19 junio, 2009

Política energética

Están de enhorabuena los apicultores. Apicultor, cuidado, no es el que cultiva apio, como diría un pedagogo pichurrín con mando en el Ministerio y en varias agencias de modelos universitarios, sino el que cría abejas para aprovechar la miel y la cera. Digo que están de enhorabuena porque Zapatero acaba de declarar que España se quiere convertir en el primer productor mundial de velas de cera. “No necesitamos nucleares para autoabastecernos de energía lubrífica”, ha declarado al salir, acompañado de Bibiana Aido, de una exposición sobre “Reinas, reinonas y zánganos”, organizada por la Federación Andaluza de Criadores de Abeja Árabe. Cuando dijo “lubrífica” quería decir lumínica, pero es que todavía tenía algún pelo en la boca y se embarulló un poquito.
Después, en rueda de prensa conjunta, el Ministro Sebastián, don Miguel, explicó con más detalle el plan del Gobierno. Se van a subvencionar las colmenas con diez euros por abeja –diez euros y veinte céntimos en Cataluña y nueve con noventa en Andalucía, pero aquí con unos bonos descuento para llevar a la tintorería las camisas de faena-, a fin de conseguir en unos dos años una producción de cera que permita asegurar que cada hogar disponga a buen precio de al menos dos velas normales, un velón y un cirio para apuros de todo tipo. Según Rodríguez Zapatero, “la energía cereal es más limpia y más barata que la nuclear o la del carbón”. Esas declaraciones causaron un alza inmediata de los precios del trigo y la avena, pero el Director de la Academia de la Lengua, Don Víctor Gracia de la Cancha (que también estaba en esa reunión, como está en todas donde hay poder y canapés o posible necesidad de hacer de confesor de alguna reina o cortesana, ya que fue cura antes que monaguillo) hizo un escrito muy hermoso en el que primero aclaró que don José Luis se refería a la cera con el adjetivo “cereal”, y luego alabó la infinita riqueza y capacidad de innovación de nuestra lengua y comparó a Zapatero con el Conde Lucanor y con Espronceda. Todo desinteresadamente.
La Ministra de Economía, doña Elena Salgado, en declaraciones telefónicas desde su vivero, ha prometido que se estudiará una rebaja del IVA para las velas, así como una desgravación por cada abeja hembra que el apicultor protega “de la acechanza de los rapaces”. Varias asociaciones de padres de escuelas concertadas hicieron oír sus protestas y aseguraron que no sólo sus chicos no molestaban jamás a las abejas, sino que, muy al contrario, son ellas las que todo el día los pican y les impiden seguir con el deseado aprovechamiento las clases de manualidades y toqueteos. Tuvo un secretario de Estado y de la Ministra que salir al paso para cortar el equívoco y hacer ver que doña Elena se refería a las aves rapaces, tales como águilas, halcones, estorninos y picos carpinteros. Nuevo problema, pues la Asociación Ecologista Balear para la Defensa del Pico Carpintero Autóctono, AEBADEPICA, emitió un comunicado en el que, con lenguaje muy firme, se asegura que el pico carpintero balear ni es tan voraz como dice el Secretario de Estado ni pica a nadie y que, además, puesto que está en peligro de extinción, puede comerse todas las abejas que le dé la gana sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. De inmediato varias agrupaciones de apicultores mallorquines han formado partidas armadas para abatir sin más trámites el mayor número posible de picos carpinteros y Zapatero les ha prometido su apoyo, al igual que a los ecologistas.
Pero, volviendo a la esencia de la noticia, los diarios de medio mundo se hacen eco de la innovadora política energética del Presidente español. El Washington Post llega a sugerir que Obama debería imitarla y que casi seguro que algo la imitará, una vez que acabe de leer unos manuales de la ESO que le ha enviado la Junta de Andalucía y donde vienen unos esquemas muy bonitos sobre la España árabe y la otra, y sobre distintas herramientas para practicar la tolerancia, como cepos, material de estiramiento y palancas de retorsión.
Los sindicatos oficiales, UGT y CCOO, se muestran satisfechos, pues, como ha declarado Cándido Conde, perdón, Cándido Méndez, también pumpido, habrá muchas más abejas con el puesto de trabajo asegurado y a todos los españoles se les garantiza un cirio de aquella manera para que no se queden a dos velas.
Rajoy iba a oponerse a la medida, pero, por sugerencia de la Conferencia Episcopal y de Federico Trillo, guardará silencio. Hay todo un sector del PP sumamente interesado en que baje el precio de los cirios de misa y, además, se confía en que, si los hogares españoles se alumbran con velas, se follará menos y por vía más legal. Además, como ha dicho, el Nuncio de El Vaticano, cuanto mayor la oscuridad, menor el pecado. Así que al fin tenemos un poco de consenso para salir de la mano de esta crisis económica. De la mano y, en la otra mano, una vela.

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