02 junio, 2011

Indignación

(Publicado hoy en El Mundo de León)

He mirado y miro con simpatía a los que se dicen indignados y se concentran y acampan en las plazas de muchas ciudades, también en León. Me importan un rábano todas las teorías conspiratorias y tanta especulación sobre si los manipulan los tirios o los troyanos. ¿Acaso hay que dar por sentado que ya nadie es capaz de cabrearse y protestar por nada si no tiene alguien detrás que le mueva los hilos como a una marioneta? ¿Ya no quedan ciudadanos que, sin ser rebaño ni estar dirigidos por pastores profesionales, quieran juntarse para pedir cambios y plantear quejas sobre este desastre en que vivimos?

Si me pongo a repasar manifiestos y listas de reivindicaciones de estos días, no estoy de acuerdo con la mitad de esas cosas que de tales asambleas populares han salido. ¿Y qué? ¿Sólo tiene derecho a reclamar el que esté de acuerdo conmigo o con el partido de mis amores, si alguno hubiera? ¿Acaso sólo podemos entendernos y debatir con los de nuestra grey? ¿Hemos dejado de sentirnos ciudadanos titulares de derechos políticos y dueños de la soberanía, que por algo se llama popular, y ya solamente nos vemos como hooligans, como fanáticos enardecidos de tal o cual equipo? ¿Por qué resaltar los desacuerdos y no las obvias coincidencias? Por ejemplo, ¿no se está pidiendo en todas partes y de mil maneras una reforma de la ley electoral para rescatar la democracia de las fauces de la cerril partitocracia? Si no exigimos esa reforma ahí, si no demandamos ahí mejor lucha contra la corrupción asfixiante y contra el despilfarro de administraciones insaciables e ineficientes, ¿dónde lo haremos? ¿En los parlamentos? ¿En los parlamentos va Drácula a limitarse sus raciones de sangre?

Lo raro no es que ahora se proteste, sino que la gente haya aguantado hasta ahora sin decir esta boca es mía. Tenemos derecho a enfadarnos y a juntarnos respetuosamente para tener voz y no solo papeleta de voto cada cuatro años. Ser pueblo soberano es algo más que obedecer. Y más les valdrá a los partidos dominantes ir poniendo oído a la voz de la calle. Porque a la siguiente ocasión a lo mejor votan de otra manera los que también se indignan y esta vez pensaron que bastaba cambiarle el traje al muerto. Los que avisan no son traidores.

8 comentarios:

Rogelio dijo...

No sé si Marianico sera corto o largo, pero si sé que este bendito pais no se puede permitir 4 años más de "más de lo mismo".

Las sociedades precisan de líderes que a vista de pájaro intuyan y acierten hacia donde dirigir el paso, que se anticipen y escuchen, que sean ejemplares, que regulen o liberalicen las materias en función de su naturaleza y no contra natura, en fin que se conduzcan como "ese diligente padre de familia" tan aludido.

Los críticos de estos grupos de indignados deberían pensar que toda conquista de cierto calado supone una quiebra del orden precedente, la diferencia a peor es que hoy comemos todos los días y con el estómago lleno lo habitual es tener mejor leche, lo cual no deja de ser una garantía de mantener la cabeza unida al cuerpo para los tenedores de cualquier sistema dado.

Estamos desprotegidos, somos tiernos infantes en manos de pederastas que han hecho todo lo posible e imposible para perder nuestra confianza hasta el siglo XXX.

Unicamente me gustaría sugerir a los indignados que traten de buscar ubicaciones alternativas donde nadie se vea gravemente perjudicado.

Por cierto, muy bien los concejales de UPyD en el Ayuntamiento de Madrid.

Anónimo dijo...

........¿Y qué? ¿Sólo tiene derecho a reclamar el que esté de acuerdo conmigo o con el partido de mis amores, si alguno hubiera?.....

¡Que si, que lo hay!. Ya lo has reconocido, incluso has dicho que le pensabas votar, pero que te lo impidieron.

Ese partido al que admiras es UPyD, eso combiene saberlo, para entender mejor muchas de tus aseveraciones.

Por lo demás es un buen Blog

roland freisler dijo...

Lo que me resulta muy interesante es que se admita por alguien de gran talla intelectual que esto es una partitocracia y no una democracia.

un amigo dijo...

Estimado Rogelio,

creo que las sociedades adultas no deberían tener esta sed de líderes visionarios, de taumaturgos que desciendan de su particular monte Sinaí con las revelaciones de turno. Basta de infantilismos - lo que precisamos son ciudadanos motivados y atentos, que participen continuamente en política, que piensen autónoma y críticamente. Y a la par de ello, precisamos de gestores humildes y honestos, que se preocupen de seguir rigurosamente las instrucciones de los ciudadanos, y que tengan como primer objetivo proteger los intereses de los mismos. Gestores que sepan que incluso cuando 'barren de calle' representan directamente a un pequeño porcentaje del país, y que tienen que administrar la casa de todos.

Necesitamos también métodos radicalmente renovados de representación y participación. Los métodos de representación deben formular mandatos limitados, y debe quedar claro que la presencia (siempre contingente) en un cargo de gestión no autoriza a salirse de los términos del mandato, so pena de ver retirado de forma fulminante el mandato, y anulada jurídicamente la acción.
Las decisiones de envergadura, que comprometan al país por muchos años, deben ser validadas por una mayoría muy sustancial de representantes y además refrendadas por consulta popular directa.

A falta de estas necesidades imperiosas, lo que se nos viene encima el año próximo, o incluso antes, es un cambio de sábanas del moribundo - qué más me da que sean celestitas o rositas.

Salud,

Rogelio dijo...

Estimado un amigo,

Me estoy refiriendo a lo mismo que vd. plantea, seguramente en un tono más visceral e histriónico.

Tampoco me imagino al diligente padre de familia montado a caballo soltando mandobles a diestro y siniestro tras arengar a sus huestes.

Lo que en ningún caso necesita un pais es a zoquetes inmaduros del tamaño del actual presidente del gobierno, pues errar es humano pero si de 10 yerras 9 no dejas de ser humano, pero además eres zoquete.

Lo de la participación y la representación me parece que debería darse una vuelta de tuerca, por ejemplo empezando a introducir sistemas de democracia directa a través del DNI electrónico, que inicialmente podrían ser a modo de consultas no vinculantes.

A Rajoy le concedo el beneficio de la duda, me niego a creer que pueda ser Zapatero II.

Un saludo.

un amigo dijo...

Estimado Rogelio,

Su propuesta es interesante. Por lo que a mi respecta, si un político (mi empleado, mientras no me demuestren lo contrario) me propone un mecanismo por el que se propone escuchar graciosamente mi opinión a través de 'consultas no vinculantes', le propondría a mi vez que, una de dos

(i) o las liga necesariamente a un IRPF no vinculante, a unos Códigos Civil y Penal no vinculantes, etc. (idea subyacente: o nos vinculamos todos -opción que prefiero-, o no se vincula ninguno)

(ii) o se las meta por el culo bien migadas en vidrio molido.

Saludos,

Rogelio dijo...

Estimado un amigo,

Entonces quizás se refiera a las consultas bien culantes.

No obstante no molería mucho el vidrio, a ver si al final le van a coger el gusto y se acaba convirtiendo en un vicio eso de no escuchar al soberano.

Un saludo.

un amigo dijo...

Estimado Rogelio,

veo que en etimologías y neoetimologías, la borda.

Me adhiero y digo amén a su propuesta granulométrica. Vidrio machacao apenas.

Salud,