01 abril, 2012

Qué va a pasar ahora y qué vamos a hacer cuando pase

La magia no funciona, los milagros no existen, los espejismos no son más que espejismos. Hemos tardado años en asumir mínimamente que este país llamado España se iba a la porra como consecuencia de la acción perfectamente combinada de dos factores: gobiernos sin la más mínima aptitud o competencia y dependientes de partidos sin escrúpulos e integrados en sus ejecutivas por trincones y descarados, y una sociedad infantiloide, estructuralmente corrupta, moralmente decadente y que creyó que esto era Jauja y que se habían acabado para siempre los trabajos y los esfuerzos. Una sociedad que votaba contentísima a esos partidos y a esos líderes políticos patentemente bobalicones, intelectualmente paupérrimos, incapaces en todos los órdenes, como podía ver cualquiera que se animara a observar con mirada atenta y sin la obnubilación de las pasiones y los prejuicios.

Nadie en ninguna parte quiso ver que este sistema social tenía que irse al traste y que la pujanza económica era pura alucinación, engaño manifiesto, trampa que no podría mantenerse demasiado tiempo. No, negamos primero los signos y los indicios y después las más palmarias evidencias. Volvimos a apostar por el presidente de gobierno más bobo, más falso y con menos seso que ha tenido un país europeo en los últimos cincuenta años y la mayoría se puso de su parte cuando él mismo negaba que amenazara la crisis. Y seguimos erre que erre, cerrando los ojos, un año y otro y otro más.

Cuando la evidencia no podía desconocerse, vino el susto y, con él, la esperanza de los supersticiosos, el rito de los simples, el recurso de los desesperados sin luces: pues votemos ahora al otro y será mano de santo. En cuanto estos del PP arreglen el desaguisado –pensamos- nos volveremos a sentir tranquilos y liberadísimos y saldremos a buscar un pobre diablo que nos represente y juegue otra vez a que somos la mar de progres, como el desgraciado aquel de la ceja.

Pero no, no hay milagros. En modo alguno. No queda margen de maniobra, no hay por dónde huir del barco que se hunde, de este barco de crucero plagado de cretinos y con capitanes borrachos. No existe escapatoria porque hasta las balsas de salvamento las hemos empeñado antes de zarpar. El gobierno de Rajoy y compañía da palos de ciegos y amnistía a los más insolidarios y depredadores de nosotros, los sacrosantos mercados vuelven a indicarnos que vamos a pique, la desgraciada Europa capta que no hay solución para nosotros, hasta el último mono, de Norte a Sur y de Este a Oeste, percibe ya lo que no se quería ver: que es imposible reconducir esta economía a patrones manejables, que el pufo es definitivo, que estamos arruinados sin remisión y que toca que las ratas salten, porque la nave no volverá a flotar.

Se nos queda esta cara porque pensábamos que con cambiar de montura electoral por una temporada las aguas volverían a su cauce y cada uno de nosotros a su vida tranquila de antes, poca labor y mucha diversión, escaso seso, pero retórica ampulosa, nulo ser y esmerado aparentar. Pues no.

Quisiera equivocarme, todos los vicios que critico los daría por buenos a cambio de no tener que ver con esta angustia el futuro de mi hija pequeña o de esos estudiantes con los que a diario trato. Desearía errar radicalmente, pero es de temer, de temer mucho, que lo peor esté por llegar y que, además, ni siquiera sospechemos todavía lo terrible que puede ser. Nos hemos acostumbrado a no pensar para no asustarnos.

5 comentarios:

Antón Lagunilla dijo...

No desespere, profesor.
Las fuerzas progresistas andaluzas, la izquierda auténtica de este país, liderada por el PSOE-A y por Izquierda Unida-A,con el apoyo mayoritario de las mujeres y hombres de Andalucía,que han hecho oir su voz con contundencia en las urnas, están poniendo en marcha el proyecto progresista que nos sacará de ésta a todos.
La Nueva Era empieza ya en el Sur.
Yo le he encargado a mi hija un traje de volantes.
Saludos.

Anónimo dijo...

esto se llama pesimismo con mayúsculas. pues sí, el marronazo es de los gordos. pero parte lo hemos importado de nuestros queridísimos americanos. Vamos que parte del marrón no los han encasquetado y como es que nosotros no eramos los demás. España siempre fue el pariente pobre de Europa (eso lo decía mi profe de Portugal pero como estamos en plan de pesimismo total pa nosotros) pues ni modo (como dicen en las novelas) Profe, infundenos algo de optimismo;mira que la peña se deja influir por usted. Y cuando escribes esto, me da un cague...

un amigo dijo...

Desespere, amigo mío, desespere. Pues detrás del drama que comenta están algunos rasgos de ese nuestro 'ADN cultural' -celebrado y ensalzado en tantos doces de octubre– que no se van a ir ni con salfumán,

- la división del mundo en dos, o sea la lente forzadamente opositiva a través de la cual se ve todo y se trata de intervenir sobre todo,

- el individualismo a ultranza: yo medro, yo 'progreso', yo me salvo, a los demás que los jodan,

- el inmovilismo aterrorizado, "virgensita, virgensita, que me quede como estoy", cruzando los dedos para que la balsa siga flotando,

y algunos otros.

Y al mismo tiempo: espere, mi amigo, espere. Pues ya falta menos para cuanto vendrá después.

Salud,

Daniel Muñoz dijo...

Por acá en Colombia es igual, Juan Antonio: sólo con angustia puede contemplarse el porvenir propio y el ajeno (trátese de la gente cercana o de la lejana). No se sabe con base en qué se dice que todo está divinamente, que las cosas no podrían estar mejor y que la economía nacional marcha por el más promisorio de los caminos, cuando los más viven en condiciones indecorosas (sin posibilidades reales de que las circunstancias cambien) y, quizá esto es lo peor, creyendo que sí, que todo estará bien, que mañana vamos a estar de lo mejor (con las esperanzas puestas en un distraído gobernante). Un optimismo en verdad lamentable. Le saluda un colega novicio de la región antioqueña de Colombia, y desjuiciado lector de sus ensayos de filosofía del derecho.

Anónimo dijo...

No creo que se trate de un debate sobre optimismo o pesimismo... es la más sencilla, pura y dura realidad. Crisis del Estado, población tristemente adormecida o entontecida, gobierno del mercado ya del todo emancipado, ruina, sí ruina de Europa y de España, todo ello en el contexto de la globalización, indica futuros inciertos para todos. Los que estudiamos los grandes conflictos de la historia, como historia, como hechos con los que hacer películas y otros entretenimientos, vamos a ser parte de nuestro propia pelicula y que seguro será tan escandalosa como otras...