02 diciembre, 2006

Poetas y sistemas

Me ha venido un escalofrío poético. Me he venido en un escalofrío poético. O inspiración. Al leer el periódico de ayer, que ya es raro. Miren qué parto. Se podría titular "Sufrimientos de poeta" esta pieza que perpetro:
Hegeliano tormento del poeta
que en dialéctica síntesis se sabe
opositor ferviente del tirano
que le da de comer y pone piso
junto a la catedral, poder perverso.
Que tu musa izquierda no se entere
de que tiendes también la otra mano,
ambidiestro, sol y sombra,
corrosivo desgarro que tú sufres,
ya se nota,
como mandan los cánones,
como dictan los tiempos,
como dicen los medios que lo ocultan.
A ver. El País de ayer. Concesión del premio Príncipe de Asturias a Antonio Gamoneda. Estupendo, es buen poeta -como Brines, como Caballero Bonald..., entre los vivos- y, además, hay que darle su lugar a la poesía en los ritos mundanos. Nada, pues, que objetar, modestamente. Escritor de provincias, Gamoneda, como Jiménez Lozano, castellano de dichos y de hechuras, que también recibió el Cervantes allá por el 2002.
Me deleito con la lectura de las hagiografías pertinentes. Julio Llamazares nos recuerda al poeta paseando al lado de la catedral, allí mismo donde vive, en "vetusto edificio solariego". Ángel L. Prieto de Paula nos cuenta que "hasta 1975 Antonio Gamoneda había organizado su existencia a la contra: contra la opresión, contra la mendacidad, contra la miseria diaria. Muerto Franco, desaparecían bajo sus pies los motivos en los que había sustentado su vida". Vida dura, vida tensa, pues una información firmada por Javier Rodríguez Marcos nos hace saber que en 1969 "se hizo cargo del área cultural de la Diputación de León". No sé en qué parte explican que esa casa solariega y hermosa, con vistas a la catedral, era también de la Diputación en aquellos tiempos. La Diputación que, muerto el dictador, le publica, en 1977, Descripción de la mentira. Siempre fueron buenos sus títulos. Cuando aquella crisis vital del final del franquismo, pues ya no sabe el vate cómo orientar su vida sin tanta lucha, "asumió la gerencia de la Fundación Sierra Pambley" (ibid.), a la que pertenece hoy ese edificio en que vive, digno verdaderamente de poeta.
De que la poesía de Gamoneda merece el Cervantes, y también el Reina Sofía que recibió estos días, no me cabe duda alguna. Pero también el poeta, el buen poeta, está desnudo. A qué vestirlo de dialécticos trapos, con qué fin ponerle, a él también, los correajes de los abuelos aquellos que ahora resucitan.
Tengo un amigo que el otro día me contaba, muy serio, que él en su primera juventud había sido rockero y batería de un grupo alternativo. Qué jodío. Yo lo conozco desde que era un puro crío. Excelente estudiante y para de contar. Ahora creo que sueña con los Grammy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde mi humilde opinión a este poeta Gamoneda le han dado el Cervantes por pelota y por ser amigo de ZP.
Su poesía no me vale, carece de objeto, un par de versos se pueden salvar de una oscurísima trama mental, no he tenido cjones a acabar un solo poema suyo, sin que al sexto verso como mucho haya tenido que volverme a posicionar en la silla.
Como vive en el barrio le llevo viendo toda la puta vida y en dos ocasiones le he dicho : Antuán,llevas la cara como si acabaras de haber leído tu obra completa.
La Universidad no se si se acabará muriendo de la corriente enchufantil y estupida que fluye por sus pasillos rectorales, por lo que estoy leyendo, a no ser que pongamos remedio; pero si en algún sitio hay premios para amigos es en la literatura actual.
¿Quieren leer a una novísima, licenciada en Derecho promoción 2000-2005 y para mí la/el mejor poeta actual? SARA OTERO DEL AMO. Para ella debería haber sido el Cervantes y no para ese amigo del poder.

Anónimo dijo...

¿Gamoneda no es un peguiodista catalán?

Juan Antonio García Amado dijo...

No, el periodistas catalán es Moneda a secas.