19 junio, 2007

Republicanismo S.A.

De mayor me gustaría ser filósofo de cámara. O de camarote, aunque sea el de los hermanos Marx; o de camarilla. Y que me paguen una pasta gansa y me lleven de gira y me pongan coche y me inviten a comer en restaurantes de muchos tenedores y con una carta con los nombres de los platos en alejandrinos y aroma de poesía, poesía menos agobiada que la de Gamoneda y no para pobres, para ricos y pudientes.
Que se cuide Pepiño, porque con dos andanadas más contra el PP y otras cuantas loas al Jefe este Pettit se nos hace grande y le quita el puesto a la prez de la prosa galaica y la leche cortada con alfanje. En la liga política española ahora toca fichar extranjeros, aunque luego se pierdan los partidos de la selección. También el PP les tira los tejos a Sarkozy y Merkel, pero a ésos no los sueltan ni aunque les financie aquí las primas la flor y nata del ladrillazo, ahora a la baja. Anda mucho más listo ZP, que, cual Monchi el del Sevilla o el Lendoiro de los buenos tiempos, echa la caña en equipos de menos postín, como los de las universidades norteamericanas mismamente, vivero inagotable de intelectuales a tanto la canal, que lo mismo se arriman en bussines al Amazonas a cantarles a los indígenas las virtudes de la vida comunitaria en el resguardo, que se van a donde los saudíes petrolíferos a rascar las ventajas liberadoras del velo femenino. Usted pone los dólares y ellos el discurso mercenario para la exportación. Ésos son los buenos, los no imperialistas, los que no abrazan el pensiero debole, sino que se hacen fuertes en el pensamiento suyo de usted con sólo que les ponga la cama con cinco estrellas y las sales en el hidromasaje.
A mí me asigna Castro, Raúl o Fidel, que tanto montan, un par de buenas cosas cubanas que no sean el arroz a la idem y me paga en divisas, y salgo para allá con lo más florido de mis ripios, me empollo el Granma enterito y lo pongo en versos de arte mayor. Porque tanta lectura y tanta dioptría ganada a pulso acaban por enseñarnos que nada es verdad ni es mentira, todo es cuestión del cristal con que se mira. Caídos en el descrédito Platón y Aristóteles, por machistas y mendaces, regresemos a los sofistas y vendamos el alma al diablo y el discurso al peso. Y digo yo que por un suplemento monetario de nada hasta le ponemos letra al himno, si se tercia.
Leo la crónica de lo que ha contado en la Complu Philip Pettit y se me pone de canto la filosofía política, en actitud de tómame o déjame, pero no me pidas que te crea más. Ya sé que el rector de la Complu es de los que firman manifiestos de tres mil en fondo, pero las cuentas teóricas no me cuadran. Tampoco sabía que Zapatero había leído a Pettit, uno de los padres putativos del republicanismo, para que luego digan que nuestro Presidente no había pasado del Capitán Trueno. Si llega a manejarse con Leo Strauss la liamos buena. Pero no, al Strauss lo deshojan los neocons gringos, al parecer, pero aquí don José Luis se recreaba con don Pettit, y éste en lugar de mosquearse con la hermeneusis del leonés aplaude hasta con las orejas.
Y bien está que cada uno se contente con lo que le toque, aunque sea de balde. Mi desazón en el fondo es conmigo mismo y no sé cómo voy a digerir esta cura de humildad que de sopetón se me impone. Pues constato que el que anda a verlas venir es un servidor. Me explico. Pensaba uno que había entendido un poco de esa corriente filosófico-política que llaman republicanismo, pero se ve que no, que me lo había inventado todo por la brava. Pues hubiera jurado, prometido y apostado un par de cenas a que lo que este país está viviendo bajo el zapaterismo será bueno o malo, pero bien alejado de los patrones teóricos del republicanismo. Craso error, por lo visto. Pues en mi obcecación había entendido –mal- que lo que tal doctrina propugna es una comunidad política cohesionada en torno al orgullo cívico, al sentimiento de común pertenencia a unas reglas de juego y unas instituciones participativas que forman el humus o el sustrato sobre el que cada ciudadano antepone su compromiso con el interés general y su esfuerzo para la formación de la voluntad común a cualquier tentación de sálvese quien pueda o el aquí me las den todas. Pensaba yo, so incauto, que el republicanismo afirmaba que la comunidad política mejor es aquella en la que los perfiles básicos de la vida comunitaria y política están sólidamente asentados en una Constitución democrática anclada con firmeza en la conciencia ciudadana y que consagra y garantiza unas libertades participativas de las que la sociedad hace un uso consciente y ambicioso, sintiéndose cada cual llamado al compromiso con su comunidad y con la política que en ella se construye en común, y donde la fuerza disgregadora de los intereses egoístamente individuales y grupales, comenzando por los intereses partidistas, se ve fuertemente contrapesada por el compartido sentido de pertenencia y por los controles que, así, espontáneamente es capaz de ejercer una ciudadanía celosa de su estatuto de partícipe activo en la vida pública y que tiene a gala no dejarse seducir por mesianismos, iluminaciones de sus líderes o interesadas tergiversaciones de las reglas del juego democrático. O sea, como lo del patriotismo constitucional habermasiano -al que también Aznar en su momento pasó por la licuadora sin inmutarse-, pero más, con un toque más fuerte de cohesión cívica y una más esmerada voluntad de construir activamente los acuerdos políticos sin cuestionar las reglas fundamentales de la convivencia constitucionalmente sentadas ni los límites del campo de juego. Y cuando digo los límites del campo no me refiero a cuestiones territoriales, aunque también, sino a los entendimientos o acuerdos fundamentales sobre el entramado y el funcionamiento institucional, que ninguno de los actores principales de la vida política puede ni debe manejar o manipular a su antojo, sino que deben estar au-dessus de la mêlée, para que todos podamos participar y confiar como constitucionalmente se nos dice.
O sea, que uno torpemente pensaba que, para bien o para mal, aquí el republicanismo de los Pettit y compañía al PP y al PSOE no los había rozado ni por el forro, más entregado el primero a un comunitarismo paleto y asilvestrado y abandonado el segundo –el PSOE de ZP, que es el que queda- a una cosa que vaya usted a saber cómo se llamará, si pifostio inconsistente o picaresca de tahúr del Mississippi, pero que republicanismo no es. Pero bien se nota que no había comprendido ni palabra de la recia prosa petittesca. Así que volveré a leer al osado norteamericano, mientras esperamos todos a que Zapatero ponga negro sobre blanco sus profundas reflexiones filosóficas, síntesis de sus muchas lecturas y de su privilegiado magín.
A lo mejor así llegamos a entender cosas tales como que el PSOE expulse del partido a sus candidatos municipales que pactan con ANV en algún pueblaco, pese a que De la Vega insista en que los de ANV son legales, legítimos y no tienen nada que ver ni con ETA ni con Batasuna ni con el lucero del alba, como, al parecer, dijeron claramente sin decirlo el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional.
PD.- Me chiva un pajarito que en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales se quería llevar con discreción la actuación de Pettit ayer y que no deseaban hacer publicidad de la hora, pues la exposición era “confidencial”. Eso tampoco parece muy republicano, pero lo será guapamente. Los caminos del Señor son infinitos. E inescrutables.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Pedro de Tena, responsable de www.porandalucialibre.es. Mi amigo Luis Rull me informa sobre su blog y me requiere para que pueda republicar alguns de sus cosas como artículos de Tribuna LIbre en nuestra página. ¿Me dan su permiso, siempre citando la fuente y remitiendo por link a su blog? Por si acaso, pedrodetena@terra.es. Para tener constancia. Un saludo

