Tontadas de diario

Leer periódicos se está convirtiendo en actividad de alto riesgo. Se te atontan las neuronas y puedes acabar convertido en un pardillo papanatas. No hay sentido crítico que lo aguante ni cabreo que no acabe en desánimo. Unas veces las bobadas mayúsculas son simple reflejo de la estulticia social y política y en otras ocasiones hacen su invaluable aportación los propios periodistas.

Tres y media de la tarde. Me conecto a internet como el bebé mayorcito que sigue buscando pecho, manda narices. Con el buen día que hace y la luz prodigiosa de esta tarde. Me dispongo a dar mi pequeño repaso rápido a cuatro o cinco periódicos, más que nada para ver si la prima sigue corriendo riesgos o si ya sentó cabeza y se puso a estudiar o a trabajar un poco. O para enterarme de si los griegos ya se pegaron el último tiro en el pie o si ahora se disparan a la propia cabeza; o a la nuestra. ¿Y qué me topo en la portada digital de El Mundo? Podría haber sido otro diario cualquiera, conste, pero esta vez coincidió este el primero. De ahí ya no pasé. Que les den a todos.

Primero , una noticia que no entiendo. Ni entiendo el fondo, por más vueltas que le doy, ni comprendo bien por qué es noticia una patochada de este calibre. Mírenla aquí. En portada el titular va de esta guisa: “Retiran un anuncio que compara a Naomi Campbell con una tableta de chocolate”. Vas a leer y resulta que la señora modelo y su mismísima mamá se han molestado muchísimo por la comparación y la consideran racista. Como hubo llamadas de abogados, la empresa retira esa publicidad y pide disculpas. ¿Disculpas por qué? ¿Era chocolate negro? ¿Y si hubiera sido chocolate blanco o con incrustaciones de guirlache? No me aclaro. ¿Quiere decirse que si uno a una señora le suelta que es un bombón, le pueden poner un pleito? ¿O sólo si la señora es negra? Y si es negra y le dices que te sabe a natillas de vainilla o a cuajada de Ávila, ¿te arreará un rodillazo en las partes y acudirá presurosa a algún observatorio de la mujer? ¿Y si un día le pagan a la Naomi un pastón por anunciar chocolate, se negará en redondo y pondrá el grito en la pasarela? El anuncio decía algo así como aparta, Naomi, que ha llegado otra diva. ¿No hay más Naomi que la Naomi esa que recibía diamantes blancos de los dictadores negros? Si usted tiene una amiga mulata que se llama Naomi, ¿podrá aconsejarle que le ponga una demanda a la chocolatera? ¿Discriminación de Naomi? ¿De cuál de ellas? ¿Y el nombre de Naomi se podrá citar en un anuncio de queso en porciones, si resulta que hay una que es blanca y se mosquea?

Segundo. “Goya sin críos”. Así es el titular de otro notición en el que se nos explica que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España” ha decidido que “en adelante, no podrán optar a ganar un Premio Goya en interpretación aquellos actores que no hayan cumplido 16 años a 31 de diciembre del año en curso”. ¿Por qué? Por esto: "Los niños que ganaban un Goya pasaban a ser miembros activos de la Academia, lo que implica circunstancias legales no exigibles a un menor". ¿Y no bastaba con cambiar el reglamento para que no fuera automática esa conversión en miembros de tan selecta academia? ¿A quién diantre le importa quién esté en la academia esa o en la de juego de petanca? ¿Tienen acaso que acostarse malamente con alguien cuando se vuelven académicos por ganar premio? Y aunque se acuesten qué importa, si para esas edades ya pueden casarse y yacer con varón o hembra si pedirle permiso a papi o a mami. Reparo, perplejo, en que tengo que decir en mi universidad que se cambie urgentísimamente algún reglamento, pues un chaval o una chavala de diecisiete años puede estar matriculado en una carrera y ser elegido con tan corta edad para ser miembro de Junta de Facultad o Consejo de Gobierno.

Tercero. Pero la noticia que más me emociona y que me pone las lágrimas a punto es esta otra: “Piqué y Shakira pasan una noche romántica y espiritual en Jerusalén”. Esto hay que verlo despacio. ¿Una noche romántica y espiritual de la barranquillera y el zaguero? ¿Cómo así? Dejo volar la imaginación y me los imagino recluidos en una suite confortable, semidesnudos pero sin tocarse, queriéndose románticamente sin tacto ni tracto y recitando el Cantar de los Cantares. Qué digo recitando, cantándolo ella y él acompañándola con un sitar y poniendo cara de gurú famélico y levitante. Él, que le mira cada tanto los pechos de diseño, y ella extasiada ante los muslos endurecidos de su chico, pero firmes ambos dos en la espiritualidad y contando las horas que faltan para que acaben los rezos y para volver al estado natural de carnalidad carnívora. Pero no. Lees la información, si así se puede llamar, y resulta que de la noche no te cuentan nada, sino que te explican qué hicieron durante el día. Entonces, ¿a qué viene lo de que pasaron la noche romántica y espiritual?

Del romanticismo presunto no se da mayor detalle, pero lo de la espiritualidad queda perfectamente aclarado: “Piqué se acercó al Kotel (Muro de las Lamentaciones), se puso en la cabeza el solideo (kipa en hebreo) para recogerse en silencio durante un minuto y como, es tradicional, pedir un deseo”. Tócate las pelotas, y nunca mejor dicho. Pasaron una noche espiritual porque el maromo se recogió en silencio durante un minuto, con la gorrita, y pidió un deseo”. Si usted se va una noche de farra y su señora (o señor) se lo afea a la mañana siguiente, cuéntele que se trató de una noche espiritual porque antes de que oscureciera se puso una chapela, cerró los ojos y pidió un deseo. Y, si quiere darle el toque místico, diga que lo hizo tocando una piedra de la iglesia del pueblo. Mano de santo. Cómo no va a ser espiritual la noche que siga a una vivencia tan íntima e intensa, aunque acabe encamado con una Shakira del barrio o del club.

Y el deseo, claro. Ahí el periodista echa el resto de la espiritualidad. Rezuma trascendencia. Porque, dice, “La cámara no retrató si el central internacional colocó el papelito con el íntimo deseo entre las bíblicas piedras. Tampoco se sabe si pidió una nueva Liga y Champions”. Mucho cuento con la espiritualidad y al final no se le vio meter el papelito, mecachis. ¿Y el íntimo dilema que se imagina el reportero? Tú tienes en el hotel esa noche a la Shakira lobuna, te dicen que pidas un deseo y que va a ser que sí y te haces la espiritualidad un lío pensando si te apetece más una champions o una liga. De cajón. Claro, a lo mejor la espiritualidad nocturna fue porque el muy gañán le confesó a ella que había solicitado a Yahvé una copa del Rey y a la rubia ardiente se le descompuso el gesto y se marchó a recepción a recitar la lista de las tribus costeñas. Qué varón no ha pasado noches así, espirituales a la fuerza y acodándose de santos y ángeles por un tubo.

En fin. Quién me manda enredar con los diarios. Voy ahora mismo a darme un bañito espiritual en alguna piscina y a preguntarle a mi señora si le apetece que esta noche cantemos a dúo la de “El Señor hizo en mí maravillas”, y que luego la llamo gazpacho mío, que creo que eso no es discriminatorio para su género ni para mi especie.