima por decir eso!

Aquí en mi tierra siempre se dijo: "un guantazo bien pegao no mata, pero marea". Tampoco es que proponga yo el guantazo, pero tampoco pasa nada si algún día, con total merecimiento, cae alguno.

Yo creo que si los padres educaran a sus hijos en el civismo en el que nos educaron a nosotros (ceder el asiento, hablar de Vd...) y alguna escuela colaborara, mejor iría todo. Pero como estamos dominados por el totalitarismo de lo politicamente correcto, de la pedagogía absurda y tantas zarandajas... pues así nos luce el pelo. Yo creo que la combinación perfecta es que nuestro carácter hispano, de natural expresivo y abierto, se vea barnizado de la educación cívica que se echa en falta...

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Pasado el post a una prima originaria de León, que vivió su infancia en Alemania y ahora trabaja en un hotel en Mallorca (clientela alemana mayoritariamente) suscribe la idea.