07 octubre, 2017

¿Dónde estaba usted el 1-0?



(Publicado hoy en El Día de León)
                Es muy posible que nuestros hijos o nietos nos pregunten, dentro de diez o veinte años, dónde estábamos cuando el golpe de Estado del 1 de octubre de 2017. Porque, para entonces, los mejores y más imparciales historiadores llamarán a las cosas por su nombre y dirán golpe de Estado, y los más realistas de ellos le pondrán el apellido que corresponde: golpe de Estado fascista. Ya habrán quedado atrás los aromáticos matices o los eufemismos que hoy usan muchos que se piensan progresistas y que, en el mejor de los casos, no son más que incautos compañeros de viaje del golpismo más vil. Lo pagarán en las urnas, porque, como dicen en mi tierra, a todo gochín le llega su sanmartín.
                Nos preguntarán eso los hijos de entonces o los nietos, y a ver qué contestamos. Yo le he contado a mi hija algunos detalles de cuando el golpe anterior, el 23 de febrero de 1981, de cómo todos los compañeros de entonces salimos a la calle y nos manifestamos enseguida a favor de la democracia y la Constitución, de cómo no quedó institución pública o entidad privada que no se apresurara a presentar su comunicado de rechazo a los golpistas y de solidaridad con los ciudadanos que queríamos ser libres e iguales. También le estoy explicando que, allá por 1936, otro golpista se alzó contra el orden constitucional legítimo, venció y fue dictador durante cuarenta años.
                ¿Qué vamos a decirles a nuestros hijos o nietos sobre lo que hicimos esta semana? ¿Que nos quedamos callados y hasta bastante indiferentes? ¿Que pensamos que no iba con nosotros? ¿Que nos dejamos embaucar por unos hijos de papá que hablan de tremenda violencia de la policía y la guardia civil en Cataluña, pero que nunca, nunca, han condenado la violencia de los de Maduro en Venezuela o que, en el colmo de la hipocresía, llaman golpistas a los presos políticos venezolanos, a los presos? ¿Les contaremos a nuestros hijos que callamos por miedo a perdernos unos euros de algún mísero negocio o que pensamos que lo progresista era estar con los golpistas que reproducen todas y cada una de las tretas y tácticas del más rancio fascismo?
                Mi hija ya está viendo que yo, modestamente, esta semana hago todo lo que puedo, con los medios que tengo y en lo que está a mi alcance. Lo hago por ella, lo hago por su libertad, lo hago para que su infancia y su adolescencia no sean como fueron las mías, bajo el franquismo, y para que ningún niño de Cataluña tenga que vivir como viví yo o vivió mi padre, sin libertad y bajo la autoridad de fascistas.
                Pero mi hija me ve triste y a ratos viene, me acaricia la cabeza, trata de animarme y, con su sonrisa, entiendo que me dice adelante, papá, sigue esforzándote por mi libertad y para que yo crezca en un país digno y libre. Y yo le explico alguna más de las razones de mi tristeza. Por ejemplo, que trabajo en una universidad pública que no ha dicho nada; que enseño Derecho, precisamente, en una facultad que no ha dicho ni pío; que me encuentro a diario en pasillos o en aceras con compañeros, amigos o conocidos que no parecen muy preocupados y que, si les saco el tema, aceleran el paso y alegan que tienen hora con el peluquero. Que no ha habido una gran manifestación colectiva en León, convocada por los partidos democráticos; que un sindicato que nació como obrero en la mina de La Camocha, no lejos de mi pueblo, en Cataluña apoya a los fascistas que dan el golpe; y el otro gran sindicato, también. Que, aquí, los ciudadanos de bien, tantísimos, tienen que convocarse solos y reunirse por su cuenta, porque los partidos, los sindicatos y las instituciones que deberían juntarlos están en manos de inútiles, de traidores a la libertad o de simples borregos. Que no he visto apenas reacciones rápidas y contundentes ni de colegios de abogados ni de colegios de médicos ni de asociaciones vecinales ni de…, casi nada. Mi hija ve que estoy triste porque me siento solo y porque me duele la soledad de tantos, la soledad de millones.
                Solo nos volverá la alegría cuando hayamos vencido a los golpistas, cuando esos fascistas estén pagando su felonía como en Derecho corresponde y cuando a tantos de los que por aquí no han dado la talla o se han quedado calculando les hayamos atizado una buena patada en las posaderas; proporcional y como manda la Santa Madre Iglesia, eso sí. Y, a propósito de Iglesia, se me olvidó mencionar a los obispos y a algunos curas, que válgame Dios también; aunque lo suyo es poca novedad, como bien nos enseña la Historia.

