29 enero, 2008

Sarna con gusto...

Me llega por correo electrónico el mensaje que copio más abajo con los nombres tachados. Trato de comprobar su veracidad y me parece que sí la tiene, como se puede comprobar aquí.
Uno lee estas cosas y se queda pensando: en el pecado llevan la penitencia. Si a mi me preguntan qué prefiero en el médico de mi hija, si que haya publicado varios trabajos en inglés en prestigiosísimas revistas de pediatría o que sea campeón de Asturias de parchís, responderé que lo primero. Los vascos (o su Gobierno, al menos), por lo que parece prefieren que sepa euskera. No digo yo que no sea el euskera más importante que el parchís, no. Pero que cuente más que la valía científica del médico en cuestión ya parece escarnio. En cualquier caso, van a atender a sus hijos de ellos, de los que votan a ese Gobierno y viven encantados en ese País de Irás y No Volverás, no a los míos. Pues con su pan se lo coman. Por mí, como si fichan para la Real Sociedad futbolistas con una pata de palo, aunque sea de madera de sus bosques sagrados. Precisamente: cada palo aguanta su vela.
Pues esto es lo que cuenta el comunicante:

Dr. XX (Hospital YY; Cuidados Intensivos Pediátricos) - Ciudad Z -.
Recientemente he participado, como experto, en el tribunal para seleccionar a los médicos pediatras especializados en niños críticamente enfermos de los hospitales públicos del País Vasco.
Me ha sorprendido el baremo que, obligatoriamente, por indicación del Gobierno vasco (oferta pública de empleo del sistema vasco de salud, resolución 1082/2006), tienen que aplicar todos los tribunales que eligen a los médicos de cualquier especialidad de esta comunidad autónoma.
Por ejemplo, conocer el euskera son 16 puntos, mientras el inglés, un máximo 2 puntos, aunque paradójicamente los avances en los conocimientos médicos se publiquen casi el 100% en inglés, 0% en euskera; todas las publicaciones científicas y ponencias a congresos, un máximo 4 puntos; haber recibido todos los cursos y entrenamiento posibles, un máximo de 6 puntos; ser catedrático de universidad en la materia, 1,20 puntos. En definitiva, un médico especialista que sepa euskera (siendo deseable tener este conocimiento), pero sin ningún otro mérito, tiene muchas más posibilidades de ser elegido para ocupar una plaza fija de médico especialista que el médico con mayor experiencia y reconocimiento en su área.
Desconozco si la población vasca está informada de este sistema de selección que prima conocer el euskera sobre la experiencia para operar o diagnosticar a un paciente. Esta endogamia lingüística tendrá, sin duda, repercusiones negativas sobre la salud de la totalidad de la población, porque lo que ésta precisa es ser tratada por los facultativos más capacitados y mejor entrenados, independientemente de que sepan o no euskera.
No alcanzo a comprender las causas por las que los usuarios, sindicatos y las asociaciones profesionales no protestan por esta forma de selección.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamos a ver si utilizamos un poco la cabeza.

El mencionado concurso oposición para médico de familia, según el enlace publicado en la entrada, concede:
a) hasta 40 puntos por experiencia profesional
b) hasta 20 puntos por formación, docencia e investigación
c) hasta 16 puntos por el euskera, en dos niveles, 8 y 16
Es decir, que se está puntuando hasta un máximo de 76 puntos, de los cuales, en porcentaje, los tres criterios valen
a) 40/76 = 53%
b) 20/76 = 26%
c) 16/76 = 21%

Primera observación (de la cabeza): los demás criterios valen el 79%, el euskera el 21%; la relación parece ser de 4:1 a favor de los primeros

Segunda observación (siempre con la cabeza, perdónenme si con ello pareciera que me pongo borde): parece inconcebible que uno vaya a hacer el médico de familia en una comunidad donde el euskera es cooficial sin tener ni pajolera idea de euskera (habida cuenta de muchos estudios publicados -en inglés, eso sí- que indican la centralidad de la competencia lingüística no mediada para realizar buena atención médica en el escalón de base del sistema sanitario, es decir, el mencionado médico de familia).

Tercera observación. Se consideran dos perfiles lingüísticos de euskera:
- intermedio (PL2), equivalente a Cuarto Año completado de la Escuela Oficial de Idiomas, valorado con 16 puntos; debería asegurar la comunicación
- básico (PL1) valorado con 8 puntos
No se piden conocimientos elevados ni especializados.

Cuarta observación. Vistas las observaciones segunda y tercera, parece por consiguiente que la diferencia real entre los candidatos debida específicamente al euskera será entre 16 y 8 puntos, es decir de 8 puntos, es decir de un 10,5% de la puntuación máxima.

Aquí ya entrarán los juicios personales, pero a mí me parece una diferencia que, sin ser baladí, tampoco desequilibra la oposición, y es coherente con una política declarada de promoción de una lengua. Diría además que está asignada según criterios relativamente objetivados, donde poco mangoneo cabe; algo que no se puede decir de todos los criterios y todas las oposiciones.

Cuando el comunicante declara que [cita textual] "un médico especialista que sepa euskera (siendo deseable tener este conocimiento), pero sin ningún otro mérito, tiene muchas más posibilidades de ser elegido para ocupar una plaza fija de médico especialista que el médico con mayor experiencia y reconocimiento en su área." está contradiciendo las reglas básicas de la aritmética. Leyendo las reglas del concurso, tendrá los 16 puntos del euskera, y arañará pocos puntos de los 60 restantes. Démosle un total de 20. El médico con "mayor experiencia y reconocimiento" del área se llevará la mayor parte de los 60 restantes. La afirmación, por lo tanto, no se sostiene mínimamente.

De vuestras hijas, decidid vosotros, pero yo en general me esperaría que una criatura -o un anciano- que van dolientes y llorosos al médico después de una pésima noche puedan expresarse en su lengua, que es lo que apetece en esos momentos, y que el médico entienda al menos a grandes líneas si les estalla la cabeza, les aprieta la tripa o les pica el coño. Vamos, que se lo deseo a cualquiera.

Finalmente, una observación que quizás no agrade, pero qué remedio. Hay muchas cosas que criticar en la política vasca, qué duda cabe. No soy cierto un amigo del PNV. Mi sugerencia: escojan los argumentos verdaderamente criticables, y no pierdan el tiempo en tonterías.

Y otra cosa. Les sugiero que no confundan política con administración. De todas las informaciones que he ido teniendo a lo largo de los últimos años -cierto que parciales, sobre todo de Industria, Vivienda y de Políticas Sociales-, mi impresión es que la Administración Pública vasca, con la navarra, está entre las mejores y más profesionales de las diecisiete autonomías.

Salud,

Anónimo dijo...

EStimado un amigo,
quizá lo que llame la atención en el baremo sea la 'desproporción' de la valoración del euskera, frente a los demás méritos. Me explico: conseguir los 40 puntos por experiencia profesional, o los 20 por formación, docencia e investigación, es dificilísimo -porque están muy tasados los apartados que cuentan y porque los apartados que cuentan, aisladamente considerados, cuentan muy poco-. Sin embargo, los 8/16 puntos de euskera se consiguen de una tacada. No están 'desmenuzados' en subapartados que puntúan poquitín. Por eso el 21% es mucho. Porque el otro 79% se vende muy caro.
Lo he leído muy rápido y hay muchas posibilidades de que lo esté interpretando mal -como se decía antes, soy de letras-.
Sus números y porcentajes son, evidentemente, ciertos; quizá lo que resulte llamativo, y se pueda criticar, sea la proporción.
Un saludo