17 junio, 2008

La mujer del mañana

Cielo santo, leo en El País que la compañía japonesa Sega Toys va a comercializar una novia-robot. Yo creía que ya había muchas y que andaban por las noches en los pubs. Pero con la foto empiezo a dudar. Leo el texto de la noticia y mi pasmo aumenta.
Resulta que el engendro mide treinta y ocho centímetros. Si el novio humano le acerca la cara, ella capta con sus infrarrojos esa provocativa proximidad y pone su boquita en la postura del beso. No nos cuentan si el beso será de lengua, pero como mínimo habrá que suponerlo de tornillo. A ver cuánto tarda algún apasionado amante en electrocutarse por buscarle la epiglotis de silicio.
Qué quieren que les diga. Mejor dicho, no me atrevo a decir casi nada. Para empezar, ya puede la marca japonesa ir construyendo un orgasmañeco masculino para señoras, pues en caso contrario le van a llover tortas feministas. ¿Acaso insinúan los nipones que una robotilla así, propensa al beso fácil, consentidora y procaz, puede sustituir a una moza de carne y hueso y bien sabedora de sus derechos naturales? ¿No refuerza el juguete el mito machista de que las novias son como aparatejos para usar cuando al varón se le antoja? ¿Y qué pasa si el macho enfebrecido se pone violento porque a la chisma se le acaban las pilas cuando más aprietan las ganillas o porque le vino una jaqueca electrónica? ¿Por qué la llaman novia-robot y no novia-robota? Acabará el tema en el Código Penal, no me cabe duda.
Al margen de estas buenas razones feministas, los señores también tenemos nuestros motivos para protestar. Cuando uno enchufa la tele después de cenar se encuentra con que en cualquier cadena pasan un programa en el que desenfadadamente se exhiben todo tipo de artilugios para el placer mecánico de las damas. Hasta ahí nada que objetar. Hace tiempo que un servidor también opina que mejor un buen aparato que no que las mujeres tengan que aguantar a un tipo peludo con regüeldos de Fundador, camiseta de la selección nacional y chanclas de paquidermo. Bienvenidos sean, pues, consoladores de variadas formas, excitantes colores y vibraciones diversas. Carajo, pero cuando se ponen a inventar cosas para los tíos nos proponen una muñeca minúscula que da besos en la mejilla. Aquí hay gata encerrada, no me digan que no.
Triunfará el invento, seguro. Porque los hombres andamos así de colgaos. Ya me imagino los viajes en el AVE dentro de un año o dos. El ejecutivo que entra en el vagón, se sienta, saca su robotita del estuche, la pone en el asiento de al lado y empieza a explicarle el negocio que acaba de hacer y que la va a invitar a una cenorra por todo lo alto y a un motel con jacuzzi. Y se lo contará a voces para darnos envidia a los que viajamos en solitario. Espero que la muñeca de marras tenga un sensor que la haga asentir cuando su amo le dice todas esas cosas tan bonitas y le promete que si sigue así de encantadora y maciza dejará a su esposa y se irá con ella a vivir a la playa.
Uno, que ya va dejando de estar en edad para ligar con engendros a pilas, sueña con que los japoneses pongan en el mercado el estudiante-robot. Te compras ocho o diez, los colocas en sus pupitres y les hablas y les hablas mientras ellos se desviven con sus sensores y te aplauden las paridas con las manitas de plástico. Estimulante.
¿Y para cuando el rector-robot? ¿Que ya hay? ¿Cómo que ya hay? Ah, en Japón. Qué susto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se ve que la característica de las verdaderas novias es que no follan... A la que folle la llamarán la verdadera puta... Estos nipones tienen castrado el cerebro

Anónimo dijo...

Pues no tengo yo tan claro que tras un largo periodo de convivencia con una pareja/o convencional no acabemos todos-as con una pareja de esa guisa; mejorada a poder ser.

Juan Pablo Martínez Martínez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Pablo Martínez Martínez dijo...

No me parece adecuada tu postura acerca de la sexualidad. El sexo es algo mucho más sagrado de lo que tú estás exponiendo aquí. No se trata de que sea ya con un robot que por supuesto es una aberración. Es muy lamentable que las personas estemos degrandando el valor del amor y con ello rebajándonos a nosotros a la simple condición de uso y disfrute. Por tanto, no frivolices acerca de los temas de sexualidad humana, pues con estos comentarios te puedo considerar a ti también como un objeto y vejar tus derechos. La pregunta es: ¿ te consideras persona? Si es así, rectifica ya tus artículos, porque son basura vomitada propia de un intelectual barato de medio pelo.