Hay mañanas que son
de palabras remisas,
reticentes, esquivas,
adormecidas.
¿Decir? Callar.
Asoman unas piernas
entre las sábanas,
llega olor a café
por los balcones,
motores
en las calles.
Los periódicos cansan,
letanías.
Escribir sería alivio,
un poema cualquiera,
una declaración de amor,
no sé,
la lista de la compra,
mismamente.
Mas el verbo dormita,
la luz no lo seduce.
Cuelga una mano cerca
de la alfonbra.
La mañana se estira,
somnolienta
y no sé
si esto es dicha
o si me pesa
el silencio.
O porque es sábado.
5 comentarios:
:) estas hecho un poeta. está chuli
Igual nos pasamos de copas el viernes. Puede ser?
Puede ser.
Puede ser.
Pues que me gusta, porqué no decirlo. Y el que no sepa de estas mañanas sabatinas, peor para él.
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