Me cisco en Movistar y en todo su árbol genealógico, básicamente compuesto por progenitores desconocidos de sus directivos y gestores.
Llamada no deseada de hace unos minutos. Voz de señora latinoamericana, creo que esta vez de Centroamérica. No soy xenófobo, para nada, adoro todos y cada uno de esos países que conozco, me gustan sus gentes, el problema no es ese. Pero esta mujer, que cada tres palabras me decía “¿correcto, don?” no vocalizaba. Como cada vez que me repetía lo de correcto, don, le contestaba yo que no la entendía, volvía: “correcto, don, se lo voy a explicar de nuevo”. Hasta que le repliqué que no es que mi humilde cerebro no captara los conceptos que manejaba, sino que debía hablar abriendo los labios y moviendo la lengua para que yo pudiera entender los sonidos que salían de su boca. Me respondió así: “correcto, don”. Ya puestos, me cisco también en el don.
Al fin pude enterarme de lo que con abuso de los términos esa gente de Movistar llama oferta. A saber: que mi contrato –no sé cuál es ni en qué momento lo acepté, pero pongamos que sea así- finaliza el mes que viene, pero que me hacen una nueva oferta que incluye no sé cuántas cosas y el puñetero Imagenio. Imagenio me pone de mal genio. ¿Acaso no se puede entender que no quiero Imagenio ni leches en vinagre? Bien, que incluye no sé cuantas ventajas buenísimas el nuevo contrato que me brindan y que con él tengo que asumir un compromiso de permanencia de seis meses. Mi contestación: no acepto regalos de desconocidos ni ofertas de puticlub, quiero quedarme como estoy, con los términos de mi vigente contrato, sin promociones ni donativos y sin compromiso de permanencia. Pues en ese caso, me dice, le tenemos que facturar treinta y nueve euros de reparación de centralita. Palabra de honor que eso me repitió la pobre inmigrante explotada, de reparación de centralita. Le pregunto: ¿acaso tengo yo una centralita y no lo sabía, o es de Movistar la centralita de los cataplines? Y, sea de quien sea, ¿he dañado o averiado yo alguna centralita de Movistar, puesto que mía no es, y debo indemnizar a esa compañía por ello? Que se trata de obras necesarias en esa centralita y de un nuevo cableado (¿cableado? Yo sí que me iba cabreando), que todos los clientes de Movistar de mi zona deben pagar esa cuota de centralita y que la única manera de exonerarme de tal impuesto revolucionario consiste en que yo acepte la oferta nueva, con su compromiso de permanencia. Hice entonces alarde de mis conocimientos de arameo en materia de juramentos y se despidió la portavoz de la banda diciéndome que ella ya hizo todo lo que pudo y que trató de explicarme la situación, don. Ah, y que la facturación de los treinta y nueve euros ya sale y tendré que pagarla. O sea, pleito al canto. Si esto no es mafia y extorsión, que venga el ministro Sebastián y lo vea. Por cierto, ¿qué ha sido de ese hombre?
Ya metidos en harina, paso a narrar otra gracia de ese mismo grupo criminal. Por influencia de amigos juguetones, se me metió en la cabeza hace poco que quiero hacerme con un superaparatejo de esos que creo que llaman Smartphone, concretamente el Samsung Galaxy II, que dicen que es la monda. Hice unas pocas cuentas y resulta que hasta me compensa, pues me evita otros pagos que ahora me tocan cuando me conecto a internet durante los viajes. Voy a una tienda de Movistar, con quien tengo también el contrato de móvil, y me informan amablemente que me cuesta tropecientos euros, más tarifas notables y compromiso de permanencia. Pero ahí mismo me sugieren que llame al 1004 y que les apriete las tuercas. Como en esas llamadas me juego la salud, paso por unos grandes almacenes que tienen uno de esos puestos en los que hay comerciales de todas las compañías de teléfonos, todos juntos. Me dirijo a la señora de Movistar y le hago saber mi pretensión. Me repite los mismos precios muy altos. ¿Y cómo debo hacer para que el precio sea más razonable?, inquiero. Contesta: hable con alguno de estos compañeros de la competencia y solicite desde cualquiera de sus compañías la portabilidad, momento en que de Movistar le llamarán para igualar la oferta de los otros. Diantre, no doy crédito y sigo en mis trece: ¿y no podríamos ahorrar ese rodeo y tal incordio, mediante una oferta de ustedes que se acercara un poco? No, no se nos permite, me aclara. Lógica telefónica.