9 comentarios:

pepe dijo...

violencia de los de Maduro en Venezuela o que, en el colmo de la hipocresía, llaman golpistas a los presos políticos venezolanos, a los presos?

Está Usted seguro de lo que afirma tan rotundamente? ¿Tiene datos que lo confirme?

Juan Antonio García Amado dijo...

Pepe, sí están esos datos. Mire en los siguientes enlaces:
http://www.publico.es/tremending/2017/07/08/twitter-garzon-llama-golpista-a-leopoldo-lopez-y-toni-canto-recurre-al-insulto/
http://www.abc.es/espana/abci-garzon-compara-oposicion-venezolana-golpe-estado-pinochet-chile-201707310939_noticia.html
http://www.europapress.es/nacional/noticia-alberto-garzon-compara-oposicion-venezolana-golpe-pinochet-chile-1973-20170731142805.html
http://www.elmundo.es/espana/2017/02/21/58ac0a6cca4741cc468b45c5.html
Puede seguir buscando usted mismo.
Saludos

Jorge Janeiro Suárez dijo...

Vivimos una versión sin gracia de la fábula de Pedro y el lobo. Más de treinta años utilizando sin ningún rigor los términos “fascismo” y “fascista” como mero dicterio, como etiqueta con la que decretar anatema de todo aquello que disgusta, han terminado por desfigurar las líneas del concepto hasta hacerlo inservible para la gran mayoría; eso explica que cuando por fin nos golpea un movimiento genuinamente fascista –de un fascismo, por cierto, que llama la atención por su clasicismo− vemos cómo un porcentaje no desdeñable de la izquierda queda fascinada por sus métodos y se suma a la fiesta en estampa de tonto útil. Si no fuese para llorar, sería para reír. Un saludo.

pepe dijo...

/home/jose/Escritorio/a-diez-cc3b3mo-no-dar-una-noticia.pdf


Señor García, pongo a su disposición el enlace que encabeza este escrito.
Este y otro varios sobre el tema de Venezuela, en ellos, tal vez, encuentre información para complementar sus , con seguridad, amplios conocimientos sobre el país que nps ocupa.

Anónimo dijo...

Sí. Esperaba que los alumnos de la universidad de la experiencia de estos 39 años de democracia hubieran leído un manifiesto. Creo que aun no se han recuperado de su peculiar sock corrupto (ah no¡¡¡ que todo el mundo lo sabía pero miraban para otro lado...) y se están consolando con aquello de que un poco corruptos somos todos en el fondo. Y como moralmente todos somos también un poco anárquicos... Qué levante la mano el que no ha sido un poco anárquico alguna vez... pues para qué leer manifiestos y entretenerse con conceptos constitucionales. O si es un alzamiento con o sin violencia... A fin de cuentas el palo del gallinero no da más de si.

Jorge dijo...

Democracia no hay:

1) El régimen actual carece de representación política, pues se eligen los diputados mediante el sistema electoral proporcional, que es la forma elegante y mentirosa de llamar al sistema de listas de partidos. El jefe de partido hace las listas, decide quién va en ellas y quién no. El diputado es un muñeco sometido plenamente a la voluntad del glorioso líder, y no tiene conexión alguna con los ciudadanos de su distrito electoral o circunscripción. Ni falta que le hace, pues sólo ha de hacerle la rosca a quién hace las listas. Gerhard Leibholz, Presidente del BVerfG y gran cínico, valga la redundancia, llamó a esto, pues era fino jurista al fin y al cabo, «integración de las masas en el Estado». Sueño húmedo de Hitler y Stalin: integrar a la sociedad en el Estado, todo uno. Gens una sumus.

