(Publicado ayer, jueves, en El Mundo de León)
Dicen que después de marzo y de sus eventos electorales tendremos presupuestos a diestro y siniestro, estatales, autonómicos y, consiguientemente, caseros. Nos van a atizar con los presupuestos donde más duele. Los signos no pueden ser más desalentadores, ya que si algo favorable pudiéramos esperar, habríamos recibido ya la buena nueva presupuestaria, estaríamos al cabo de la calle y no preparándonos para hacer la calle, habría pasado el documento oficial por los boletines antes de que andaluces y asturianos pasen por las urnas.
Es como en la ruleta rusa, cuando todos en la rueda saben que alguna bala hay en el tambor y que a alguien le habrá de tocar. Es así, pero esta vez con el arma cargada a tope. Si acaso, librarán unos ricachones y los parientes de alguien. Cada uno, en abril, tendrá que mirar dónde lo hirió el recorte, de qué partes lo amputan y por qué lado supura tasas, impuestos y céntimos a mayor gloria de la patria. Los que acostumbren a rezar lo harán para que algún milagro aparte de ellos este cáliz vacío, y los más simples orarán para que la suerte peor le caiga al vecino o al cuñado. Mal de muchos, consuelo de tontos. A tales efectos, lo más inteligente para cualquier gobierno es ensañarse con los funcionarios, para recreo del pueblo llano que admite su ceguera con tal de que a otro le saquen un ojo. No trabajarán más los haraganes que aún tengan dónde, pero tomarán las de Villadiego y emigrarán los mejor formados y más valientes; no echarán a los enchufados de mil y una administraciones o empresas públicas y semipúblicas, pero se nos bajará a todos el sueldo; no se perseguirán en serio las trampas a la Seguridad Social ni se acabará con el absentismo de pega, pero se tocarán las pensiones y cada uno pagará por las consultas y las medicinas.
Y a fin de este mes, una huelga general. Que es como tener pulmonía y rascarse los pies para curarla. Cuando lo revolucionario de verdad sería que protestaran los parados poniéndose todos a trabajar a una. Huelga de desempleados que toman las herramientas y se montan ese día el tajo donde se tercie. Eso sí que sería notable, y no tanta broma rancia.
Encima, hasta el clima se pone cicatero, y no llueve. A perro flaco...
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