04 diciembre, 2010

Crónica del fin de semana casero. 1.

Bueno, pues nada. Esta mañana me he levantado pronto, a ver si sabía ya a qué podíamos atenernos. Puse rápidamente la radio y resultó que seguíamos igual. Que no se sabe, que los controladores no han entrado a su turno o han ido, pero se dicen enfermos. Con mareos, al parecer. El Consejo de Minisitros, reunido. Para ver si se declara el estado de alarma o simpremente el Estado. Está bien, no voy a decir ni pío ni de los controladores ni del Gobierno ni de nadie. Que no se me mosquee ningún amable lector. La culpa de que este país se vaya a la porra sólo la tengo yo, y usted un poco. Pues ya está. Ni "colectivos" ni partidos ni gobiernos ni opososiciones ni votantes ni rebotados ni nada. Ante todo, llevémonos bien y que no nos salga "la vena", como me dicen por ahí.
El caso es que me fui a la agencia de viajes de El Corte Inglés a ver qué me aconsejaba la amable agente que siempre me atiende con amabilidad extrema y eficacia notable. Maldita ansiedad, me adelanté demasiado. Los sábados no abren a las nueve y media, sino a las diez. Como también me urgía una pequeña gestión bancaria, decidí dar un paseo hasta mi sucursal. No parezco de este mundo, mi despiste es cósmico. Llego a la sucursal, la encuentro cerrada, miro los horarios y descubro que los bancos no abren los sábados. Hace un año o dos sí que trabajaban los sábados de invierno, pero se ve que hay convenio colectivo nuevo. Normal, oye. Tampoco los profesores trabajamos los sábados -yo sí, muchos, pero en lo de la investigación, que es una gilipollez y que lo hago porque estoy p´allá; la gente normal tiene mucho más claros los conceptos de fin de semana y de vida familiar-. Es bonito pensar que a este paso y dentro de una temporadita ya ninguno trabajaremos ni los sábados ni los viernes ni ningún otro día. Es lo bueno de la crisis, que favorece la vida familiar y el ocio creativo.
Vuelvo a la agencia de viajes y llego cuando la sufrida empleada está abriendo sus puertas. Suenan los teléfonos en loco concierto. Me dice que no sabe nada, nada, nada, y que lleva desde la madrugada llamando a todos los lados y pidiendo instrucciones. Que vuelva yo más tarde o que ella me llama. Voy a ir ahora para allá a decir que pasamos de viajar y que cómo organizamos lo de la pasta. Porque, de vuelta en casa, oigo que el Consejo de Ministros sigue reunido como si les gustara estar juntos y que a lo mejor declaran el estado de alarma, pero que, entretanto, el espacio aéreo español queda cerrado por obra de los controladores hasta no sé qué hora y que Iberia no tendrá vuelos hasta mañana a las seis. Mañana nos tocaba a nosotros salir a las ocho de Barajas. Ya no.
Qué buenos días para reflexionar sobre lo importante que es el consenso, lo encantador del diálogo, lo emotivo de los derechos, las ventajas del interés general, las vicisitudes del talante y el amor universal. Me han convencido entre todos, no me voy a pedir por Reyes ningún muñeco para clavarle puñales ni a criticar nunca más a nadie. Oigo cantos angelicales y veo filas enteras de ciudadanos que van a votar con la papeleta en la boca y unas alitas. Son querubines. Molan.
Y pensar que hay gente violenta e intolerante que no entiende nada. Qué horror. Necesito urgentemente besar y abrazar a alguien, lo necesito; me vale cualquiera que pinte algo, un ministro, un concejal, un portero de puticlub, un controlador aéreo, quien sea. Somos todos tan hermanos y tan dialogantes y tan ricos y majetones...
Muá, muá.

2 comentarios:

Descontrol dijo...

En efecto, los bancos cierran los sábados. De hecho, sólo abren en las horas en las que todos trabajamos, supongo que para que no vayamos a darles demasiado la lata... ¡Ah! ¿Que la gente va entre semana? ¿Y cómo hacen? ¿Salen del trabajo para ir al banco? Mmmmm

En cuanto a los descontrolados controladores, me pregunto yo si no habrá candidatos a suplantarles en Europa. Se les exige dominio del inglés y capacidad de concentración, etc. Con el salario que perciben me conozco yo unos cuantos estonios que se concentraban el tiempo que fuera necesario para conseguir el trabajo (y la remuneración que conlleva). ¡Por que los econtroladores aéreos de España sean extranjeros!

Anónimo dijo...

jajajaja. Yo creo que algunos se sintieron "pequeñitos" en los aeropuertos. Incluso los catedráticos jajajajaja. Yo siempre me tengo que sentir así, ninguneada por circunstancias y presa de la mala fortuna, que no es otra que el punto de partida; que da dolores de cabeza hasta el final.que se jodan todos. los que no pueden volar porque siempre pueden...otros no podemos ni hacer vida normal...y los controladores porque ya alguien les paró los pies...y que tal que se jodan los demás; para variar.