12 diciembre, 2007

Censura

Sobre lo de hoy no sé si escribir en serio o con pura guasa, que es una forma más seria de escribir. Porque no sabe uno si reírse o llorar, francamente. Esto es una pesadilla, un perfecto remake: ha vuelto el franquismo. En tantísimas cosas. Aquel nacionalismo rancio de unidad de destino en lo universal, pregonado por el general chaparro y bigotudo y por sus palmeros, reaparece en cada esquina por obra y gracia de otros enanos bigotudos con vocación de generales. Rediós, se nos está poniendo todo el país perdido de unidades de destino en lo universal, en navidad al dos por uno y una chapela de papá Noel de regalo.
Pero vamos con lo de hoy. Retornan los zombies. ¿Se acuerdan –los que sean un poco mayores o hayan leído- de cómo se ponían de plastas y obsesivos los Fraga y compañía cuando comenzaron a llenársenos las playas de bikinis y las películas de “destape”? Sí, eso, que había que prohibir tales exhibiciones epidérmicas porque nos ponían malamente golosos y, sobre todo, porque suponían la degradación de la mujer. Je, pues lo acabo de leer, pero en boca de feministas con cargo y mucho morro, aunque sin pintar (supongo). Allá por los años sesenta el argumento era que todas las señoras nacían para vírgenes y/o monjas, o, en el peor de los casos y porque alguien tenía que reproducir el género (humano), para sacrificadas y purísimas madres de familia. Hoy ya no sé qué razón se invocará para volver a tomarla con el destape, pero creo que es en nombre de la versión más fantasmal de la liberación femenina y al grito de mejor gorda, tapada y sin depilar, si no quieres que esos cabrones machistas te degraden toa.
Bueno, un poco de orden y vamos por (las) partes. Ando así por la noticia sobre el calendario de Ryanair. Véanlo, amigos/as, aunque no se sientan guarros ni falócratas ni cosa por el estilo, porque no hay para tanto ni para nada de nada. De lo más puro y casto que uno se puede echar a la cara en estos tiempos, incluidas las ilustraciones de Camino para chicos de buen ver, que ya es decir. Insisto, repasen esas fotos que salen hoy gratis en todos los medios de comunicación –si usted quiere montarse una buena campaña de publicidad y que le salga económica, procure que se piquen las del Instituto de la Mujer- y comprobarán que se les nota menos cañalillo que a mi santa cuando se arregla para ir a misa. ¿Entonces? Hija, pues no sé, habrá que preguntarle a una psicoanalista de cuota; o a un psicoanalista argentino, que viene a ser lo mismo.
Con nuestro sentido común y los modestos saberes que nos adornan, vayamos a los argumentos del mentado Instituto, que talmente parece fundado por el Duque de Ahumada. Una portavoz del Instituto de la Mujer ha justificado así el berrinche con el calendario: “Supone una representación sexista de las mujeres que trabajan como tripulantes de cabina de pasajeros y de todas las mujeres” (el subrayado es de un servidor). Viene en El País de hoy, página 77 de la edición impresa. Así que no me lo invento, pese a mi proverbial perversidad. Coño (con perdón), pues aviados vamos. Y dicen que van a llevar el caso “a la próxima reunión del grupo de alto nivel sobre género de la Unión Europea”. Mucho level. Andan los órganos buscando su función. Hasta mete baza el Instituto Nacional de Consumo (¡?) para decir que el calendario atenta “contra la dignidad de las trabajadoras de la compañía”. Amén.
Por esta regla de tres, ya podemos ir suprimiendo casi toda la publicidad de la tele, la de las colonias, la de los coches, la de la ropa interior y exterior femenina. Y la masculina. Porque digo yo que ese anuncio de Beckam en calzoncillos que circula por ahí tampoco podrá ser. A mí me degrada, qué quieren que les diga. Por muchas razones. Nada, nada, a censurar a tutiplén. Y comités de moralidad pública recorriendo las playas y los pubs. Y que se cree un grupo de alto nivel del género general y que se reúna en el Valle de los Caídos, ahora que ya no se va a poder exaltar allí a Franco de frente. Nueva Sección Femenina, mira qué bien.
¿Y los pobres camioneros? Cómo van a decorar sus cabinas si se vetan los calendarios de señoras? ¿Les obligamos a llevar retratos de gordas peludillas o les imponemos estampitas de santa María Goretti o de doña Teresa o de Ana Botella? ¿Y en qué quedan los derechos históricos de los camiones? ¿Así conservamos y fomentamos nuestras tradiciones?
Creo que ya conté alguna vez mi primera salida de España, a los catorce años. Nos llevaron los curas del colegio a Lourdes y en la primera parada para mear en tierra de infieles, creo que en Pau, los chavales nos abalanzamos sobre los quioscos a comprar barajas de tías en top-less. En cuanto retornamos al autobús, el padre Tomás, más conocido como el Tomasón, nos las requisó todas, dizque para quemarlas. La hoguera no la vimos, pero ahí nos quedó a algunos para siempre el rescoldo de la represión. Me imagino ahora a una feroz servidora del Instituto de la Mujer, tal vez la Tomasona, arrebatándonos de nuevo aquellas cartas con voz tronante y repitiéndonos de nuevo el rollo de que esas fotos degradan a las modelos, a nuestras santas madres y a nosotros mismos. Tanto nadar, para morir en la orilla. Para este viaje no hacían falta alforjas.
Tengo algún amigo degenerado, como todos los hombres que no sean metrosexuales, al que lo ponen mucho más las fotos de monjas, con el traje enterizo y la toca y todo. Osti tú, y con ésas fotos qué hacemos. ¿Prohibimos los calendarios de monjas si a los de Ryanair se les ocurre promocionar de esa guisa sus próximos vuelos? Porque lo de la clausura sí que degrada a las víctimas. ¿Cómo dice? ¿Que las monjas lo son porque quieren y visten así porque les da la gana? Muy bien, entonces dígame usted quién obligó a las modelos de Ryanair a posar en paños menores.
¿Cuándo dejaremos de una maldita vez que cada cual, hombre o mujer, se lo monte cómo le pete? ¿Cuándo asimilaremos que entre adultos que consientan y no dañen a nadie no hay por qué andar metiendo la represora nariz franquista?
Parece que una parte del problema está en que las modelos eran empleadas de la propia compañía. ¿Y qué? ¿Consta que alguien las haya obligado o chantajeado para quitarse la blusa ante el fotógrafo? ¿No les pagaron acaso las horas extra? ¿Cambiaría mucho si las modelos las hubiera puesto una agencia especializada en anoréxicas de pasarela y damas de compañía para ejecutivos?
Represión cuando Franco, neorepresión ahora. No bebas, no fumes, no comas grasas, usa el Power-Point, no poses para calendarios si eres mujer. Pero existe una diferencia preocupante entre aquellos tiempos y éstos. Antaño los progres protestaban contra la censura, el dominio de los cuerpos, las plurales alienaciones que el sistema procuraba. Ahora no rechista nadie. Chitón. Ni una maldita voz crítica se escucha cuando vuelven a decirnos que nos tapemos, que nos lo hagamos por lo legal, que el cuerpo es de mírame (pero poco) y no me toques, que las mejores relaciones son con el espejo, que date cuenta de que te degradas con el calendario. Aquél iba para discurso único y se quedó a medio camino, por fortuna; a éste se le augura mejor porvenir. Los corderos guardamos silencio. Bien vestidos, eso sí. Al fin y al cabo, lo de censor debe de ser una vocación. Incontenible.
A lo mejor estamos errando el tiro por completo y todo se explica porque alguna jefa del Instituto de la Mujer es prima o cualquier cosa de un alto directivo de Iberia. Tendría gracia.
PD.- Increíble. Tremendo. A las dos horas de escribir lo anterior echo un vistazo a las novedades vespertinas de los periódicos y me encuentro esto (pinche aquí, pinche). Qué nos quedará por ver.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno!

