18 febrero, 2013

¿Cómo habría pensado y actuado usted en tiempos y lugares de segregación racial?



                Se conforma uno con hacer que lo entiendan. Para estar de acuerdo o discrepar, pero lo primero es entenderse. Le comentaba hace un par de noches a mi hijo mi perplejidad con el mundo que me rodea, en concreto en la Universidad española, aunque no solo. Estuvo de fugaz visita en casa y recién aterrizado, en escapada desde su residencia gringa. Con la sonrisa de quien espera que de mi boca salgan rayos y centellas, me preguntó que qué tal el ambiente y la gente en la Universidad. Después de sacarme de las entrañas unos cuantos sapos y un par de culebras, intenté explicarme con algo de mesura.
                Le contaba que quienes me alteran profundamente el ánimo y, según los días, me deprimen o me sacan de mis casillas son los inimputables, reales o fingidos. En la Universidad, como en cualquier otra institución o grupo, hay personas honestas y cabales, claro que sí. Están también los redomados sinvergüenzas, esos que lo son a sabiendas y que, por mucho que disimulen, dejan ver su dolo, su deliberada y perfectamente bien asumida condición de trepas, aprovechados y ocasionales delincuentes, si la ocasión lo permite y la impunidad parece garantizada. Algunos acaban de rectores. Con los del primer grupo te ves en la gloria y a los del segundo los pones mentalmente donde les toca, en la hez. Y punto, no da para más el tema.
                El problema son los otros, “los otros”. Me refiero a los que ni sienten ni padecen, los ajenos, los alienados, los flotantes, los del no-sabe-no-contesta pero ahí lo tienes puesto y en su contra no se equivoca nunca. Ciegos; pero ciegos voluntarios. O eso me parece a mí.       
                Ilustrémoslo primero con un ejemplo al estilo de la casa, de trazo grueso. Vamos un día por la calle y nos damos de bruces con un par de sicarios que están matando a tiros a una familia entera, allí, delante de nuestras narices. Por un lado tenemos a los asesinos mismos, que están a lo suyo, bien saben lo que hacen y no se van a parar a debatir contigo sobre pormenores de su delito. Por otro, las personas que se asustan y se indignan, que ven qué crimen se está cometiendo y echan las manos a la cabeza y llaman a la policía o gritan o se espantan de cualquier manera. Y suponga que por el lugar pululan también “los otros”. ¿Qué harían? Mirar con extrañeza a los que gritan o se alarman y con indiferencia y lejanía a los bandidos. Si tú te alborotas ante el espectáculo, te observan con cara de jo, cómo eres, seguro que esto es una película, aquí no hay nunca homicidios. Si les muestras la sangre en el suelo, te indican que tengas cuidado de no pisarla, pues puedes resbalar y ponerte perdido, y después te aclaran que a lo mejor es que hubo un accidente. ¿Accidente? ¡Pero si todavía resuenan los tiros! Y ellos: ¿tiros? No, hombre, es que estamos en ferias, serían cohetes festivos. Y no hay manera.
                En la vida real y en la universidad y los mundos en que me muevo “los otros” me hacen enfermar, son los que me desasosiegan de verdad. Ellos te miran conmiserativamente cuando te irritas ante alguna fechoría evidente, te ponen cara de que por qué te alteras cuando te dueles de que la incompetencia de alguno tira por la borda los esfuerzos de los decentes, por ejemplo. No, ellos no perciben nada, no se percatan, parece, y eres tú el neurótico y el de la manía persecutoria. Y como te sacan de tus casillas, se ratifican en su veredicto y abundan en la condena de ti mismo. Tú les has dicho que Fulano, desde su cargo, está robando a manos llenas y les enseñas las pruebas irrefutables. Ellos te hablan del tiempo y de unos tranquilizantes buenísimos que hay ahora para los que andan excitados como tú. Y ahí es cuando gritas y ya no dices que Fulano roba, sino que a Fulano lo pones de hijoputa para arriba. Justo lo que ellos decían: estás excitadísimo y hasta insultas a los compañeros, dónde se vio. Más vale que te calmes, porque con este ambiente que creas nadie trabajará a gusto y no hay institución que funcione. ¿No funciona la institución porque aquel está trincando ilegalmente o enchufando a su marido inútil o porque tú gritas y dices palabrotas? Por esto segundo, obviamente. Si no fuera por ti, todo sería perfecto y sería como si no hubiera canalladas.
                Ah, pero eso sí. Un día a no sé qué burócrata se le pasó poner la firma para que nuestro ciego intencionado cobre su nuevo trienio desde el uno de enero, y para qué queremos más. Santa indignación, grito en el cielo, infamia intolerable, gravísimo todo. Son,  nuestros inconscientes a sabiendas, gentes que no han salido de la fase anal del desarrollo moral y psicológico, narcisistas compulsivos, todo el día oliéndose el dedito y mirándose los juanetes con fruición enfermiza.
                Son esos los que nos condenan, no los piratas y choricetes consumados. Es la masa amorfa la que hace de colchón y amortiguador para un país de sinvergüenzas y consentidores. Son los suaves y comedidos y remirados los que consiguen que nada cambie, pues se mueren de miedo de pensar que a ver si va a haber una algarada un día y se quedan sin el cafelito o sin los veinte euros de subvención para la prótesis.
                Como este tema lo repito, otras veces he puesto el caso de cómo habrían actuado nuestros cagarrutios si les hubieran tocado los años treinta en Alemania, con los nazis echando de sus casas a los judíos y dejándolos sin derechos, y esas sabandijas de nuestras entretelas buscando truquillos para quedarse con un piano o con un trozo de jardín del judío que mandaron al ghetto. Pero no hay que perder por completo la ecuanimidad y debemos darnos cuenta de lo que pesa el ambiente. No es lo mismo un miserable de estos en un contexto de gente generalmente íntegra que en un marco de cretinos parejos. En la España de hoy y de toda la vida siempre los mediocres han sido más y han tenido el dominio y la mayoría, ora con apoyo civil, ora con respaldo eclesiástico. La única novedad de este tiempo es que ahora muchos de las dan de progres, para más inri.
                Así que traigo en esta ocasión otra comparanza. Supóngase que estamos en EEUU en la primera mitad de siglo, en aquel tiempo en que los negros eran vistos como inferiores por naturaleza y todavía se prohibía, por ejemplo, que en los mismos vagones de tren viajasen negros y blancos. ¿Qué habríamos pensado y cómo habríamos actuado nosotros si nos hubieran tocado tales épocas y lugares? De cuál habría sido el comportamiento de la mayoría de mis conocidos y compañeros no me cabe ninguna duda: unos pocos habrían dicho que puto negro y que dónde se ha visto que quieran igualarse, pero los más habrían mirado para otro lado y habrían puesto caritas de sorpresa si alguien les contaba que los de la otra raza eran tan dignos o más y por qué las discriminaciones. Habrían reaccionado con postiza extrañeza y diciéndole al crítico que jolín qué carácter y que menudas ganas de plantearse problemas donde no los hay, y, al tiempo, le habrían dado un pellizco en el culo a la criada negra o habrían voceado al chófer negro por no tener brillante el Aiga de la familia.
                Aquí y ahora, y en todas partes y siempre, los de verdad peligrosos y nocivos no son los del Ku-Klux-Klan o los de la vanguardia de tal o cual totalitarismo, y tampoco los ladrones consumados o los abusones confesos. No, los que alimentan de verdadera villanía el sistema inicuo y los que engordan con el latrocinio general son los otros, los cobardes, los que se hacen los tontos, los  que simulan que no se enteran, los que se venden por cincuenta euros al mes o un carguete miserable, los mierdas vocacionales, las ratas. La mayoría de nuestros conciudadanos. O, por lo menos, de los funcionarios y empleados de la Administración pública; o de las universidades, al menos.