Anónimo dijo...

¡¡Caray!! ¿Qué habrá pasado? ¿Cómo será posible que Pettit haya dicho esto?

Modestamente, creo que las hipótesis que usted apunta no agotan todo el campo.

Propongo un modelo muy sencillo, sobre tres variables binarias:

1. Conocimiento de la realidad española sobre la que versa el informe.

2. Conocimiento del republicanismo.

3. Buena fe en la emisión de la opinión.

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En aplicación de este sencillo modelo, y si bien lo entiendo (corríjame fraternalmente la concurrencia si me equivoco), usted propone las siguientes hipótesis:

A. Pettit reúne los requisitos 1, 2, y 3; usted, sólo los 1 y 3 porque no sabía bien de qué iba el republicanismo (hipótesis irónica).

B. Pettit reúne los requisitos 1 y 2, pero no el 3 (porque ha vendido su prestigio de "intelectual de a tanto la canal" -¿Princeton?- para pasar a ser un vocero del PSOE); y usted lo aprecia porque usted reúne suficientemente los requisitos 1, 2 y 3.

Pero caben más combinaciones.

Por ejemplo: dejar tranquila la variable 3 y jugar con la variable 1 (que es, además, donde suele tener lugar la mayor parte del debate político).

(La 2 no parece que quepa moverla en este concreto caso).

Lo digo porque, si no, terminamos poniendo de mercenario para abajo al que disiente...

(P.S. Señores del Gobierno PetaZeta: si están escuchando a través de sus Echelones de los Cojones, pueden mandar sus asignaciones de minolles de leuros u otras divisas a la cuenta de siempre. O me lo apuntan pa' la siguiente).
;-P

Juan Antonio García Amado dijo...

Por de pronto, AnteTodo, le deseo suerte mañana o cuando quiera que el oráculo resuelva lo que está por resolverse. Luego, ya agotaremos los campos. Cruzo los dedos y entono rezos republicanistas.

Anónimo dijo...

Danke schön, Herr Professor.

Mañana me voy a ver qué jeta se nos queda. Y ya le contaré el resto de la intrahistoria, la que quizá aún no conoce... porque hay que reconocer que tié gracia, la jodía...

Ah: le he vuelto a citar en mi tercero. Aquello del AFD del 91. Si es que vuelvo siempre a lo de los nacis, coñio. Apropo: ¿le he contado ya que de aquello me dio usted un curso de doctorado in illo tempore?

Anónimo dijo...

En cualquier caso, y sea como sea: se ha terminado este pico de trabajo de casi un año. Mi hija de dos años, cuando me ve por el pasillo, me dice: "Papá: a tabajá". Mesencoge lo qués la zona los vacíos cuando lo pienso...