16 enero, 2013

Lenguas



                Bien sé que en algunos temas hay que ir con mucho tiento porque la sensibilidad está a flor de piel, a flor de muchas y variadas pieles. Al que, como un servidor y particularmente en esta bitácora, es un poco malhablado y vehemente, se le suele animar y a por ellos, oé, pero ante determinadas cuestiones cuidadín, tacto, mimo y concédase la mayor.

                El otro día debía de andar de malas pulgas y algo estresado y me dio por buscar una comparación rara con el llamado debate lingüístico. Un amigo anónimo me hizo unos reproches, y bien está y sinceramente se los agradezco. Hoy me noto más mesurado, he dormido una pequeña siesta y vuelvo al debate para animarme la tarde.

                Entiendo que dos tesis contraponía el atento comunicante a mi manera de echarme al monte para pasar el rato. Una, que lo normal y lógico es que los catalanes o los de cualquier otro pueblo con idioma propio quieran que sus hijos estudien la lengua nativa, sencillamente porque es la suya, y eso vale también para noruegos o segovianos, en el caso de estos con el español o castellano. Otra, que los niños pueden perfectamente aprender dos lenguas a la vez. Esta segunda tesis se refuerza con dos datos adicionales: que los catalanes, por ejemplo, desean precisamente eso, que los críos de allí se manejen con soltura en catalán y en español y que hay informes que demuestran que los alumnos catalanes tienen un dominio del español superior a la media de los alumnos españoles en general.

                De esas tesis, si las he interpretado bien, se derivarían varias consecuencias, consecuencias que, por lo demás, invalidarían algunos asertos o insinuaciones de aquel post mío de hace unos días. Esas consecuencias serían así:

                Lo que los gobiernos catalanes y muchos catalanes, de esos que para abreviar suelen denominarse a sí mismos o ser denominados nacionalistas catalanes, quieren y buscan con sus demandas es que: (i) los estudiantes catalanes se expresen perfectamente, de palabra y por escrito, en catalán y en español, que sean plenamiente bilingües; que (ii) considerarían igualmente dañino, o perjudicial en todo caso, aun con distinto grado de lamento, que los jóvenes de Cataluña perdieran el dominio pleno del catalán o del español. Además, como el bilingüismo es factor facilitador del aprendizaje de ulteriores idiomas, también se dolerían de que los muchachos de Cataluña se quedaran sin esa conjunción de español y catalán, pues de ese modo tendrían menos facilidad para llegar a saber inglés, francés o chino, por ejemplo.

                Consiguientemente, esos mismos que para abreviar se denominan nacionalistas catalanes reaccionarían en caso de que un día comprobaran que, sea como consecuencia del sistema de enseñanza o por cualquier otro factor, la juventud catalana se expresa perfectamente en catalán, pero ya no sabe español o lo maneja muy defectuosamente. En ese momento solicitarían una mejora de la enseñanza del español en las escuelas catalanas. Si no lo hicieran, contradirían aquella opinión suya de que lo ideal es el bilingüismo.

                Si al entender así al comentarista de mi pasada entrada estoy en lo cierto y si tal es la intención del nacionalismo, retiro mis apreciaciones del otro día y concluyo que iba descaminada mi comparación: quieren lo mejor para sus hijos, partiendo de que deseen en primer lugar que los hijos hablen esa misma lengua, el catalán, que es la de sus padres y abuelos. Pero, asegurada la “lengua propia” con el apoyo escolar, están porque también adquieran un español bien solvente, no porque sea el idioma de España, sino porque es la tercera lengua más hablada en el mundo y eso da una buena ventaja competitiva. Bajo ningún concepto desean perder ese importante capital y no renunciarían al español ni aun con todo el rechazo que España les pueda provocar a algunos de ellos. Pues estupendísimo, estamos de acuerdo, pues yo veo muy bien igualmente la enseñanza del catalán en Cataluña y donde quiera que haya padres que lo demanden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora sí, totalmente de acuerdo. Le agradezco la reconsideración.

Ni soy catalán ni vivo en Cataluña, pero por razones que no vienen al caso creo que conozco al menos un poco la complejísima realidad catalana y me parece mucho más ajustado a lo que allí ocurre este segundo post.

Ningún catalán en su sano juicio querría prescindir de un activo como el español. Incluso el independentista más conspicuo parece tenerlo claro: en la pasada campaña electoral de las autonómicas catalanas el presidente de ERC, Junqueras, dejó defendió el carácter cooficial del español en una hipotética Cataluña independiente.
Son cuestIones evidentemente relacionadas, pero no del todo identificables. Hay catalanes de veinte generaciones españolísimos y hay independentistas castellanohablantes. De hecho uno de los datos que más llamó la atención de la manifestación del 11 de setiembre fue la gran cantidad de castellanohabantes en la misma.

Un saludo y enhorabuena por el blog, que sigo siempre que puedo.