3 comentarios:

Exiliado dijo...

Como usted bien dice, siempre ha habido ratas y cobardes. Sin embargo, resulta especialmente irritante que en la España de hoy en día muchos de ellos se presenten a sí mismos como personas "comprometidas" y "modernas". Qué fácil es expresar indignación por injusticias pretéritas o distantes (lo cual no cuesta nada y además permite quedar bien) mientras se finge no ver situaciones lacerantes en el entorno más próximo, simplemente por no arriesgarse a quedarse sin postre.

IuRiSPRuDeNT dijo...

Ayer fueron las elecciones en el Ecuador. SIntonicé online su tv pública en pleno proceso electoral:
No recuerdo muy bien si fue el efecto del arguardiente con manzanas que estrené, pero juro que vi una explicación del proceso electoral y entre col y col lechuga de los logros de correa, todo ello en pleno proceso electoral...

Y en el recuento rápido allí se llevaron al vicepresidente de la argentina para lanzar mensajes como contertulio de que esto era pura democraica era tanta la insistencia que ya me comenzaba a poner mal----

Y por el último el vencedor en la oportuna plaza dando las gracias a todos.... blabla bla. Los derechos de los pobres... derechos derechos derechos sociales... los pobres, los ricos esa prensa corrupta etc etc

Ya por el segundo chupito...ufff me decía no sería así la euforia, salvando las distancias, que se vivió en españa en la época PSOE? Sinceramente me alegro por el ecuador porque hablan de derechos y derechos porque evolucionan van hacia adelante.... Pero España está hoy mucho peor... Parece que hemos despertado de un mal sueño, parece que estamos en regresión, como si nos hubieramos detenido en el tiempo borrachos y hubieramos despertado hoy. En fin yo no tenia 18 años cuando ganó el psoe por primera vez... Sí conozco todos los cambios operados, y las variables macroeconómicas de aquel tiempo. bla bla bla y ya no hablo de la epo económica aznariana. Pero entre el ecuador, los chupitos y la peineta del barcenas reflexionaba inconscientemente sobre esto.

