12 enero, 2009

Agua va

La repanocha. Anteayer leí y releí la noticia varias veces. Aún pienso que puede ser pura intoxicación del ABC, que ya se sabe que es un periódico de la derecha y al servicio descarado de la reacción. Decía el titular: “El Gobierno quiere que el agua para Valencia y Murcia llegue de Extremadura”. Y en el cuerpo de la noticia (?) nos cuentan que lo del trasvase Tajo-Segura hay que ir suprimiéndolo, pues el Estatuto de Castilla-La Mancha así lo dispone, y ya se sabe que hay normas del bloque constitucional que son más constitucionales que la Constitución misma, igual que hay ladrillos tan enladrillados que son más casa que la casa misma que con ellos se construye. Es como si una uña mía se rebela contra mi cuerpo entero alegando que a ver cómo me rasco sin ella. Lógico.
Como da la casualidad de que el flamante Estatuto de Aragón también dice que de llevarse al Sur el agua del Ebro nanay del pirulí, y, puesto que si se resecan los naranjos un poco más el PP va a seguir ganando en Valencia y Murcia aunque haya votado en los otros lados a favor de los Estatutos aragonés y castellano-manchego (es fabuloso el sentido del país que tienen los patriotas peperos, ubicuos y plurales, unos y trinos y trinando en cada parte a gusto del votante), pues el Gobierno gobernante se ha puesto a toda prisa a resolver el crucigrama hidrológico a base de buscar alguna Comunidad Autónoma despistada que no haya puesto candado a sus aguas mayores y menores.
Les tocó a los extremeños, que no sospechaban que este Gobierno suelta imaginación por un tubo. Están tontos. Por cierto, ya pueden espabilarse mis paisanos asturianos y añadirle a su Estatuto un articulito que diga que el agua del Nalón es nuestra por designio divino y constitucional, pues el día menos pensado nos dejan sin esa corriente fluvial y se la llevan a Chiclana, igual que Franco nos dejaba en tiempos sin aquellos salmones sumisos y patrióticos. Bastaría aprovechar los túneles del AVE y meter por ahí unas tuberías de nada. Con un poco de suerte, aprovechamos para exportarles sidra por la misma cañería.
Somos un país de cachondos. Va el Tajo a su aire kilómetros y kilómetros y la gente recorre sus orillas caldero en ristre, pero se encuentra letreros que dicen que esas aguas son del señor márqués y que no las toque naide ni para bautizarse. Y trescientos kilómetros más allá al marqués del lugar se le olvidó colocar el cartelito y, ¡zas!, de ahí se lo llevan. Oye, económico no será, pero racional tampoco.
Verás la cara que se les queda a los portugueses cuando tengan que usar el cauce del Tajo para jugar al fútbol o plantar frutales de secano. No sé por qué no colocan en su propia Constitución un precepto que diga que el Tajo es suyo en la parte que les toca, pero rellenito. Al fin y al cabo, ¿por qué van a ser menos que los maños o los de Toledo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajaja La república independiente de "mi rio yo de la gente". jajajajajaja

Un cordial saludo.