19 septiembre, 2007

Monopoly

Esto de jugar a las casitas es de lo más divertido. Zapatero siempre pone una chica para llevar las cosas de las casas. Esta de ahora ya ha habitado varias viviendas, por lo que sabe bien lo que cuesta todo y cómo está el servicio.

Se desconoce cómo saldrá esta operación de subvencionar los alquileres de los jóvenes. Entre otras cosas, porque los jóvenes pasan de todo y no piensan irse de casa ni aunque les pongan un palacio con mayordomo para ellos solos. La única manera sacarlos del hogar de los papis no es incentivando el alquiler, sino penalizando el polvo casero o cobrando a tanto el plato. Total, a ver para qué vale que tu hijo se pire a vivir a un loft ahí al lado si todos los días viene a tomarse los garbanzos a las dos o a asaltar la nevera con mañas de El Solitario. Ponle unos seis euritos por menú e igual se anima a hacerse unos bocatas de mortadela por su cuenta.

¿Y los polvos en casa de los viejos? De ahí vienen los mayores males. No nos engañemos, cuando los de antes se iban pronto del hogar paterno y materno no era por afán de independencia ni porque anduvieran pergeñando un proyecto vital la mar de personal y autónomo. Pamplinas. Era porque en casa los mayores no dejaban follar y así no hay quien viva, derrengado de ascensor y Simca 1000. Pero eso ha cambiado y hasta las abuelas de misa diaria alcahuetan ahora a nietos y nietas para que se den al trasiego carnal mismamente en el sofá de la salita de estar. Más de una vez se habrá visto a los comprensivos padres diciéndose baja la tele y habla suavecito, que está el niño trajinándose a su nueva amiga en el hall y se desconcentra con esas voces, pobrecito mío, mi chiquirritín.

Hace ya a algunos años oí, sobrecogido, a un colega que contaba que su hija lleva con toda naturalidad a casa a su novio a dormir, cosa que mi colega veía bien –y yo también-, pero que resultaba molesta la manía del chaval de pasearse en calzoncillos por toda la vivienda y pedorrearse en el sillón favorito del paterfamilias. A este paso, más de un yerno se tirará a su suegra cualquier día por ecuménica solidaridad y para incentivar la amorosa convivencia de todos bajo el mismo techo y en el mismo lecho.

Así que lo de la independencia de los jóvenes lo podríamos arreglar de un plumazo, simplemente obligándolos por las malas a irse de casa y buscarse la vida. Y si se empeñan en quedarse, que paguen. A tanto el plato de paella y a tanto la cama cuando es para dos. Pero es de temer que Zapatero tomara cartas en el asunto y decidiera financiarles a esos chicos tan majetes la habitación por horas o el motel, con el argumento de que los jóvenes tienen derecho a una vida sexual digna y a los viejos que los jodan. Ah, y el gasto en condones, apósitos y cremas desgravará para los de menos de treinta, seguro.

Bueno, ahora un poco en serio. Si uno ve el editorial de hoy de El País o la información que viene sobre el tema de las ayudas para alquiler (titular: "El plan estrella del Gobierno sobre el alquiler calca una medida en vigor desde 2004"), se queda de piedra, pues es este periódico, hasta hace poco gubernamental, el que pega un palo bárbaro tanto a la medida como a su supuesta originalidad. Pues resulta que las tales ayudas ya estaban en vigor desde los tiempos de la Trujillo y que el Zapa y la Chacón nos las venden como nuevas y a estrenar. Qué pillines. Y es El País, repito, el que levanta la liebre y los pone de vuelta y media. Mediapro, claro. Ay, el vil metal.

No sé un pimiento de economía, lo que me pone en situación idéntica a la de los profesores y profesionales de la cosa. Así que tengo el mismo derecho y la misma legitimación que cualquiera para decir lo que se me ocurra, aunque sea a humo de pajas. Y a mí me huele a chamusquina y me da la impresión de que esta medida del gobierno les vendrá como anillo (de oro) al dedo a los especuladores que han comprado unos pisitos esta temporada y que se han quedado sin poder revender algunos de ellos porque la burbuja hizo plof anteayer. ¿Será casualidad que el Gobierno ponga las pelas para el alquiler justamente ahora que unos cuantos iban a tener que meterse sus pisos vacíos por salva sea la parte? Primero se animó a todo zurrigurri a comprarse casa propia y aquí anda hipotecado hasta el aquello de la Bernarda. Como ya no queda ni un alma que pudiendo malamente comprarse un piso no se lo haya comprado a precio de lingote, toca ahora menear el mercado de los que no tienen más que para el alquiler y gracias. Se les cuenta lo bueno que es liberarse de la familia (no cuela, me temo), lo bonito que es llegar a casa por la noche y encontrarte la cena sin hacer, y se les da un dinerote para que alquilen apartamentito. Y díganme, queridos lectores amigos, ¿a quién se lo van a alquilar los que se animen? Pues a algún especulador de esos que estaban a punto de comerse con patatas sus pisos de más o de ponerlos en el mercado a precio de saldo. Vendrán genial esos alquileres para que los propietarios sigan pagando sus hipotecas y para evitar que tengan que vender sus pisos a la baja. Cosa que iba a ocurrir y que el Gobierno se ha apresurado a evitar echándole incentivos al alquiler con la pasta de todos.

Me encantan las medidas sociales de estos sociolistos de pega.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En lo del acceso a la vivienda de los jóvenes hay varias cuestiones que convendría aclarar:
- los jóvenes de 18 a 30 no acceden a la vivienda ni en España ni en ningún otro país de Europa. Son demasiado caras, incluso donde no lo son tanto. Es absurdo incentivar que uno de 20 se compre un piso: no está en edad.
- El problema no son los jóvenes, sino los que ya no lo son y seguimos empeñados en llamar así: los de más de 30. Los que trabajan, tienen una nómina, y no pueden comprarse un piso. Eso pasa en España, y pasa mucho menos en otros países de nuestro entorno. Esos son los que se han visto perjudicados con las medidas de este gobierno, que hizo de los mindundis especuladores en potencia y en acto.
- Los 250 euros de ayuda para el alquiler YA EXISTEN EN MUCHAS CCAA; y no sirven porque con ese dinero no se puede pagar el alquiler, y el resto lo tienen que poner los padres; y porque el elenco de condiciones, pliegos y papeles que hay que cumplir es tal, que dificilmente se cumplen todas.
- El problema de los jóvenes es el trabajo.
- El problema de los no tan jóvenes sigue siendo el trabajo, y se le suma la vivienda.
Si uno quiere irse de casa de sus padres con los menores gastos posibles, comparte piso en alquiler -que es lo que se hizo siempre-.
Si uno trabaja, se va de alquiler -que es lo que se hizo siempre-.
Y si uno que trabaja no puede pagarse el alquiler, ahí ya tenemos un problema.
Igual que si uno que trabaja no puede comprarse un piso.
Para los jóvenes hay que hacer residencias de estudiantes, o residencias para jóvenes, con dinero público. Y gestión pública. Baratas y muchas. Y que los mindundis de colección de pisos dejen de ver cómo se los vamos pagando entre todos.

Anónimo dijo...

Interesante intervención del juez de menores de Granada, espero que les guste.


http://mediateca.educa.madrid.org/reproducirFS.php?id_video=mianzc4s1quh4cv3