Espectacular noticia en el suplemento leonés de El Mundo de ayer: el interventor del Ayuntamiento de Zamora pone pegas a los festejos taurinos en esa capital, porque dice que en las corridas no hay paridad entre hombres y mujeres, que es sexista la lidia. Cielo santo, con la nueva religión hemos topado.
No tengo el placer de conocer personalmente a tan esmerado funcionario zamorano, pero me lo imagino como un perfecto humorista, un guasón incorregible, lo que vulgarmente llamamos un cachondo mental. Si quería hacer esperpento con los tópicos al uso, chapeau. Si habla en serio, mejor no meneallo. Porque si va de veras habría que proporcionarle bromuro intelectual, para aplacarle la inflamación ideológica. O a lo mejor es que quiere el buen hombre llegar a Ministra de Igualdad, en el perspicaz convencimiento de que hay discriminación si siempre nombran señoras para tan exigente puesto.
Al parecer, el inconveniente está en que apenas torean mujeres en las ferias taurinas y en que, para colmo, entre los espectadores que fuman puro y beben de la bota hay más varones que damas. Lo último tiene más fácil arreglo y bastará con una certera política de discriminación positiva, consistente en regalar entradas a las féminas o hacer que paguen menos por contemplar la noble muerte de los cornúpetas. Para solucionar lo de las pocas toreras habrá que dar la alternativa a unas cuantas señoras de las que acostumbran a lidiar en casa becerros mucho más peligrosos que los mihuras o los vitorinos. Lo que me extraña es que al buen guardián de las paridades genéricas se le haya olvidado mencionar la nula presencia de las vacas en el festejo. Será porque a los toros los matan y no conviene igualar por abajo. Tampoco sería mala cosa reparar en la escasez de toreros transexuales, negros, con gafas o mismamente zamoranos, todo lo cual añade oprobio al actual arte de Cúchares. Y en las ferias de León qué menos que exigir que los diestros y diestras hablen fluidamente el leonés, ya puestos a desterrar dominaciones atávicas.
Si cunde el ejemplo intervencionista del interventor vamos a reírnos de lo lindo. Lo siguiente puede ser el fútbol, pues cuántas señoras cultivan el regate en corto en el Zamora C.F., vamos a ver. Podrímos seguir con los campeonatos de tute, repletos siempre de hispánicos varones y vulneradores, en suma, de todo equilibrio sexual ¿Y qué me dicen de la alta cocina? Que se obligue a la Guía Michelín a repartir sus estrellas con criterio paritario, pues, si nos fijamos, todos los cocineros de mucha fama y ración escasa llevan pito bajo el delantal.
En fin, queda tanto por hacer... Pero con unos pocos comisarios políticos más, sumados a los miles que ya existen, iremos haciendo de esta sociedad un perfecto club de la comedia.
No tengo el placer de conocer personalmente a tan esmerado funcionario zamorano, pero me lo imagino como un perfecto humorista, un guasón incorregible, lo que vulgarmente llamamos un cachondo mental. Si quería hacer esperpento con los tópicos al uso, chapeau. Si habla en serio, mejor no meneallo. Porque si va de veras habría que proporcionarle bromuro intelectual, para aplacarle la inflamación ideológica. O a lo mejor es que quiere el buen hombre llegar a Ministra de Igualdad, en el perspicaz convencimiento de que hay discriminación si siempre nombran señoras para tan exigente puesto.
Al parecer, el inconveniente está en que apenas torean mujeres en las ferias taurinas y en que, para colmo, entre los espectadores que fuman puro y beben de la bota hay más varones que damas. Lo último tiene más fácil arreglo y bastará con una certera política de discriminación positiva, consistente en regalar entradas a las féminas o hacer que paguen menos por contemplar la noble muerte de los cornúpetas. Para solucionar lo de las pocas toreras habrá que dar la alternativa a unas cuantas señoras de las que acostumbran a lidiar en casa becerros mucho más peligrosos que los mihuras o los vitorinos. Lo que me extraña es que al buen guardián de las paridades genéricas se le haya olvidado mencionar la nula presencia de las vacas en el festejo. Será porque a los toros los matan y no conviene igualar por abajo. Tampoco sería mala cosa reparar en la escasez de toreros transexuales, negros, con gafas o mismamente zamoranos, todo lo cual añade oprobio al actual arte de Cúchares. Y en las ferias de León qué menos que exigir que los diestros y diestras hablen fluidamente el leonés, ya puestos a desterrar dominaciones atávicas.
Si cunde el ejemplo intervencionista del interventor vamos a reírnos de lo lindo. Lo siguiente puede ser el fútbol, pues cuántas señoras cultivan el regate en corto en el Zamora C.F., vamos a ver. Podrímos seguir con los campeonatos de tute, repletos siempre de hispánicos varones y vulneradores, en suma, de todo equilibrio sexual ¿Y qué me dicen de la alta cocina? Que se obligue a la Guía Michelín a repartir sus estrellas con criterio paritario, pues, si nos fijamos, todos los cocineros de mucha fama y ración escasa llevan pito bajo el delantal.
En fin, queda tanto por hacer... Pero con unos pocos comisarios políticos más, sumados a los miles que ya existen, iremos haciendo de esta sociedad un perfecto club de la comedia.
Por cierto, y a propósito de rechiflas paritarias, tengo ante mis ojos una ley catalana que se denomina “Ley del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista”. No me digan que el título no da para unas guasas como las que hace unos días se gastaba aquí nuestro amigo Ante Todo sobre dicho engendro legislativo. Al principio de su Preámbulo se afirma que la Ley “parte de la premisa de que los derechos de la mujeres son derechos humanos”. Sorprendente descubrimiento, no me digan que no. Así estamos, obsexionados.
2 comentarios:
El título de la ley que usted menciona es verdaderamente alucinatorio, por un momento he pensado que era una broma...¿es una broma?
Pero es que la frase de la exposición de motivos que reproduce al final del post es ya de psiquiatra...¿realmente es ése el tenor literal?
Sí, amigo anónimo, sí. Lo de la Ley de marras no es broma, aunque lo parezca. Mera en google el título de la Ley y podrá deleitarse con su lectura. Pero ármese de paciencia: es larga.
Ya ve en que zarpas estamos.
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