20 diciembre, 2008

Lógicas periféricas

No hay tu tía, sigo sin comprender las maneras de razonar de los políticos que nos han llevado esta temporada de las riendas y con la espuela clavada justo encima de las nalgas. La última experiencia la tuve hace un rato con un artículo de opinión de Pasqual Maragall en El País. Firma como Pasqual Maragall i Mira. Ahora que no tiene cargo se pone un apellido más. Es muy libre. Y éste será el último chiste fácil que haga yo aquí.
Pero el artículo se las trae. No por lo que dice, con lo que no me cuesta estar de acuerdo. La idea es que qué pena que todavía no haya una Europa unida en serio y que con la crisis que está aquí y en camino hace muchísima falta esa unión europea intensa, pues Estado a Estado se es más débil y menos resolutivo. Algunos párrafos bien sabrosos al respecto:
Maragall está muy de acuerdo con la explicación que de la identidad europea daba el historiador Fernand Braudel en 1983: “Braudel en 1983 explicaba la identidad europea desde la cultura europea, entendida como una y plural, como hecho compartido”. Soñaba Braudel una Europa unida y dice Maragall que ése es su mismo sueño. Y tenía razón también Braudel en que “para construir la Europa cultural y ciudadana, hacían falta varias cosas: una estructura política, un Gobierno Europeo, un Parlamento Europeo con mayores poderes y una defensa europea común”. Lamenta nuestro pensador que en estos tiempos “cada Gobierno se ha vuelto hacia su Estado” y “(f)alta un liderazgo al servicio de una idea, la idea de la Europa Común, donde los ciudadanos (,..) seamos libres e iguales, cada cual con su acento y sus manifestaciones culturales, hermanas y distintas”. ¿Se referirá, por ejemplo, a que un médico de la seguridad social o un miembro de los cuerpos y fuerzas de seguridad gane, por idéntico trabajo, un sueldo muy distinto en un país o en otro?
Concluye Maragall dando ánimo “a nuestros líderes y pensadores” para que “aceleren el ritmo de la construcción europea” y nos recuerda que hace falta “más Europa para afrontar la crisis económica”.
Pues sí, es lo que escribe Maragall, don Pasqual. Y por muy buena fe y mucha simpatía que pongamos a la lectura de su texto, nos queda la duda corrosiva: ¿eso que vale para Europa vale también para España? ¿Aquí el razonamiento funciona en escala o se nos despendoló la lógica”? ¿Hace falta más España, España más unida, para enfrentarse con la crisis o no tiene nada que ver lo uno con lo otro? ¿Habla el señor Maragall de las témporas y nosotros del culo? Es muy posible. Pero tendría que explicarse mejor.
Como cantaba el otro Don Pasquale, aunque no refiriéndose a ninguna Autonomía en concreto:
Che marea, che stordimento!
E una casa da impazzar!
Vediamo:
alla modista cento scudi. Obbligato!
Al carrozziere seicento.
Poca roba!
Novecento e cinquanta al gioielliere.
Per cavalli...

Al demonio i cavalli,
i mercanti e il matrimonio!
Per poco che la duri in questo modo,
mio caro Don Pasquale,
a rivederci presto all'ospedale.
Che cosa vorrà dir questa gran gala?
Uscir sola a quest'ora,
nel primo di di nozze?
Debbo oppormi a ogni costo
ed impedirlo.
Ma... si fa presto a dirlo.
Colei ha certi occhiacci,
certo far da sultana... Ad ogni modo
vo' provarmi. Se poi
fallisse il tentativo...Eccola; a noi.

3 comentarios:

Leónidas dijo...

Desde mi punto de vista, el principal problema que hay en España es la cantidad de prejuicios hacia ciertas ideas,que en un momento dado se pueden interpretar de varias maneras. Bajo el enunciado de "La unidad de España nos daría mas fuerza ante la crisis" te pueden tildar de facha, nazi, hijo de Mussolini o vaya usted a saber qué, al menos entre la "cultivada" masa juvenil... y esa contradicción del Tío Pascuall, habría que preguntárselo a el, por que esa doctrina valdría para Europa y en España es mejor acentuar las diferencias...

Anónimo dijo...

En efecto, creo que hay una diferencia sustancial entre las dos posiciones: la idea de la unidad europea procede precisamente del diagnóstico de todos los males ligados a la nación-estado. Este diagnóstico también está en contradicción esencial con el tentativo nacionalista -declaradamente conservador, sea cual sea la etiqueta que se pongan sus abanderados- de reconstruir la nación-estado a un nivel inferior.

En cuanto a "fuerza ante la crisis", concepto emotivo e impreciso, creo que sólo vendrá, como ante cualquier crisis, a través de repensar muchas cosas desde sus fundamentos. La proposición "La unidad de España nos daría mas fuerza ante la crisis" (efectivamente, conservadora), sufre de un problema principal: su estructura lógica interna es "Más de lo mismo nos daría mas fuerza ante la crisis". Lo que difícilmente funcionará.

Salud,

Leónidas dijo...

Para mi la unidad de España (al margen de interpretaciones conservadoras o no conservadoras) si que ayudaria a paliar la crisis. Basta recordar la polémica que se dió en torno a la cuantía de los impuestos que la Generalitat percibiría por cesiones del gobierno Zapateril... ¿ayudan los nacionalismos periféricos a superar la crisis del conjunto?