Me alegraba más por los ecuatorianos que por nosotros... ellos... la gente de la calle... la mayoría estará viviendo y disfrutando euforicamente de su sueño.

roland freisler dijo...

Y hay ratas que se ven abocadas a serlo.
El caso de Salva Ballesta y Abel Resino.
Doy fe de que salva Ballesta no es nazi, nunca le he visto en ninguna de nuestras manifestaciones, ni reuniones.
Debe ser un patriota español tipo PP, algo así, con declaraciones políticamente correctas, por ejemplo : “Se están devaluando las Fuerzas Armadas y creo que los Altos Mandos deberían dar un taconazo” o ¿Se considera un hombre religioso?

S. B. Por supuesto, Cristiano.O "hoy en día esta mal visto el sentirse Español y el defender a tu País. O 10P: ¿Jugaría en la selección de fútbol de su comunidad autonómica si se lo pidiesen?

S. B. ¡NO! , O ¿que opinión tiene sobre la Soberanía del Peñón de Gibraltar?

S. B. ¡GIBRALTAR ESPAÑOL!

O "me gustaría conocer a Tejero."
y en su polémica con Oleguer manifestó : "le tengo más respeto a una caca de perro"
Pues bien, dentro de la categoría de ratas y cobardes los hay interesados, como pudiese ser el caso de Abel Resino quien presuntamente ha preferido llarse 130.000 euros que irse al Celta sin su segundo. Según Salva Ballesta : Lamentable. Un profesional, que ha declarado ser un patriota y su admiración por las Fuerzas Armadas, no será contratado por un club gallego por ese motivo. Salva Ballesta, elegido por Abel Resino para acompañarle en su nueva aventura en el Celta de Vigo, no fichará finalmente por el equipo gallego porque, según ha explicado el ex internacional español, un grupo de aficionados del Celta no le querían "por temas políticos y el club les ha hecho caso". Hubo gritos de "ETA mataló"

Más lamentable aún algún comentarista de Televisión, como en Punto Pelota, donde una periodista catalana llegó a criticar, como si fuera delito, los sentimientos de Ballesta. ¡Igual que los Celtarras! Da pena que esta gente, que gana un dineral de Intereconomía, empresa con unos valores y que está en complicada situación financiera, se mofe de su audiencia de esta manera.

"Es una pena que en los tiempos en los que estamos se confunda la política con el deporte. Nunca me he referido a la política, sólo he dicho siempre que me siento muy español", ha denunciado el ex jugador.

Ballesta iba a ser el ayudante de Abel Resino en el Celta tras la destitución de Paco Herrera: "Ya había salido de Málaga dirección Vigo. Iba por Madrid y me ha llamado el presidente del Celta -Carlos Mouriño- para decirme que no iba a poder ser".

El exdelantero del Racing de Santander, Málaga o Atlético de Madrid, entre otros clubes, había generado un fuerte rechazo entre un sector de la afición del Celta, especialmente el grupo ultra "Celtarras", por su ideología política.

En cuanto se supo de su llegada como ayudante de Resino, aficionados del Celta expresaron su rechazo en las redes sociales a su contratación, tildando a Ballesta de "facha", "fascista" e incluso "nazi".

Preguntado por si se sentía decepcionado con Abel Resino, Ballesta ha respondido que "respeto su decisión pero yo no hubiera firmado si me dicen que no pudo llevar a mi segundo. Mi equipo deportivo técnico va conmigo y se cae conmigo".

Y que razón tiene Vd, profesor cuando escribe : "Habrían reaccionado con postiza extrañeza...", como por ejemplo estas reacciones en la red : "Por facha y por impresentable... menuda lió aqui en Albacete", "Este fue el que le dijo a Oleguer: "Le tengo más respeto a una caca de perro". Quizás el problema, sea su educación.", " Un glorificador confeso de la dictadura franquista está claro que sólo puede traer follones extradeportivos a un club que bastante tiene en lo deportivo y en lo económico...", "Que se joda", "No, lo hacen por facha. Y me parece perfecto, los aficionados han mostrado un rechazo casi unánime."
Y esta si que resume todo su post : "es evidente que si, pero no tanto por sus ideas políticas, como por la forma que tiene de expresarlas"