Ya lo entendí. Tuve la iluminación al leer la noticia sobre Caster Semenya, la atleta sudafricana. Es hermafrodita, dicen, porque “tiene genitales femeninos en su apariencia exterior pero carece de útero y posee unos testículos internos en su lugar. Esta fenómeno genético le proporciona unos niveles de testosterona muy por encima de los normales en una mujer, y de ahí podría venir su poderío físico”. ¿Hermafrodita o hermafrodito? ¿Y a éste y ésta qué política de género le aplicamos? Si le grita a su pareja, ¿le damos más caña por ser varón o menos por ser mujer? ¿O un día una cosa y otro otra? Complicado. ¿Deben tener derecho los hermafroditas a casarse consigo mismos? ¿Qué tal que el Ministerio de la Aído se entretenga nombrando una comisión con los penalistas de siempre y unos cuantos sexólogos para ir preparando un proyecto de ley sobre el hermafroditismo como derecho fundamental a la autogeneración? Y una pregunta más, ésta para Rouco: ¿su autoerotismo será pecado o se le disculpará si hay amor entre sus dos partes?
Lo que al fin comprendí, la inspiración súbita que me asaltó no fue sobre el/la Semenya/o, sino sobre nuestro Presidente del Gobierno: es hermafrodita ideológico. Tiene órganos externos de izquierda e internos de derecha. Por eso puede pensar a la vez que bajar los impuestos es de izquierda y subirlos, también, o proclamarse feminista de tomo y lomo y seleccionar para su Gobierno mujeres así, o hablar en una misma campaña de que España es nación pero que para naciones las otras,o entender que los ricos deben pagar más, pero las sicav no, y subir los impuestos indirectos, o estar a tope por la paz y mandar más tropas a una guerra, o no levantarse ante la bandera de EEUU en un desfile pero cuadrarse con arrobamiento ante el Presidente de EEUU, o decir que con el apoyo a la investigación vamos a crear un nuevo modelo productivo y acto seguido reducir los dineros para investigación, o afirmar que no hay crisis ninguna, pero que tenemos que superarla con el esfuerzo de todos, o que de la crisis ya pasó lo peor, pero que debemos pagar más impuestos ahora que vamos bien, o presumir de un talante ejemplar y dialogante y metérsela doblada a todo el que habla con él. Y etc., etc., etc.
No es maldad ni perverso desdoblamiento ni tara moral ni dolencia psíquica, tipo esquizofrenia o similar. Es su naturaleza, es la consecuencia de su doble condición, de tener en lo recóndito de su ser los atributos orgánicos de una ideología y los de su contraria. No es una personalidad bipolar, no; simplemente es ambidiestro. Compadezcámoslo, seamos comprensivos y no nos dediquemos a echarle puyas. Yo no lo haré nunca más.
Y nosotros a verlas venir y a hacer cábalas sobre si ahora nos endilgará un órgano o nos devorará con el otro. Es emocionante, hay que reconocerlo. Quizá ahí está el éxito, en que a una sociedad ideológicamente bisexual le va la marcha de un gobernante hermafrodita: da gustito a todos.
Lo que al fin comprendí, la inspiración súbita que me asaltó no fue sobre el/la Semenya/o, sino sobre nuestro Presidente del Gobierno: es hermafrodita ideológico. Tiene órganos externos de izquierda e internos de derecha. Por eso puede pensar a la vez que bajar los impuestos es de izquierda y subirlos, también, o proclamarse feminista de tomo y lomo y seleccionar para su Gobierno mujeres así, o hablar en una misma campaña de que España es nación pero que para naciones las otras,o entender que los ricos deben pagar más, pero las sicav no, y subir los impuestos indirectos, o estar a tope por la paz y mandar más tropas a una guerra, o no levantarse ante la bandera de EEUU en un desfile pero cuadrarse con arrobamiento ante el Presidente de EEUU, o decir que con el apoyo a la investigación vamos a crear un nuevo modelo productivo y acto seguido reducir los dineros para investigación, o afirmar que no hay crisis ninguna, pero que tenemos que superarla con el esfuerzo de todos, o que de la crisis ya pasó lo peor, pero que debemos pagar más impuestos ahora que vamos bien, o presumir de un talante ejemplar y dialogante y metérsela doblada a todo el que habla con él. Y etc., etc., etc.