Como tiendo a comodón y, sobre todo, no me van esas mañas de traficante de casquería, acabo comunicándome con el 1004. Terrorífico. Cinco veces llamé, pues unas veces la llamada se cortaba al cabo de diez minutos de cháchara, otras veces, después de hablar con el comercial que me tocaba, era misteriosamente transferido, y sin previo aviso, a una sección que no tenía nada que ver con el caso y otras se me indicaba que llamara dos días más tarde de nuevo, pues tenían un problema en la aplicación informática que les impedía cargar mis datos. Como a los usuarios de móviles nos dan puntos por destriparnos, casi puntos de sutura, quise saber cuántos puntos tenía y para qué me servirían. En cada una de las cinco ocasiones me indicaron una cifra de puntos diferente. Correlativamente, cada vez me dieron un precio distinto para el chisme ansiado, de resultas de combinar puntos y coste del cacharro con permanencia. Como no podía ser menos, los dejé por imposible y me he largado a otra compañía a pedir la portabilidad. Cuando me llamen para igualar la oferta y ofrecerme mamadillas a mayores, me van a oír, aunque sé que es intento vano hablar a los sordos. ¿Correcto, don?
Hay que meterle mano a esta gentuza. No sé cómo, pero esto es intolerable. Se debe terminar con el acoso telefónico de las telefónicas –no sólo de las telefónicas-, hace falta frenar el abuso de precios y cuotas, no podemos las víctimas seguir aguantando lo que aguantamos. No sé cómo, ya digo, pero sugiero la acción violenta. Destruyamos la centralita más cercana y disparemos al que se acerque a cobrarnos la reparación y el nuevo cableado.
Ya ven, así está el patio. Malditos cabrones.
PD.- Esto es un sinvivir. Hace una hora pasó lo de la llamada que les conté al principio. De inmediato escribí lo que acaban de leer. Ahora ¡acaban de llamar de nuevo! ¿Para decirme qué? Que no, que no era como la otra me había contado, que los treinta y nueve euros los he de pagar si acepto el nuevo contrato con el Imagenio de su tía y tal, que no hay permanencia ni nada y que si me quedo como estoy no hay pagos adicionales ni gaitas. Me rasco la cabeza, me vienen ganas de fumar y me pregunto si es que ya reunieron pasta bastante para la centralita nueva, si simplemente era una burra la anterior señora o si todo es una estrategia inconcebiblemente sibilina. No sé qué pensar. Reconozco que me superan y me desbordan. Me siento vacío, oigan.
Eso sí, el nuevo comunicante también me decía don y correcto. Al principio de la conversación le rogué amablemente que no lo hiciera y pasó a llamarme Andrés. Ya no siento las extremidades y noto como mareos. Creo que me voy a ir a la calle vestido de lagarterana y con un cuchillo jamonero en la cintura.
10 comentarios:
Llama a Vodafone, te darán el teléfono que quieras a un precio interesante o te lo regalarán, a saber. Cuando te llame movistar para ofrecerte la luna, descuelga el teléfono y ve a dar un paseo. Digo Vodafone porque me gustan las compañías grandes pero puede ser cualquier otra. Llevan años aprovechandose de los consumidores, no los cuidan y ahora pretenden que les sigamos el juego para igualar las ofertas del contrario y tal.
Anda y que les den...te cambias de compañía y yastá.
Un cordial saludo.
Si me permite darle un consejo, le recomiendo Yoigo. Hasta ahora, y despues de un recorrido por todas las demás compañías, creo que es, con diferencia, la que mejor trata a sus clientes. Y el servicio de atención al cliente nada tiene que ver con las demás.
Un saludo.
Ja, muy divertido. En especial que no les permiten dar ofertas. Directamente, hay que hablar con el 1004 para darse de baja y escuchar el "plato del día". Yo ya por nada del mundo me doy de baja de movistar. Disfruto mareándoles. Me ofrezco de mareador oficial
Hágase un favor, abandone Timofónica y Vomistar. Y sobre todo, que no le tomen el pelo con impuestos revolucionarios...hay que ver a donde llegan las estrategias de marketing...