2) Del mismo modo, carece de separación de poderes. A) Entre legislativo y ejecutivo no la hay, pues aunque formalmente el Presidente es designado por los diputados en la investidura (el dichoso parlamentarismo; esto por sí sólo negaría la separación en favor del legislativo), en realidad es el jefe del partido, que ha hecho las listas ya aludidas el que se hace elegir por ellos, so pena de defenestrarlos y acabar su vida política si no lo hacen. En el ámbito local, bajo la burbuja inmobiliaria y la locura constructora, los concejales rompían las órdenes de la cúpula de su partido y/ de su alcalde, pasándose al otro bando y rompiendo la férrea disciplina, pero en favor de la corrupción económica personal. Sacrificaban su vida política, sí, pero a cambio de dinero: un solo golpe bastaba para vivir tres generaciones. Merecía la pena; por eso intentaron los partidos un pacto antitransfuguismo, notable eufemismo mistificador. A un poder sólo lo frena otro poder; una corrupción, otra que le haga frente en sus ambiciones, vigilándolas, recelándolas y emulándolas.
Regreso al análisis de la política nacional, que es igual pero en grandota. El Gobierno legisla, y sólo tiene que hacer un gesto con la mano y los muñecos diputados votan sin tener que conocer el contenido de la ley. Las leyes ideológicas las redacta un covachuelista resultón, apparatchik también, del Ministerio del ramo; las técnicas, el departamento jurídico de la empresa promotora de la ley (BBVA, Santander, Fenosa, Iberdrola, &c.), ley cuyas palabras tartamudas son hoy muy fáciles de rastrear y encontrar, Google mediante, en desayunos y powerpoints de reuniones públicas entre políticos y empresarios (Círculos económicos, reuniones con la patronal, &c.). Los diputados estas leyes técnicas ni las leen, pues no saben nada y casi rebuznan. Son desconocidos y su opinión no importa. Son un nuntius, un mero emisario del jefe del partido. Aún así llenan las leyes, tanto las ideológicas (más éstas, eso sí) como las técnicas de enmiendas y morcillas, ocurrencias, flatulencias que le salen de su cerebro produciendo gran pompa mediática y muchos problemas de aplicación práctica.

B) Entre judicial y ejecutivo tampoco la hay, por la vía del CGPJ, cáscara y disfraz de los partidos políticos, que ponen a sus emisarios también aquí, para que designen nuevos apparatchiki desde el Presidente de las Audiencias provinciales para arriba. Se carece además, y ahora lo vemos dolorosamente a pleno volumen, de un cuerpo de Policía judicial, pues aunque existe nominalmente, funcionalmente al hilo de cada caso concreto están a la orden del juez que instruye un caso, orgánicamente, a efectos de su carrera profesional, dependen del Ministerio del Interior. De los fiscales excuso decir. Del proceso penal, principal en número en los tribunales españoles, también, por largo y conocido. Largo y cono-cido.

Jorge dijo...

Lo que le cuento lo sabe. Tiene usted formación alemana, lo sé. Conoce la doctrina elaborada a la sombra del concepto «Estado de partidos» (García Pelayo la trajo en el movedizo terreno del Derecho constitucional), que no otra cosa es España. Lo que quizá no quiera ver es que tal cosa es una oligarquía política. Mandan las cúpulas de los partidos, a la verdad órganos del Estado. El resto de órganos formales son huecos, Potemkim; son mero atrezzo. Están porque se supone que tienen que estar y para salvar las apariencias.

No engañe usted a su hija. Democracia cero. Otra cosa es lo de Cataluña; fragmento de Estado (Jellinek) ¡pero de partidos! Enfrentadas dos oligarquías de partidos: la española (central) y la catalana (especie del género española; parte del mismo todo). Corruptísimas, napolitanas sin mesura. En una oligarquía, sin control del poder, la forma de gobernar es la corrupción, verdadero motor del sistema político. Los argumentos separatistas son ridículos: economicistas, europeístas, mentirosos. El más grave de todos es el voluntarista: queremos ser una nación. El invertebrado hombre-masa orteguiano, niño pera, habla a voz en cuello y, cuidado, quiere. Eso no se elige, no se tiene ad nutum. La nación es un hecho histórico, creada, modificada y extinguida por acontecimientos del mismo jaez (guerras, invasiones extranjeras, catástrofes, &c.). No tienen razón. Alegan la nació para ocultar su corrupció: Pujol. 23 años robando; a la jubilación, pone a su delfín, Mas. Que roba más. Delito de sedición anunciado a bombo y platillo, y continuado durante al menos cinco años, al no tener juego en el centro dada la mayoría absoluta ppera. Lo llaman los próceres, incluido al parecer usted en esta entrada, «golpe de Estado». A éste le es de esencia el ser rápido, como un puñetazo. El actual tiene lugar dentro de un orden del día, con fecha y hora. Es consentido por los partidos de la oligarquía central. La mayoría apoyan, más o menos solapadamente el lento puñetazo: 1) unos proponen el federalismo, partir España en trozos que eventualmente tengan a bien unirse formando una federación. O no lo tengan; 2) otros, un deletéreo derecho a decidir: «yo no quiero que España se rompa, pero lo acepto si la gente® así lo decide voluntariamente»; y 3) el partido en el Gobierno, heredero directo de Franco y por ello acomplejado, alega la ley y el Estado de Derecho® ―¡quita, von Mohl, que no sabes!―, cual leguleyo, para impedir el puñetazo a cámara lenta. Salta tú, letra; salta tú, libro, y para esto. Omite hablar de la nación, no sea que le confundan con su abuelo, y esho shí que no, Viri.

