Es estupendo que algún que otro profesor llame a las cosas por su nombre y afirme verdades absolutamente innegables, en lugar de dedicarse a lo que hacen tantos de esos supuestos intelectuales que repiten tópicos bonitos del ecumenismo progre y masturban lo políticamente correcto sin saber dónde tienene la mano derecha (ni, correlativamente, la izquierda. Y ahí nos duele).
A lo que íbamos, que bien por Roberto Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional en Galicia. Este texto debería ser lectura obligatoria.
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