El vulgo acuñó la marca alternativa "movistafa" hace muchos años...
Son todas así, de cualquier manera. Basta ver los estudios que señalan la incidencia que tiene el gasto del móvil en los segmentos de menos ingresos. Lo del florecimiento del móvil, en un momento de fuerte empobrecimiento real de los trabajadores, de desmoronamiento de las clases medias, dará que pensar a los historiadores. El gasto anual en móvil de mucha gente humilde, digo mucha, rebasa las tres cifras. Lo encuentro absolutamente escandaloso.
Créanme: lo revolucionario es utilizar el correo electrónico y el teléfono fijo. La mejor compañía de móvil es la del móvil no utilizado - en espera para urgencias o emergencias, que ocurren, por propia definición, muy pocas veces. A ojo de buen cubero, 95% de las llamadas son absolutamente prescindibles. Nos han vendido que muchas cosas "no pueden esperar". Y en cambio esperan de maravilla, es más, muchas se arreglan solas con sólo un puntito de espera.
Salud,
Otra vergüenza nacional es el laxismo hacia las llamadas y SMS publicitarios, que roban tiempo no retribuido al destinatario del mensaje.
Es urgente que la ciudadanía exija -los políticos no tomarán jamás la iniciativa, ¿si no a qué consejos y consultorías van a ir después de dejar el ministerio?- una solución decidida, a la estadounidense.
Debe constituirse un registro nacional de números "no pub", fijos y móviles, donde sea sencillo e inmediato inscribir los propios. Después de lo cual cualquier llamada publicitaria no solicitada a los mismos debe ser perseguida como delito.
Mientras tanto, mi consejo es, reciban la llamada publicitaria y dejen el teléfono abierto encima de la mesa, respondiendo con algún monosílabo de vez en cuando. Cuando el costo de la publicidad se multiplique por diez para los estafadores, algo cambiará.
Salud,
Yo propongo introducir un poco de mala leche en la estrategia de "un amigo": Plan A) Cuando le llamen ofreciendo el Imagenio -o un juego de sartenes, que lo mismo da- ponga voz de entusiasmo y diga algo así como que precisamente estuvo usted hace un rato hablando con su mujer de que tenían que hacerse con la cosa esa de Imagenio para ver "pelis" y cosas bonitas y con colorines, y pídale a la comunicante que espere un momento que se lo va a comentar para ver si lo hacen ya -lo de contratar Imagenio, digo-. Deja el teléfono, se va a dar una vuelta o hacer lo que le plazca y cuando le apetezca cuelga. Plan B) Con voz circunspecta diga que siente no poder atenderla pero que usted no vive en esa casa y que sólo ha entrado allí para robar; luego puede preguntarle si sabe si tienen ordenadores en esa casa o televisores de plasma...eso ya depende del tiempo que quiera perder usted.
Un saludo
Pues mejor no mencionar a Iberdrola y Endesa, que por ahi se andan también con sus acosos y sus historias...
Pues yo he usado otra estrategia, con sus variantes tácticas en forma de juramentos, insultos, y amenazas de querella. Me funciona.
A modo de ejemplo, nunca confirmo o doy mi nombre, posteriormente pregunto si se está grabando la conversación, solo por joder un poco..., y cuando me responde que sí, o que la grabación es aleatoria, o que no, o cualquier otra mamadurria por el estilo, le digo a la telefonista/o de turno, que le diga a su Jefe o Gran Jefe, que es un Hijo de la Gran P..., además de cornudo/a, pues su pareja que es M...... o B...... se la está pegando con especímenes similares, y que le voy a meter una querella que se va a cagar por las patas abajo. Acto seguido cuelgo.
PD.- Como método de descargar uno adrenalina es de lo mejorcito, respecto a impedir las llamadas no las impide, pero sí he notado una gran disminución del acoso telefónico.
Querido Amado, te recomiendo la lectura de este caso. Te aseguro que ha sido completamente verídico, aunque el tono de la narración se haya hecho en modo irónico. Aquí la tienes:
http://www.matrixhifi.com/foro/viewtopic.php?t=8745
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