24 marzo, 2011

Fracaso escolar

(Publicado hoy en El Mundo de León)

Resulta que hay gran preocupación en las altas esferas porque nuestro abandono escolar es de los mayores de Europa. Los chavales dejan los estudios con un portazo y se van a sus casas o a buscar trabajos no cualificados. Por lo visto, se llama fracaso escolar al hecho de que los estudiantes que se matriculen de algún estudio lo abandonen sin conseguir el título pertinente. Me parece que a nadie se le ha ocurrido todavía pensar que más fracaso será que lo terminen sin tener ni noción de lo que se supone que debían aprender. Ahora esa misma idea llega también a la universidad y se quiere que todos aprueben. No sé por qué, en cambio, no llaman fracaso futbolístico al hecho de que, de los muchos que empiezan en juveniles, poquísimos acaban jugando en primera división. ¿Por qué cada alumno de Biología o Filología ha de agenciarse su título, para que no haya fracaso, y, en cambio, cada atleta federado no va a las olimpiadas o la selección nacional?

Una vez tras otra se intenta reformar las instituciones educativas para que los jóvenes no se larguen con su música a otra parte, a ganar dinero más rápido, a vivir de la familia o a intentar colarse en El Gran Hermano u Operación Triunfo. Es raro que no se nos haya ocurrido aún que lo que hay que reformar es la sociedad. Se piensa que los muchachos van a aficionarse al estudio y a valorar el esfuerzo intelectual nada más que por arte de birlibirloque. Casi todo el mundo, empezando por sus parentelas, pendiente nada más que del fútbol o de las andanzas eróticas de cualquier descerebrado que aparezca en la telebasura exhibiendo su currículum de macarra o de hetaira de lujo, casi toda nuestra tropa admirando babosamente al que vive del cuento o del cuerpo, del balonazo o del pelotazo, y resulta que a los chavales les va a apetecer más leer a Shakespeare o resolver unas ecuaciones bien complejas que acompañarnos en el sofá, en camiseta y chanclas y con unos regüeldos de cerveza.

La prueba de que el asunto no tiene arreglo es que todos nuestros gobiernos pretenden resolverlo bajando la exigencia y aflojando el rigor académico. Así podremos presumir pronto de que todos los que se pasan el día cual momias ante la tele son titulados superiores. Qué lujo

6 comentarios:

un amigo dijo...

¿Y si le declarásemos la guerra a Finlandia, para en el instante sucesivo rendirnos incondicionalmente y darles las llaves del castillo?

Salud,

Helsinguino dijo...

Tranquilo, amigo un amigo. Certifico que en estas tierras nadie está interesado en ocupar ese castillo (ni aunque les regalemos las llaves).

No le harían ascos al sol, claro, y estoy seguro de que si probaran nuestra comida se pensarían lo de volver al norte, pero tras el primer par de semanas no soportarían los coches circulando a toda velocidad por las ciudades, haciendo sonar su claxon para decir "¡Hola Manolo!", "¡Salte de en medio!", "¡Qué buena estás!" o "¡Campeones oe oe oeee!"; se sentirían ofendidos cada vez que un peatón cruzase un semáforo en rojo (sí, aunque sean las dos de la mañana y la calle esté desierta); se sentirían agredidos si se les ocurriese encender la tele; conocerían por primera vez la experiencia de ser robado (eso sí, con arte, que en España echarle mano a la cartera del prójimo es cosa de artistas); se ofenderían simplemente por el tono de voz con el que verían comunicarse a los aborígenes...

Y así podría seguir toda la noche, pero mañana hay que madrugar.

Me da a mí que ni dejando que otros se hagan cargo del castillo las cosas cambiarían demasiado. ¡Es más, más de uno lo vería como la solución perfecta!

Moi moi, España...

Anónimo dijo...

pues a mi no me parece que haya tanto fracaso escolar...pues cuando yo me fui a estudiar fui sola, completamente sola. Y ahora va un autobús completo a la ciudad de estudiantes universitarios. ¿saben lo que yo hubiese dado por tener un solo compañero de mi pueblo? No, fui sola y como era pobre me tocó compartir piso y lo que me encontré para mi solita se queda. En cuanto al fracaso escolar, solo se necesita un poco de lo que a mi me inyectaron, no rendirse jamás.Y tb ver los horarios de los adolescentes, yo me levantaba supertemprano porque tenía que coger un bus que me llevaba a mis clases a las ocho y media de las mañana, creo recordar...sí...Cogía el bus, supongo a las ocho. recuerdo el frío glaciar. Ya no es tuviera sueño sino que pensaba en el grado de congelación.dios poderosa juventud que todo lo puede. No me extraña que yo sólo llegase a la universidad y total para lo que me sirvió...aunque lo que es tu juventud pesa más que mil años de madurez, mil años. Luego la base la pusé. Y en algún momento llegará mi vida, supongo.
en cuanto a los jóvenes y tal y tal y tal, Yo les veo tan mal ; la verdad.y el fracaso escolar que hay hoy en día comparado con lo que había antes, que me fui sola. que eso es duro, que comparti piso con gente de barcelona, que habían corrido mundo y yo era de un pueblito sin maldad de ninguna clase. Cúanto de diferente sería mi vida si hubieses compartido piso con unas niñitas de mi pueblito. Hoy sería mucho más feliz. Y mi vida, probablemente, sería normal.

Anónimo dijo...

vamos que no veo yo fracaso escolar ninguno. la verdad. compara con unos años atras y no hay fracaso, que me fui sola, ...sola¿saben que es eso? no, ahora eso no pasa. Yo no veo fracaso escolar por ninguna parte, por lo menos en mi pueblo. Y para que hablar de idiomas y demás si ya te quedas atrás con nada. Y es que yo juego a ser uno de ellos, vamos que hago botellon,..juego pero no soy. y pisan fuerte. sobre todo en las nuevas tecnologías e idiomas. yo firmaría por los veinte otra vez en este mismo espacio tiempo., pero no se puede. aunque yo si estoy con ellos porque no me dejaron ser adulta.

Anónimo dijo...

y porque el desarraigo no tiene perdon tb. que desastre. las titulaciones sin "padrino" no sirven de nada.

Aloe dijo...

La solución evidente vendría de lo mismo por lo que se clama en otras entradas de este blog: es decir, exigencia a los funcionarios profesores (y técnicos de Consejería), en su relcutamiento y en su cummplimiento, exigencia a la universidad que los forma (o no), exigencia a los políticos que no se atreven pisar ningún coroporativismo.
Para que esto no suene a gratuito, viene bien recordar hechos: lo que diferencia a Finlandia de España en la educación no son los genes finlandeses, ni las teorías educativas aplicadas, ni la letra con sangre entra, ni nada de eso: sino la exigente formación, calidad y trabajo de los profesores finlandeses.

(Quizá alguna otra cosa influya también, como que Finlandia es un país menos inequitativo y menos rancio en su clasismo, y para colmo, hace más frío. Pero vamos, la diferencia principal y la carencia principal están claras)