¿Por qué se rinden todos, o cuanto menos son tibios en la respuesta? Sólo puede haber una razón. Participaron en la corrupción de Puyol. Y Cataluña tiene policía y hacienda tributaria con documentos oficiales para probarla. Diálogo = hablemos de lo nuestro, de la cosa nostra. Salvémonos los unos a los otros y volvamos a ser amados. Si se aplica la ley, todo cae; árbol y nidos. Incluso ese peculiarísimo partido-nido clave de bóveda que la monarquía es. Alude usted al 23-F. Mejor callar si no se puede decir verdad. Sea.

Jorge dijo...

En conclusión. Sin propugnar un nuevo régimen político, que consagre la representación política, verdadero cauce de expresión de la voluntad del distrito electoral encarnada en un diputado elegido en un sistema electoral mayoritario uninominal y que se pasee por él hablando con sus electores por su propio interés; y que establezca una separación de poderes en origen, optando por el presidencialismo, desechando el falsoparlamentarismo, de esta no se sale. Y lo que es mucho peor, estará usted engañando a su hija. Que preguntará: y, papá, ¿cómo es posible que no quisieran ser españoles?, ¿es que pasó algo durante los cuarenta años anteriores?, ¿cómo se lo permitieron? Hablaban catalán en la intimidad; aprobaban Estatuts sin mirar, singún va, tal como los mandasen del Parlament; miraban para otro lado cuando pisoteaban al español en la educación; y cuando achantaban a niños y padres «españolistas», curioso ista. Su hija no creerá a esos historiadores del futuro a los que usted apela. Su hija se hará revolucionaria y pedirá acabar con el maldito régimen partitocrático y oligárquico de 1978, si es que el bicho (el régimen, no su hija) vive, que cobardemente la generación de sus padres implantó, alabó, encumbró como modélico y apoyó incluso tras llevar a la nación al borde de la secesión por unos sediciosos consentidos necesarios (por esencia) para gobernar-legislar (imperar para corromperse) en el centro.
Fínjase usted patriota constitucional si quiere. Su hija tendrá patria, y no una recién redactada y con la tinta aún fresca. Será demócrata y, por tanto, revolucionaria. Le preguntará por qué usted no lo fue. A ver qué le responde. ¿Qué grises habrán corrido delante de ustec?

Pero de momento relájese, pero de estar indignado y de hacer aspavientos periódicamente, que es un buen cardio para viejas. Qué malos son los nacionalistas, Charito, cagóntó. Qué buena nuestra amada Constitución, pulcra la manta que los cobija. ¡Viva su letra y su espíritu, trino y tres veces puro y kelseniano!

Saludos.

pepe dijo...

Sr. García:leidos los comentarios de Don. Jorge solo puedo decir que estoy de acuerdo con él
Abundando en la ausencia de la Democracia en España, hay que recordar que un Estado Democrático
para que sea tal ha de cumplir dos condiciones sin los cuales no, a saber;Que los Diputados represente y respondan ante sus votantes, la otra, que exista separación de poderes en origen.
Como muy ben señaló Dón.Jorge , a los Diputados que se sientan en el Congreso no se les echaría
en falta si los sustituimos por muñecos con capacidad de pulsar un botón.
El hecho que exista un banco azul en el Congreso ,invalida por si solo la pretensión de Demócrata
del Estado Español Que para mayor burla todos los Diputados se saltan el articulo 67.2

Constitución Efectivamente, el artículo 67.2 de la Constitución Española recoge que «los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo», y en su artículo 79.3, el texto abunda en que el voto «es personal e indelegable».

Sr.García : Con respecto a la contestación , que amablemente me ofreció a respuestas de dos preguntas que le había formulado ,me veo en la obligación de pedirle disculpas por remitirle, en mi respuesta ,a un enlace imposible de abrir.Corrijo el error ofreciendo el enlace a su consideración y añado otros por si tiene a bien ampliar sus puntos de vista respecto Venezuela y a los medios de (desinformación) españoles.

http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2017/08/10/como-no-dar-una-noticia-paraperiodistas-espanoles-ante-la-constituyente-venezolana
http://www.atilioboron.com.ar/2017/07/la-canalla-mediatica-y-la-violencia.html


http://www.rebelion.org/mostrar.php?id=verdades+incomodas&submit=Buscar&inicio=0&tipo=3
http://www.15yultimo.com/2017/06/17/mitos-sobre-la-economia-venezolana-i-version-ilustrada/