04 junio, 2009

Fútbol, política y hooligans

Como aficionado al fútbol, me llama la atención que en este país casi todo el mundo sea o del Real Madrid o del Barcelona. Hay un equipo en cada ciudad importante, y en primera división son veinte en total, algunos bien buenos y simpáticos, como el Valencia, el Dépor, el Sporting... Pero no, la mayoría divide sus simpatías nada más que entre aquellos dos clubes de más dinero y más poder. En algunas ciudades, como León, ni siquiera el equipo local le importa a casi nadie. A la gente lo que le gusta es pertenecer a un grupo que lleve las de ganar. Además, como lo que nos saca la pulsión animal y gregaria que llevamos dentro es la manada, nos encantan esas multitudes que siguen como rebaños a los equipos mejor avenidos con toda suerte de poderes y cenáculos. Lo que nos mueve no es qué equipo juegue mejor o tenga deportistas más entregados, pues con un criterio así tendríamos que cambiar de preferencias cada poco.
Con la política pasa igual. Aquí todo quisque es del PSOE o del PP con el mismo grado de reflexión con que se hace del Madrid o del Barça, y todos esos hooligans van a votar al partido de sus entrañas aunque se llene de lo que sea: de descarados, de sinvergüenzas, de chorizos, de ceporros o de inútiles totales. Son los míos, y punto. Si juegan bien y ganan, les doy mi apoyo porque son los mejores; y si no dan pie con bola, con más razón los respaldo, pues será señal de que alguna infame conspiración les está haciendo la vida imposible.
Con esta afición una ciudad como León difícilmente va a tener nunca a la Cultural en primera. Con una ciudadanía como la de este país jamás nos vamos a librar de un bipartidismo que se ensaña con nosotros porque sabe que somos fieles hasta la muerte y tercos hasta el suicidio. El ciudadano medio no quiere que le hablen de ideas, no es partidario de los principios y nunca asimiló del todo el juego democrático. A él lo que le gusta es que los del partido de sus simpatías machaquen a los rivales de toda la vida, por las buenas o por las malas.
Por eso algunos se desencantan y dejan de votar, y otros votamos a partidos minoritarios, honestos y entusiastas. Porque a los de siempre ya los hemos visto ganar y gobernarnos toda la puñetera vida.
(Publicado hoy, jueves, en El Mundo de León)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tenga suerte y los partidos pequeños honestos y entusiastas no le defrauden. Eso prometía Ciudadanos y mire en qué se han quedado: son tres y están reñidos. Que a UPyD no le pase lo mismo, aunque no soy optimista.

rogelio dijo...

Ni grandes, ni pequeños, ni medianos.

Hoy es posible una democracia directa radical, la tecnología lo permite por vez primera y el Concejo Abierto puede ensanchar sus fronteras, expandirse en todos los ámbitos.

Manifestamos cada día nuestra opinión en cosas que nos interesan y en las que no podemos intervenir, en cambio en cosas intrascendentes podemos participar directamente de múltiples maneras: SMS, llamadas al 902, etc, etc....

Bocha dijo...

En cuanto al fútbol y los hinchas, lo que tu describes con tanta precisión es lo que los ingleses llaman "glory hunters" y que tan mala reputación tiene entre los suportters.Llevo años leyendo información y artículos futbolísticos y es la primera vez que alguien(en España) menciona el asunto.No puedes imaginarte lo agradable que me ha resultado leer tu artículo tras años de incomprendida soledad. En política exactamente igual,las trincheras de las dos Españas ,el sentido crítico atrofiado y el gregarismo patológico de un pais en fase embrionaria de democracia .
Gracias por el aire fresco.