24 febrero, 2006

La caída del imperio romano

Estoy leyendo un libro fascinante, que recomiendo vivamente a cualquiera que guste de entender cómo funciona el mundo. Es de historia, por supuesto, y se titula La caída del imperio romano (no es el clásico de Gibbon, es absolutamente actual, con nuevas tesis) y lo escribe Peter Heather (ed. Crítica, 2006).
Copio una larga parrafada de su pág. 139-140. Verán cómo les gusta.
"Por muy incómoda que pueda resultar la idea, a lo largo de la historia el poder ha mantenido una larga y señalada relación con la acumulación de riquezas: es algo que ha sucedido en todos los estados, ya fueran grandes o pequeños, ya gozaran de una salud aparentemente sólida o se encontraran en las últimas. En la mayoría de las sociedades pasadas -y en muchas de las actuales- el vínculo entre el poder y el beneficio no resultaba, ni siquiera remotamente, problemático, ya que, para empezar, se consideraba que el beneficio propio y el de los amigos era el objeto último y perfectamente legítimo que cabía asociar a la realización del esfuerzo de alcanzar el poder. Cuando nuestro viejo amigo Temistio empezó a captar la atención del emperador Costancio, a principios de la década de 350, Libanios, un amigo que enseñaba retórica y que creía firmemente en los valores morales de la educación clásica, le escribió lo siguiente: <>. Para Libanios, la influencia recién estrenada de Temistio no constituía ningún problema: muy al contrario. De hecho, en el seno del imperio la totalidad del sistema de nombramientos de la carrera burocrática funcionaba sobre la base de las recomendaciones personales. Dado que no existían exámenes que implicaran una competencia, el mecenazgo y las relaciones desempeñaban un papel crucial. En más de un discurso dirigido a distintos emperadores, Temistio disertó extensamente sobre el tema de los <>, un círculo de personas en inmediata relación con el emperador sobre el que recaía la responsabilidad de llevar a su ánimo los nombres de los candidatos adecuados para un cargo. Sin duda, Temistio quería que esos amigos tuvieran capacidad de discernir, de manera que pudieran realizar recomendaciones de primer orden. Sin embargo, no tenía el menor deseo de cambiar las cosas en ninguno de sus aspectos estructurales. El nepotismo era parte del sistema. Por lo general el nombramiento para un cargo se aceptaba como una oportunidad para hacer el agosto, y se daba poco menos que por descontado que se pruduciría un moderado grado de malversación".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues me temo que no han cambiado mucho las cosas, ¿no?

Bueno sí... ahora el grado de malversación ya no es moderado...

IuRiSPRuDeNT dijo...

Vaya¡¡¡ no tengo ganas ni de soltar na. Me he quedado sumido en mar de reflesiones. Un día "mu" malo para patinar. Necesitare calzado nuevo despues de esto.

Anónimo dijo...

Esto de las recomendaciones son la madre de todos los cánceres sociales. Hay que analizar que si la sociedad occidental ha llegado a este grado de tecnología y ciencia llevando el cáncer dentro ¿dónde podríamos llegar si se aplicase de lleno el mérito y la capacidad y se extirpase el cáncer del amigismo?