07 julio, 2007

GÉNESIS

Sobre la rama verde manos negras,
bajo la bóveda celeste ojos
como estrellas errantes
o como pájaros.
Desde las hondas selvas suben gritos.
Huele a sangre y a heces.
Trotan enhiestos los ceñudos seres
con sus retoños al hombro y en las manos
un dolor puntiagudo.
Ya hollaron sus pies las arenas del llano,
tomaron la cosecha de los gélidos ríos.
Ya van llegando al mar.
Un súbito temblor posee a las otras bestias,
pues al amanecer
la muerte acecha con ojos de sangre.

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