Anónimo dijo...

Me he encontrado este blog de urbanismo que creo te va a interesar http://mariano-sinpalabras.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Coja a las becarias de su universidad, o a las cajeras de caprabo, cuyo futuro laboral no está en sus manos sino en las de otros, y pregúnteles qué opinan de posar en semibolas porque a su jefe le ha parecido una gran idea. A alguna le gustará la idea, a la que esté muy buena a lo mejjor, pero a muchas otras les parecerá un pasito atrás en su ya no buena vida. Porque un día es el calendario, y otro día es tomar unas copas después del trabajo. Nadie las obliga a punta de pistola pero hay muchas formas de obligar. Si quieren hacer un calendario, que contraten modelos profesionales, que se dedican a eso. Las relaciones laborales son muy frágiles, y cuesta mucho quitar estereotipos como para ir poniendo piedrinas en el camino.

Anónimo dijo...

Si tienes la vista alegre
machista eres por siempre.
Si, por contra, te recatas
te llamaran "la beata".
Así, los calificativos,
te encuadran en un partido.
Olvidemos los apodos,
y cada cual a su modo
que la madre libertad
es de suyo liberal.

Juan Antonio García Amado dijo...

Estimado "pienso-luego-insisto", sus argumentos son muy dignos de consideración y me parecen bien. Asumo su matiz. Sólo replicaría que, así bien puestas las cosas, el Instituto de la Mujer y el de Consumo deberían argumentar como usted y no aludir genéricamente a la degradación de la mujer por enseñarse así.
Un saludo cordial.