No es maldad ni perverso desdoblamiento ni tara moral ni dolencia psíquica, tipo esquizofrenia o similar. Es su naturaleza, es la consecuencia de su doble condición, de tener en lo recóndito de su ser los atributos orgánicos de una ideología y los de su contraria. No es una personalidad bipolar, no; simplemente es ambidiestro. Compadezcámoslo, seamos comprensivos y no nos dediquemos a echarle puyas. Yo no lo haré nunca más.
Y nosotros a verlas venir y a hacer cábalas sobre si ahora nos endilgará un órgano o nos devorará con el otro. Es emocionante, hay que reconocerlo. Quizá ahí está el éxito, en que a una sociedad ideológicamente bisexual le va la marcha de un gobernante hermafrodita: da gustito a todos.
3 comentarios:
¿No va a echarle puyas nunca más? ¿por ser ambidiestro? No haga más profesor.
Estos días nuestros Churchills Gubernamentales y sus Palmeros salen continuamente en los medios aduciendo que la fiscalidad española es la más baja de nuestro entorno.
Es posible que eso sea así en términos absolutos, pero yo en su caso trataría de que ese hecho pasase desapercibido.
La politica fiscal que han seguido ha sido justamente la contraria, ha sido contracíclica de tal forma que en los años de bonanza, lejos de sujetar firme el bocado del caballo desbocado, elevando la presión fiscal e incrementando reservas para tiempos peores, han bajado "vergonzosamente" e irresponsablemente ciertos tributos.
Digo "vergonzosamente" porque por ejemplo si el Sr. Botín (es el más mediático, que se quede en casa) gana en una mañana 200.000 millones de euros especulando con acciones de alguna de sus numerosas empresas pagará un módico 18% sobre el beneficio obtenido, ni más más, ni más menos, y ya no deberá declarar en su liquidación del IRPF ni un ochavo más, como antaño tributando al tipo marginal.
Ello si no se hace a través de una SICAV, en cuyo caso tributaría al 1%.
En esos años de oro en los que transacciones especulativas de magnitudes desconocidas se hacían a diario, han diseñado una especie de patente de corso para unos cuantos frecuentadores de la Bodeguilla (a mí últimamente no me llama), eso sí todos ellos "generadores de riqueza y empleo y PIB", como diría el dueño del blog "Do ut des, facio ut facies", pimpom dinericos al montón.
De tal forma que, ni el que asó la manteca, en época de lluvias se han abierto de par en par las puertas de la presa, desperdiciando a lo tonto modorro el natural caudal, de forma que no se ha llegado al nivel mínimo para encarar la incipiente y sin duda prolongada sequía.
Ahora tocaría bajar impuestos, obviamente si los hubiesemos recaudado previamente.
Efectivamente la etiqueta y el autobombo es de izquierdas, pero sólo sé que ahora me va a tocar pagar a mí (un puto clase media) una orgía, que dejaría cortas a todas las bacanales juntas que en el mundo han sido, mientras yo lo único que metía eran los discos en el pick up y lo único que me comía eran las uñas.
Por sus obras los conocereis.
Cuentín Talantino, como te agradezco tus desvelos.
Claro, es que éstos ni siquiera se han leído lo de las "vacas gordas y las vacas flacas". Con levantar el puño para hacerse la foto ya van sobrados. Y según bajan el puño, como no miran ni intención que tienen, les revientan los higadillos a unos cuantos obreros (unos cientos de miles) que pasaban por allí.
No soy economista, pero seguro que alguno habrá entre los contertulios que pueda confirmar si el siguiente razonamiento es correcto. Voy:
"si sube el IVA, el precio del producto se incrementa tanto para el vendedor como para el comprador. Si el consumo se encuentra por los suelos, esta medida todavía lo perjudica más. Si cae más el consumo, la venta es menor, y el vendedor ha de reajustar costes (o sea, despedir trabajadores).
Luego aumenta el paro. Luego disminuye todavía más el PIB. Como se recauda menos por esta disminución y por el aumento del paro, es necesario volver a subir el IVA, y así hasta el infinito"
¿Sí?
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